¿Suena inverosímil pensar en un Mundial ganado por marcianos? No si nos guiamos por una reciente alusión a "competiciones interplanetarias". Algunos quizás pensaron que las referencias del presidente de la FIFA al fútbol espacial iban destinadas a distraer la atención de las discusiones sobre la decisión de adjudicar el Mundial del 2022 a Qatar.
Otros quizás se dieron cuenta de que si el torneo finalmente se jugara en Marte, haría solo un poco más de calor que en Qatar.
Pero Sepp Blatter sí puso sobre el tapete una pregunta importante: ¿cómo evolucionará el fútbol, y el deporte en general, en un mundo en constante cambio y centrado en la tecnología? ¿Y cómo será la Copa del Mundo en el 2050? No hay ninguna duda de que los humanos son cada vez mejores en el deporte.
Si el vencedor en el maratón olímpico del 2012 hubiese competido en el de 1904, hubiera ganado por casi una hora y media de diferencia.
Y si Jesse Owens -ganador de la medalla de oro en 1936-, hubiese competido contra Usain Bolt en los 100 metros en los juegos olímpicos de Londres en el 2012, le hubieran faltado por completar todavía 14 metros al cruzar Bolt la línea de meta.
Estos días, el deporte es una ciencia, y la tecnología juega un papel crucial: desde las zapatillas producidas con impresoras 3D hasta el diseño de equipamiento, pasando por las herramientas de análisis de datos que monitorean cada movimiento de los atletas.
Si se observa desde cerca a los British Lions -un combinado de selecciones de rugby del Reino Unido- es posible notar una pequeña caja por debajo de sus camisetas.
El sistema está conectado a una red de datos y utiliza un GPS que se coloca en la espalda de los jugadores y recoge una serie de información, incluidas la velocidad y la distancia que han recorrido, su ritmo cardíaco y su temperatura corporal.
Los equipos de rugby utilizan esta tecnología desde el 2009, pero en los campos de fútbol sigue estando prohibida.
A pesar de ello, Guy Lidbetter, directivo tecnológico del proveedor de tecnología olímpica Atos, cree que el fútbol se basará también en los datos.
"Se darán cuenta inevitablemente de su potencial y llegaremos a un punto en que habrá monitores en las camisetas y en las botas que enviarán todo tipo de datos a los entrenadores", dice.
Chris Kluwe, ex jugador de la NFL de fútbol americano que escribe en abundancia sobre el futuro del deporte, cree que tanto los jugadores como los entrenadores acabarán usando el análisis de datos.
"La realidad aumentada es una forma de recoger todos esos datos y mejorar tu forma de jugar en tiempo real", dijo en un discurso reciente.
El ex jugador imaginó un sistema de cámaras en cada esquina de un estadio de fútbol que proporcionen una vista de pájaro sobre la cancha, acompañado de sensores y acelerómetros sobre los cascos de los jugadores.
"Agarras toda esa información y la transmites a tus jugadores. Los buenos equipos lo harán de forma que sea útil; los malos se verán saturados de información", señaló.
"Ahora, tu departamento de tecnología es igual de importante que el de fichajes, y la búsqueda de datos ya no es solo para ratones de biblioteca".
La tecnología también puede utilizarse para darle a los seguidores una experiencia más personal y cercana, dice Kluwe.
"Podemos poner las gafas de Google debajo de un casco y obtener una sensación de cómo es correr por un campo a más de 100 kilómetros por hora, con la sangre palpitando en tus orejas". "Puedes hacerte una idea de lo que es ver a un hombre de 110 kilos corriendo hacia ti".
El exoesqueleto
En Brasil se está mostrando mucha tecnología, como sensores para la línea de gol, pelotas cosidas con calor o spray evanescente para que utilicen los árbitros en las faltas.
Pero lo que muchos recuerdan es un exoesqueleto controlado con la mente, utilizado por Juliano Pinto, un parapléjico de 29 años que pateó la primera pelota del torneo. ¿Se verá en los próximos Mundiales tecnología robótica similar?
La tecnología para convertir a los jugadores en todavía mayores superhombres está disponible, pero según Lidbetter, de Atos, su utilización "dependerá de la aceptación cultural".
"¿Quieren los seguidores que pase con el fútbol lo mismo que con la Fórmula 1, en la que el auto importa más que el conductor?", se pregunta Lidbetter.
El professor Alexandre da Sliva Simoes preside RoboCup, una competición anual de fútbol para robots.
Él cree que seguro que habrá robots en la cancha en un futuro, pero no necesariamente estarán jugando.
"Imagino que en el 2050 no habrá ya árbitros humanos. Los humanos, seguramente, estarán supervisando a un árbitro automático que puede ser un software o incluso un robot", dice. Y da Silva tiene un reto para la Fifa.
"En 2050, un equipo compuesto de robots humanoides con completa autonomía jugarán contra los ganadores humanos de la Copa del Mundo". ¿Su predicción? Ganarán los robots.