Meghan Markle cumple 39 años: la descendiente de esclavos que se casó con la realeza y se peleó con la prensa

Si hay una historia que a primera vista parece un cuento de hadas moderno es la de Meghan Markle, quien pasó a ser de una actriz en ascendente éxito en la televisión y en Hollywood para casarse con un miembro de la realeza británica: el príncipe Harry. Sin embargo, lejos de la mirada edulcorada de la fantasía, en la actual duquesa de Sussex encontramos una mujer que ha tenido que luchar por debido a su herencia afroamericana tanto dentro de Hollywood como en su rol como un miembro de la familia real británica. Este 4 de agosto, su cumpleaños 39, revisamos su historia.

INFANCIA Y CARRERA

Rachel Meghan Markle nació un 4 de agosto de 1981 en Los Ángeles, California (EE.UU.). Hija de la asistenta social Doria Ragland y el director de fotografía Thomas Markle Sr.

“Mi papá es caucásico y mi madre es afroamericana. Soy mitad negra y mitad blanca”, dijo en un artículo de Elle donde describe su experiencia creciendo como parte de un hogar de raza mixto. “Al describir algo como negro o blanco significa que está claramente definido. Sin embargo, cuando tu etnia es ser blanca y negra, esa dicotomía no es tan clara. De hecho, crea una área gris. Ser mestiza pinta una línea borrosa que es en partes iguales abrumadora e iluminadora.”

Esta ambigüedad racial la perseguiría cuando años después cuando, después de graduarse de la Universidad del Noroeste con un grado en Comunicaciones, decidiera intentar hacer carrera en Hollywood.

“Ser ‘étnicamente ambiguo’, como fui catalogada en la industria, significaba que podía audicionar para virtualmente cualquier rol”, escribe en el mismo artículo de Elle. “Cambiando de latina cuando estaba vestida de rojo a afroamericana cuando estaba en un color mostaza. (...) Desafortunadamente, esto realmente no importaba: no era lo suficientemente negra para los roles afroamericanos y no era lo suficientemente blanca para los roles caucásicos, dejándome en algún lugar en el medio como el camaleón étnico que no podía conseguir un trabajo”.

Luchando por su lugar en Hollywood, Markle consiguió trabajo con pequeños papeles en programas de televisión como “Century City” (2004), “The War at Home” (2006) y “Fringe” (2013). También apareció en películas como “Get Him to the Greek” (2010) - en la que no fue incluída en los créditos-, “Remember Me” (2010) y en “Horrible Bosses” el 2011.

Ese mismo año Markle consiguió el papel que la lanzaría a la fama, al ser elegida en el rol de Rachel Zane en la serie de televisión “Suits”, un rol que la misma actriz resaltaría por cómo cambió la manera en que se veía a las personas mestizas.

“‘Chica de ensueño’ en términos de Hollywood siempre ha sido la arquetípica rubia de ojos azules - esa era la cara que hacía partir miles de barcos, no la de una mestiza”, escribió Markle. “Pero los productores del show no estaban buscando a alguien mestizo, ni a alguien blanco o negro en la cuestión. Solo estaban buscando a Rachel. Al hacer una elección así, los productores de ‘Suit’ ayudaron a cambiar la manera en cómo la cultura popular definía la belleza”.

Con un perfil elevado por su rol en “Suit” Markle logró papeles protagónicos en proyectos cinematográficos británicos como “Random Encounters” (2013) y en el thriller “Anti-Social” (2015). Fue durante una de sus viajes al Reino Unido en 2016 cuando fue a una cita a ciegas que cambió su vida para siempre.

ENCUENTRO DEL DESTINO

Era julio del 2016 cuando Meghan Markle aceptó una cita a ciegas organizada por una de sus amigas. El encuentro con el príncipe Harry, entonces considerado el soltero más codiciado de Europa, ocurrió en un Soho House de Londres. Para el hijo menor de la princesa Diana, él había encontrado a la indicada, describiendo a la actriz como “la mujer más hermosa que había visto en su vida”, de acuerdo al libro “Finding Freedom”, que hace una cronología del romance.

