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¿Qué hubiera pasado si BlackBerry se hubiera llamado MegaMail? - 1
Redacción EC

Elegir el nombre de la empresa es, quizás, la primera gran decisión a la que se enfrenta su fundador. Pero, ¿es tan importante elegir uno bueno?

Cuando Mikael Cho le dijo a sus amigos que se había mudado a Montreal, Canadá, para crear una empresa, todos le preguntaban, inevitablemente, qué nombre le había puesto. A lo cual, él respondía: "Ooomf".

Sus amigos le decían entonces que les gustaba el nombre, pero pocos a ninguno acertaban con la ortografía. Mikael se dio cuenta rápido de que necesitaba inventarse otro.

Las start-ups son como recién nacidos y, como sucede con los niños, un mal nombre puede dejar cicatrices para toda la vida. Imaginen si Google se hubiera llamado BackRub, como le pusieron en su primera encarnación.

"Algunas palabras tienen características que promueven la imaginación y generan interés", dice David Placek, creador de Lexicon, una consultora para denominación de marcas, en 1982. "No subestimes el poder de un nombre para conseguir cosas por sí solo", añade.

EL NACIMIENTO DE BLACKBERRY

, con sede cerca de San Francisco (California), ha ayudado a nombrar a bastantes marcas muy conocidas por los consumidores, como Pentium para Intel, Powerbook para Apple y Dasani para Coca-Cola.

En 1998, una pequeña empresa canadiense acudió a Lexicon en busca de un nombre para su teléfono móvil con capacidad para enviar emails.

La empresa dudaba entre nombres como MegaMail y ProMail. Pero Placek y su equipo tenían otras ideas.

Después de pasar un rato asociando palabras, alguien dijo "strawberry" (fresa, en inglés), para sugerir diversión y frescura. Luego alguien sugirió "blackberry" (en inglés, zarzamora).

Los ejecutivos de la empresa Research in Motion (RIM) eligieron este último y aceptaron la sugerencia de añadir dos letras mayúsculas, con lo que el aparato pasó a llamarse .

RIM, que acabó adoptando el nombre de también para la empresa, ha vendido más de 33 millones de unidades del aparato, aunque en los últimos años se ha visto superada por el iPhone de Apple y los teléfonos que utilizan el sistema operativo Android.

Explosión de marcas

Según Placek, nombrar un producto o empresa se ha convertido en algo "muy difícil" hoy en día.

Cuando se lanzó , hace 32 años, la empresa tenía cinco empleados y un puñado de colaboradores que aportaron ideas y propusieron nombres.

En ese momento, existían unas 15.000 marcas y patentes asociadas a empresas tecnológicas estadounidenses. En la actualidad, solo Lexicon tiene 700.000. La plantilla de la empresa se ha multiplicado por más de 20.

Gracias a la globalización de la economía, la empresa utiliza ahora a lingüistas en todo el mundo para asegurarse de que los nombres elegidos para los productos no le ponen en aprietos en algún país extranjero.

invirtió US$500.000 en investigar cómo funciona cada letra del alfabeto en un nombre de marca. Según Placek, la "Z" es una de las que mejor resuenan en los consumidores.

EL EQUIPO

El negocio de Cho es un mercado online, en el que diseñadores y desarrolladores de páginas web y aplicaciones pueden vender ideas.

Cuando creó la empresa en febrero del 2012, eligió el nombre de Ooomf porque quería algo poco convencional.

"Entonces pensamos que Ooomf era pegajoso y fácil de recordar", dice. "Y sí, era fácil de recordar, pero imposible de deletrear".

Así que a principios de este año, Cho cambió el nombre de la empresa a Crew, que en inglés significa equipo, pandilla.

"Esto es lo que hace nuestra empresa: conectar a las personas para hacer grandes cosas. Es corto y fácil de deletrear. Y representa lo que nosotros defendemos".

Lloyd Armbrust, que vive en Austin, Texas, es otro jefe que acabó cambiando el nombre de su empresa.

Fundó el negocio en 2010 para ayudar a los periódicos a convertir la publicidad del papel a las páginas web, sin necesidad de recurrir a desarrolladores o agentes comerciales.

¿Pensó durante mucho tiempo sobre lo que ese nombre significaba para él mismo o para sus clientes? No demasiado.

"Nos pusimos ese nombre porque el dominio SeeingInteractive.com estaba disponible", explica. Lo cual demostró ser un error.

Armbrust dice que pensó que el nombre no era importante porque su empresa no vendía directamente a los consumidores. "Pero resultó que sí importaba", reflexiona.

"Era difícil de pronunciar, muy largo, y a la gente le costaba entender a qué nos dedicamos". Así que él y su equipo preguntaron a familiares y amigos por otros posibles nombres.

Al final, Armsbrust decidió que la palabra "local" debía aparecer en el nombre, y que éste debía "sonar como una marca".

Tras comprobar si los nombres propuestos ya existían como marcas, patentes o nombres de dominios, él y sus colegas le cambiaron el nombre al negocio en 2011 y le pusieron .

Armsbrust explica que el nuevo nombre ha supuesto una gran diferencia.

"Sinceramente, creo que lo es todo", dice. "Los clientes y los potenciales clientes ahora nos ven como un líder en la industria".

"Sin ese nombre y esa marca, creo que sería mucho más difícil para la gente apoyarnos".

Placek, de Lexicon, tiene algunos consejos para encontrar el nombre perfecto para una empresa o producto. Sugiere que empecemos por ver qué nombres tienen nuestros competidores. "Escríbelos todos en una pared y comprométete a no copiarlos", dice.

Placek dice que la empresa tiene que saber primero qué historia quiere explicar y por qué. Y solo luego empezar a generar nombres.

Entre los nombres ideados por Lexicon, los favoritos de Placek son FlyWheel, una aplicación para pedir taxis con el móvil, y Zola Books, la empresa que vende e-books y utiliza la popular letra "Z".

Placek es un gran fan del nombre de la aplicación de mensajes telefónicos WhatsApp y también de los nombres que suele elegir , lo cual no es muy sorprendente.

"Fíjate en el . Agarraron una palabra asociada con lo doméstico y le pusieron solo una letra al principio, lo cual fue determinante".

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