La primera incursión de Carlos Galdós (Lima, 1974) en la radio se remonta a sus días como estudiante universitario. Fue en una emisora evangélica, dedicada a la consejería espiritual, donde se enfrentó a historias conmovedoras, algunas eran de personas que veían en el suicidio una salida a sus dolencias. El programa “Llamadas de Medianoche” era un faro de esperanza para quienes buscaban respuestas en medio de la oscuridad.
“Iba de 12 m. a 5 a.m.. En realidad quien daba los consejos era el pastor, pero como en las tandas comerciales entraban varias llamadas, y no podía con todas, me pidió que le ayude. Me dijo que le pida a Dios que me use como instrumento, que abra la Biblia y que, a modo de consejo, leyera el pasaje en el que cayera mi dedo. Las personas que llamaban querían ser escuchadas y nosotros las escuchábamos. No puedo negar que fue bonito desde la fe poder apoyar a otra persona”, asegura el periodista.
Veintisiete años después de aquella experiencia que recuerda con nostalgia, Galdós Irribarren sigue siendo una voz destacada en la radio, ahora por partida doble: en Radio Oxígeno y, recientemente, en RPP, a través del programa “Encendidos”.
“Este es un espacio emblemático de RPP porque es el horario en el que luego de haber analizado las noticias a profundidad de aquí en adelante, de 10 a.m. a 1 p.m., lo que toda la vida se ha hecho es conectar con la audiencia desde otro lugar. ‘Encendidos’ es un programa de contenido variado, de temas de actualidad. Participa el oyente, luego viene el especialista, el experto. Entonces, queda bien cerrado el círculo, y todo matizado con entrevistas, artistas, gastronomía..... Es un viaje de tres horas por distintos temas de interés”, enfatiza.
La nutrida trayectoria de Carlos Galdós en el mundo de la radio abarca también Radio América, pasando por CPN Radio (Cadena Peruana de Noticias), Radiomar y Radio Capital. A lo largo de su carrera, se ha mantenido firme en el horario matutino, siendo una presencia constante y significativa en el ‘morning show’.
“Mis mañanas comienzan a las 6 de a.m., en Oxígeno. En realidad toda la vida ha comenzado a esa hora. Desde que estaba en Radio América. Un par de veces me propusieron hacer algo en la televisión en las mañanas, pero no acepté. Me encanta la radio, tengo un espacio y un lugar en ese horario, de toda la vida”, explica.
El humor parte fundamental
Alejado temporalmente de la pantalla chica, Galdós asegura que en ningún espacio deja de ser él mismo, y que utiliza el humor como herramienta esencial de transformación, pues está convencido de que es un poderoso vehículo para conectar con las personas y hacer llegar su mensaje de forma efectiva.
_¿Volverías a hacer un programa como “La noche es mía?
Hoy en día, no me interesa; pero no porque me arrepiento de lo que se hizo en ese momento. Fue una etapa interesante porque estaba atravesando por una pena familiar profunda. El programa se convirtió en una válvula de escape, en el que jugábamos a reventarlo todo. Además, la dinámica y la hora lo permitía todo. Transitamos en el extremo varias veces todos. Hablo en plural porque era parte de un equipo que generaba mucha audiencia. Era una montaña rusa peligrosa.
_¿Extrañas la televisión?
Sigo trabajando en la tele. YouTube es la televisión actual [ríe]. Todas las semanas grabo contenido de mi videopodcast “Honestidad brutal”.
_¿Existe algún programa televisivo en el que no te verías involucrado o que consideras que no se alinea con tu estilo y enfoque?
Alguna vez conduje “Calle 7″, un ‘reality’ que duró un mes, exactamente. Lo hice porque quería saber cómo era conducir un programa como ”Esto es guerra” o “Combate”. Requería de cierta experiencia y destreza que no tengo y ni me interesa tener. Esa me la pierdo de todas maneras. También le dije “no” a “El Gran Chef Famosos” porque es un programa que demanda mucho tiempo, como 10 horas. En ese tiempo, entre otras cosas, dejaría de estar con mis hijos.
_¿Te preocupa el paso de los años?
Me encanta, me gusta cumplir años, lo disfruto. Además, cada vez estoy más consciente de que me voy a morir, pero el tema pasa por la premisa de que no quiero morirme con saldos en contra. Ahora cuando quiero hacer esa llamada, la hago. No postergo sentimientos. Me mueve mi familia, mis deseos, mis crecimientos y todo lo que pongo sobre el escenario.