Los influencers se han convertido en una parte fundamental de las redes sociales actuales. Sin importar dónde estemos en Internet, siempre encontraremos a una persona con cientos, miles o millones de seguidores. Pero, ¿cualquiera puede convertirse en un influencer?
Con el paso de los años, en Internet han aparecido más redes sociales y plataformas de entretenimiento. YouTube fue probablemente la más destacada, pues de ahí nació el fenómeno de los YouTubers. A partir de hacer presencia en más y más lugares del mundo virtual, como Instagram, Twitter, Twitch, Facebook, TikTok, entre otros, se crea la etiqueta ‘influencer’. Es decir, la figura que “influye” sobre sus seguidores.
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¿Los influencers nacen o se hacen en las redes sociales?
La actriz, conductora de televisión, streamer e influencer peruana de tecnología y videojuegos Antonella Aservi afirma que no pensaba convertirse en una figura pública cuando se inició en redes sociales. “Cuando me di cuenta ya estaba en el barco y dije: ‘Ok, pues vamos’. Trabajaba como modelo en las cosas de tecnología, de ensamblaje de computadoras, afinamiento de autos, que son cosas que aprendí por mi papá. Eran cosas que hacía muy para mí. Me parecían divertidas. Dije ‘vamos a hacer un canal de YouTube’ y un amigo YouTuber me dijo que lo intentara si me gustaba”, señala en entrevista con El Comercio.
Aservi tenía en mente otra vida en aquel momento: la actuación. “Yo lo que quería era actuar. Soy actriz. Me esforcé mucho con tratar de ir a comerciales, castings, tratar de entrar a novelas. Y solamente conseguía secundarios porque siempre van a eligir a los que son de un cierto grupito. Cuando tiro la toalla, me dedico a hacer contenido en mi canal de YouTube para divertirme un rato. Sin querer, eso empezó a reventar. Cuando me di cuenta, estaba haciendo algo que me gustaba mucho”, agrega.
Por su parte, para Phillip Chu Joy, productor y conductor de televisión, streamer e influencer peruano de tecnología y videojuegos, la vida en redes sociales no fue algo planeado. “No quise serlo, resulté siendo influencer al hacer mi trabajo”, afirma en entrevista con este Diario. “Sigo haciendo mi trabajo, lo vengo haciendo por años, y resultó que en la categoría que caía yo era ‘influencer’. Estaba haciendo mi trabajo antes de que existiera esta onda de influencers”, añade.
¿Cualquier persona puede ser un influencer?
Chu Joy indica que cualquier persona puede convertirse en un influencer, pero que se necesitan características de carácter y conocimiento. “Con tal que te guste lo que hagas, que domines tu tema, que aportes algo de valor y que te dediques a hacerlo. Estamos hablado de constantemente crear contenido y saber adaptarte. No por el hecho de quieres ser famoso, sino por que realmente quieres aportar y dar algo de valor”, indica el streamer.
El también conductor de TV asegura que, pese a la creencia popular, el contenido es más importante que un rostro. “No solo es tener cara bonita. A veces, sí, pero la cara bonita está acompañada de contenido adicional. Tienes que tener ese balance. Puedes tener una bonita apariencia, pero poca sustancia y la gente se aburre. Es trabajo. Son horas que debes dedicarle”, asegura.
Aservi, por su parte, también afirma que cualquier persona puede convertirse en un influencer, pero no lo harán de la noche a la mañana. “Cuando tú empiezas, nadie te da las cosas. Tienes que tratar de generar el contenido. Tienes que tratar de buscar tú y pedir a alguien que confíe en ti, como producto, como creador de contenido para empezar en algún lado. Nadie te va a dar las cosas simplemente porque digas que eres creador. Tienes que ganarte el respeto de las marcas para que te empiecen a considerar”, asevera.
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Chu Joy señala que quienes quieren realizar este trabajo, deben acostumbrarse a recibir las críticas. “Tienes que mentalizarte porque cada crítica que te hacen no te puede deprimir. Es algo que te vas acostumbrando. Sobre todo al inicio. Creo que entiendes que hay gente de todo el mundo, y también hay gente que está pasando un mal día y justo en ese mal día te dejó un mal comentario. Pero que realmente no es exactamente lo que te dirían en persona”, dice.