Incluso Markle, veterana en el amor con un divorcio en 2011, también se vio entusiasmada por el joven príncipe y luego de la primera cita llamó a su amiga preguntándole “¿sueno loca al pensar que esto tiene futuro?”.

La relación se desarrolló a una manera vertiginosa. Dos citas y seis semanas después de su primer encuentro viajaron juntos para un romántico viaje que no fue a una villa junto al mar Mediterráneo o a un romántico departamento frente a la torre Eiffel en París, sino a acampar en medio de la naturaleza de Botsuana.

“Acampamos juntos bajo las estrellas”, recordó el príncipe Harry en una entrevista a People. “Ella vino y se me unió por cinco días allá, lo cual fue absolutamente fantástico. Estuvimos solos, lo cual fue crucial para mí para estar seguro que tuviéramos una oportunidad para conocernos”.

EL ASEDIO

Pero detrás de esta historia que parecía sacada de una de las películas románticas de Hollywood se ocultaba un lado oscuro. Y es que de manera similar a cómo se siguió la relación entre el príncipe William y Kate Middleton, hoy la duquesa de Cambridge, la prensa se empezó a obsesionar con la nueva pareja real.

Este entusiasmo se elevó a niveles insoportables para la pareja y en la misma declaración en que confirmaban su estatus, el príncipe Harry recriminó a miembros de la prensa por su campaña de “abuso y acoso”. Este no estaba limitado solo a Markle, sino también a todo amigo o conocido en la vida de la actriz.

El desdén del príncipe Harry a la prensa tiene un origen trágico y visible: la muerte de su madre Diana Spencer el 6 de septiembre de 1997 en un accidente automovilístico en el que el conductor, quien había estado bebiendo licor, intentaba escapar de los paparazzi. En ese entonces Harry solo tenía 12 años. Su relación no fue mejorada con el escándalo causado por la publicación de fotografías de Harry vestido de nazi en una fiesta de disfraces en 2005 o un supuesto caso de ‘chuponeo’ telefónico por aquella época.

Pero en Meghan Markle el típico interés de la prensa encontraba un ángulo poco explorado respecto a la cobertura de la familia real británica: el racismo. Y es que mientras avanzaba la relación entre Harry y Meghan los periódicos publicaron artículos que describieron a la actriz con calificativos como “realeza gánster”.

“Mucho de esto ha sido bastante público. La difamación en la página principal de un diario nacional; el matiz racial de las columnas de opiniones; el absoluto sexismo y racismo de los trolls en las redes sociales y los artículos”, señaló un comunicado de la familia real.

LA BODA REAL

A pesar de los problemas con la prensa, o quizás ayudados por la solidaridad de un enemigo en común, la relación entre Harry y Meghan siguió avanzando y para noviembre del 2017 el príncipe le propuso matrimonio a su novia. Lo hizo sorpresivamente mientras cocinaban, utilizando un anillo diseñado por él que contenía dos diamantes pertenecientes a su difunta madre, así como una piedra proveniente de Botsuana, lugar de sus primeras vacaciones.

El matrimonio también marcó el final de la carrera actoral de Meghan Markle, quien dejó su rol en “Suits” para tomar un rol en las actividades de la familia real.

La boda ocurrió el 19 de mayo de 2018 y contó con invitados de la más alta esfera política británica, como la entonces primera ministra Theresa May y el líder de la oposición Jeremy Corbyn. Entre los invitados de Hollywood estuvieron colegas de Markle como Patrick J. Adams, así como estrellas como George Clooney, Idris Elba y Sir Elton John.

La ceremonia también fue una resaltada por incluir aspectos de la cultura afroamericana, incluyendo un coro de música góspel y un solo del chelista Sheku Kanneh-Mason, de descendencia africana. También presentó un sermón del obispo Michael Bruce Curry, el primer afroamericano en estar a la cabeza de la Iglesia episcopal en los Estados Unidos.

La boda real fue uno de los eventos más vistos del 2018, con casi 60 millones de personas sintonizando en el Reino Unido y los Estados Unidos, sin contar con las millones adicionales que vieron la ceremonia mediante el canal oficial de la monarquía británica y en canales de casi todos los países del mundo.

