La mujer debe tener sus 60 años. Tiene escasos dientes, el celular en una mano y un parlante inalámbrico en la otra. “La gallina Turuleca” suena y ella no la baila, la vive. Se agacha bien hasta abajo, se alza de nuevo; sigue el compás de la música. No está en una fiesta de madrugada, está en la calle la tarde del lunes, frente del Ministerio de Cultura de San Borja, donde se desarrolla el velatorio público de Yola Polastri, fallecida el último domingo a los 74 años. En el éxtasis de la danza, uno de sus bolsillos se rinde y el ripio cae al suelo. Los testigos la ovacionan, un policía se aguanta la risa.
“Haz tu cola, Jimmy. ¡No te zampes!”, dice una voz en la fila apenas Jimmy Santi, ícono de la nueva ola y conocido de la artista, apareció para sumarse al velatorio. Él saludó raudo y pasó a la sede. La fila sigue. El público es variado; hay gente que está en sus veintes, que son pocos, más son los que bordean los cuarenta años e incluso los cincuenta. Las canas y arrugas los delatan, son ellos los que cantan y bailan más, los que pagaron diez soles por pompones dorados y cinco soles por vinchas con cuernitos brillantes. “Vamos a despedir a Yola con alegría y colorines”, dice la vendedora.
“Yo iba a ‘Hola Yola’ cuando estaba casi en los últimos programas”, cuenta a El Comercio Ricardo, un hombre con gorro de marinero, capa y pompones en las manos. También lleva discos de vinilo de Yola, ajados, pero suyos. Hace su cola como todos, canta cuando se lo piden, se toma selfies con los curiosos. ¿Qué le gustaba a él de Yola? “Todo. Muy aparte de que era una linda chica, su talento, su música que te llegaba al corazón”, dice. Interrumpe la conversación Daisy, una mujer con la boca pintada a lo Joker que habla de Yola en presente: “Es una mujer lindísima; tiene 74 años [pero] parece una chica de 26. Ese carisma que ella tiene ninguna animadora infantil la ha tenido”, grita.
La cola avanza, lenta. Estoy detrás de una familia de tres personas, todas mujeres, todas unidas por el amor a la “Chica de la Tele”. Una de ellas incluso la conoció en persona. La abrazó, dice, orgullosa; es una pequeña celebridad en la fila. “Pásame tu energía”, dice una de las presentes.
Las canciones siguen. Suenan “El Niño y el Abuelo” y “El telefonito”, hay gente con panderetas en las manos que acompañan los cantos. “¡Yola Polastri, presente!”, se escucha en coro. La gente habla para matar el tiempo. “(Fue) una señorita hasta el final, nunca le han conocido escándalos”. “Los niños tienen su mundo y hay que respetarlo; ahora los quieren hacer crecer a la fuerza”. “Yola es única”. “Ella no tuvo hijos, ¿no?” También hablan de otras muertes de famosos. Ya dentro del ministerio la fila sigue para rendirle homenaje al cuerpo presente, pero esta crónica se acaba.
“Yo por medio de la televisión trato de ayudar en este sentido y me hace feliz saber que ellos [los niños] pueden apreciar un buen programa infantil”, contó Yola a El Comercio en 1985, en la cumbre de su carrera. Es probable que varios de esos niños la hayan despedido en persona. Porque la infancia no se olvida. Y Yola, en muchos sentidos, fue la infancia del Perú.
Yola en el corazón del Perú
Yola Polastri, fallecida el último por un infarto al miocardio, alegró infancias en todo el Perú por más de cinco décadas. Ella, que empezó como actriz de telenovelas en Panamericana Televisión (canal 5) cuando todavía era una adolescente, saltó a América (canal 4) a los 22 años para conducir “El mundo de los niños”. El espacio cambiaría de nombre, primero a “Los niños y su mundo”, y después a “Hola Yola”, el definitivo, por el que sería recordada.
Descubrió el talento de decenas de niños, varios de los cuales desarrollaron una carrera pública. Estableció las bases del programa infantil peruano, inspirando éxitos de los años 90 como “Nubeluz” y “Karina y Timoteo”. Llenó al Estadio Nacional con su show en 1987, una presentación para los niños más humildes de la ciudad, en palabras de la artista. Incluso después de que su programa saliera del aire siguió con su cruzada de llevar alegría a los niños, y también a los adultos que vieron su programa cuando fueran niños. Lo que se dice, un show para toda la familia.
El lunes último, quienes fueron tocados por su gracia de alguna forma u otra tuvieron la oportunidad de decir adiós por última vez. La cita fue en el Ministerio de Cultura de San Borja, que desde la 1 p.m. recibió los restos mortales de la “Reina de los niños”. La fila dio la vuelta al ministerio
Desde el domino último familiares, amigos y admiradores se dejaron ver en los velatorios de la presentadora de televisión. Allí aparecieron Luis Ángel Pinasco, Sonia Oquendo, Andrés Hurtado, Carlos Álvarez, entre otros. “Ella había sido dado de alta, pero seguía mal. Siempre hubo la ilusión que pudiese salir de ese mal estado, pero no ocurrió. Se nos fue una de las personas más importantes de nuestra vida. Estoy seguro de que cada uno que ha escuchado esta noticia ha sentido que se nos ha ido alguien de la familia”, declaró el excongresista Alberto Beingolea, quien de niño fue uno de los ‘burbujitos’ de la artista.
En sus propias palabras
¿Cómo era Yola en su momento más popular? La coreógrafa, guionista y cantante concedió una entrevista a este Diario en agosto de 1985, en la cumbre de su carrera. En la conversación ella intentó explicó su vocación por los niños, que por aquel entonces la había situado en la pantalla chica por 13 años. “Quizá se nace para hacer un trabajo y uno lo lleva siempre consigo”, dijo. Asimismo, indicó que hay mucho por conocer del mundo de los niños, pero sobre todo por orientar y educar.
Datos
Yola Polastri será sepultada el martes 9 de julio en el cementerio Jardines de la Paz de La Molina a las 4:30 p.m.