Asimismo, la mayoría de personas que son influencers llevan años trabajando en redes sociales y plataformas de Internet. “Si quieren intentarlo, que lo hagan en serio. Deben estar dispuestos a que les digan ‘no’ 300 veces. Cuando su calidad, su contenido refleje por ellos, recién van a llegar los ‘sí', los ‘me encantaría trabajar contigo’”, agrega Aservi.
Es decir, pese a que puede iniciar como un hobby, podría también ser la carrera que no se pensaba seguir. “A veces, tu idea de lo que haces no te va a llevar por el camino que quieres. Yo me moría por ser actriz de novelas y terminé haciendo contenido de hardware, que también me encanta y me hace feliz. Pero, ¿ves a dónde me llevó el mundo?”, asevera.
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¿Cómo puede afectar la presión de las redes sociales a los influencers?
De acuedo con Karina Otoya, docente de la carrera de Psicología de la UPC, este tipo trabajo puede tener un desgaste mental importante. “Al ser influencer, necesitas de algún modo la aprobación de las demás personas, de caerles bien, gustarles, de conseguir hasta aceptación. Entonces, eso puede elevar los niveles de ansiedad que uno ya tiene. No es solamente quedar bien, caerle bien a un grupo de amigos, sino que ya es un medio de trabajo”, indica en entrevista con El Comercio.
Esta presión se vuelve un problema a enfrentar cada día. “Cumplir las expectativas de los otros se convierte en lo más importante. Si no se cumplen las expectativas de los demás, pues dejas de ser útil para quienes estás tratando de ‘conquistar’, por decirlo de algún modo. Te juegas el perder el trabajo si es que tu nivel de aprobación no va en aumento”, agrega la experta.
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En estos casos, los influencers no defraudarían a sus jefes, sino a miles y miles de personas. “Es como tener la presión en el trabajo cuando uno siente que no cumple con las expectativas que tu superior de equipo espera de ti. Entonces, esto lo trasladamos al caso de los influencers. Si ven que no cumplen con las expectativas hacia su público, tendrán niveles altos de ansiedad”, asevera Otoya.
Sin embargo, la presión no solo recae en cómo se ven ante su público sino también en el contenido que realizan. Ser influencer no es solo crear una publicación cada cierto tiempo en una red social, sino también generar ese contenido detrás de cámara. Es decir, se convierte en un trabajo de 24 horas al día, los 7 días de la semana.
“Aparte de mis redes, tengo otros trabajos. En mis ratos libres, disfruto de videojuegos pero tengo que hacerlo para mi trabajo. En otros, veo series y de esas series, luego hago notas respecto a estas. Entonces, incluso en mis ratos libres hago cosas que igual tienen que ver con mi trabajo”, dice Chu Joy.
Con la velocidad de la información en Internet, se vuelve difícil generar contenido en todo momento. “Mantener la tendencia siempre activa es la parte difícil del trabajo, encontrar contenido nuevo todo el tiempo. Lamentablemente no puedes hacerlo todo y eso se nota. A veces te saturas, te vas atrasando y luego el contenido por el que te saturaste y atrasaste, ya no está vigente”, afirma Aservi. “La idea de voy a avanzar este contenido por una semana ya no existe. Si no lo subes tú, alguien más lo va a subir. Entonces, estás contra el tiempo”, agrega.
Es decir, además la necesidad de tener una buena imagen ante el público, también está la idea constante de generar contenido. “No te permite disfrutar de otros espacios, de otras personas, de otros momentos. No te permite disfrutar plenamente. Es un trabajo de 24 horas, todos los días, siempre pensando. Tu imagen se vuelve tan pública... ¿Hasta qué punto se puede diferenciar lo tuyo, lo privado, de tu rol como influencer?”, señala la psicóloga.
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Influencers, redes sociales y el acoso
Chu Joy asegura que las críticas siempre estarán para los personajes que se vuelven públicos. “Siempre que hagas algo, si no recibes críticas significa que no estás llegando a más público”, indica. Sin embargo, las críticas muchas veces llegan acompañadas de palabras no deseadas. “Tienes a tantas personas que, estadísticamente, siempre te van a tocar personas que difieren de tus creencias. Es un ‘lujo’ ser hombre porque si fuera mujer, creo que estaría recibiendo mucho más acoso y mensajes no apropiados. Hay un porcentaje reducido, pero tampoco ha sido nada grave. Cuando creces [en redes sociales] es inevitable”, asegura.
Ser mujer ya significa, lamentablemente, soportar mensajes de acoso en las calles y en las mismas redes sociales. Pero, esto se multiplica cuando se es influencer. “Pasa y pasa muchísimo. Hay una persona que he ‘baneado’ ya no sé cuántas veces, pero creo que va por la cuenta cuarenta o algo así. Siempre manda las mismas fotos: de su colcha tigre, con su fondo desordenado y su ‘pipí' al costado”, dice Aservi. “La gente que envía estas cosas, luego de que les mando un mensaje, no vuelven a mandarte nada de ese contenido. Pero esta persona ya me mandó creo que todas las fotos con todos los rincones de su cuarto”, agrega.
La influencer también indica que algunos sujetos le escriben todos los días e intentan cosificarla. “Hay personas que me escriben como si fuese un diario de notas. Cuando se dan cuenta que los han leído, automáticamente están pidiendo disculpas. Entonces, yo siempre les digo que no tienen por qué escribir de esa manera con respecto a mi cuerpo. Porque sinceramente no va a cambiar mi forma de interactuar contigo y mucho menos va a invitarme a acercarme de esa manera”, dice Aservi.
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“Ninguna mujer se acostumbra. Ninguna mujer, en ningún momento de su vida va a estar acostumbrada a ese tipo de tratos. Porque eso significaría aceptar”, añade la influencer. “He salido a pasear a mis perros en pijama, con pantalón alto y una polera de mi esposo. Simplemente por salir a pasear a mis perros ya me han dicho un par de cosas incómodas. No estoy con una minifalda o ropa ceñida. Estoy en pijama, con ropa de casa”, afirma.
Este tipo de comportamiento contra una figura pública puede convertirse hasta en una obsesión. “Es una avalancha de comentarios. Puede haber ciberbullying. Con las mujeres puede haber acoso, intromisión en la vida privada. Cuando alguien sigue a un influencer puede hasta obsesionarse y buscar más cercanía, ver que está haciendo”, afirma Otoya. “No solamente puede soltar comentarios de odio hacia la influencer por algo que dijo o que no le gustó. Sino, también hacia la familia, hacia el entorno, hacia la pareja”, añade.
Según un estudio de Plan International, casi el 60% de acoso en redes sociales va destinado a mujeres jóvenes y adolescentes. “[El acoso] es algo que solo se puede cambiar con las nuevas generaciones, porque lamentablemente los adultos tienen muy metida la idea de que nada malo les va a pasar. O sobreponen sus necesidades de expresarse con respecto a las emociones de los demás. Y eso es triste”, señala Aservi.
Otoya afirma que el anonimato y la distancia que hay entre las pantallas puede ser aprovechado por algunos para subir de tono la comunicación. “De algún modo, requiere que el influencer tenga cierta ‘camisa antibalas’, tener una fortaleza mental para resistir cuando no le gusta algo que hace su público. Las redes sociales, la pantalla, el no ver a la persona, el no estar cara a cara, hace que los filtros casi se acaben en algunos”, dice la psicóloga.
“Es un fenómeno que pasa más con las mujeres. Los estándares de belleza son más duros, por decirlo de algún modo, con las mujeres. ¿Cómo se puede proteger una influencer de todos estos comentarios? Creo que está muy asociado a la confianza y la seguridad que tenga”, agrega la experta.
Este tipo de mensajes pueden terminar afectando en la salud física y mental de las personas. “Por ahí a alguien le puede resbalar, pero puede ser también que haya otro tipo de personas más sensibles o que están en un momento difícil de su vida. Entonces, recibir esa avalancha de comentarios sí puede afectar la autoestima, la estabilidad emocional, o quitar el sueño”, concluye Otoya.