LA DUQUESA DE SUSSEX

La boda real tuvo también consecuencias para el estatus del príncipe Harry y Meghan Markle, quienes ese día se convirtieron en los duques de Sussex, título que vino con una propiedad en la localidad de Windsor: Frogmore Cottage.

Para octubre del mismo año Harry y Meghan estaban listos para resumir sus actividades, la exactriz ahora un miembro oficial de la familia real. Su primer viaje fue un tour por Oceanía que los llevó a Australia, Nueva Zelanda, Fiyi y Tonga. Fue durante este viaje que revelaron que estaban esperando a su primer hijo.

La dulce espera no mejoró la relación de los duques de Sussex con la prensa, manteniendo una distancia mayor a la de otros miembros de la familia real. Mientras tanto, los tabloides británicos continuaron con su cobertura sobre la pareja, para la ira de ambos.

Fue durante esta etapa que Harry se volvió a quejar del “prejuicio inconsciente” en varias de las publicaciones, un problema que fue resaltado también por varias figuras, incluyendo la excandidata a la presidencia Hillary Clinton. Apoyando esta hipótesis se publicaron varios artículos donde se comparaba la manera en que las publicaciones cubrían a Meghan con las de su cuñada la duquesa de Cambridge por los mismos actos.

El 6 de mayo del 2019 Harry y Meghan recibieron a su primogénito Archie Harrison Mountbatten-Windsor.

Pero a pesar de la dichosa llegada había señales que la pareja no se encontraba contenta con su situación actual y su relación con la prensa llegó al punto más álgido cuando a finales del 2019 la pareja inició un par de demandas contra dos importantes tabloides británicos por la publicación de una carta personal y por el presunto chuponeo de un teléfono en el 2000. Pero esta noticia ni se acercaría al anuncio que llegaría meses después.

MEGXIT

En diciembre del 2019 Meghan y Harry tomaron una licencia de las actividades británicas para pasar la navidad en la provincia canadiense de la Columbia Británica. Fue ahí donde tomaron una decisión que cambió sus vidas.

Con el cambio de la década vino el anuncio que hizo temblar los cimientos de la familia real: Harry y Meghan anunciaron que dejarían de representar a la familia británica y buscarían convertirse financieramente independientes.

“Tenemos la intención de dar un paso atrás como miembros sénior de la Familia Real y trabajar para ser financieramente independientes, al tiempo que seguiremos apoyando totalmente a Su Majestad la Reina”, escribieron, añadiendo que planeaban dividir su tiempo entre América del Norte y el Reino Unido.

“Este equilibrio geográfico nos permitirá criar a nuestro hijo con un aprecio de la tradición real en la que nació, al tiempo que nos dará como familia el espacio para centrarnos en el siguiente capítulo, incluido el lanzamiento de nuestra organización caritativa”.

La salida de los duques de Essex causó confusión y dolor en la familia real británica, la cual según varios reportes, no fue consultada para la decisión. Diez días después, la reina Isabel II tomó la decisión de otorgarle el permiso a su nieto y su esposa.

“Luego de meses de conversaciones y discusiones, estoy encantada de que juntos hayamos encontrado una manera constructiva para apoyar a mi nieto y a su familia. Harry, Meghan y Archie siempre serán miembros amados en mi familia. Acepto los retos que han experimentado por el escrutinio de los pasados dos años y apoyo su deseo de una vida más independiente”, dijo el comunicado oficial.

La última vez que Meghan y Harry realizaron una función oficial como miembros de la realeza fue a inicios de marzo y para fines de ese mes dejaron oficialmente sus cargos. Como todos las situaciones relacionadas a los duques de Sussex, su alejamiento de la familia real fue ampliamente cubierto por los medios de comunicación, que le pusieron al evento el nombre de ‘Megxit’ en clara referencia al ‘Brexit’, proceso que Reino Unido llevó para separarse de la Unión Europea.

Desde entonces Meghan y Harry han pasado su tiempo en su nuevo hogar de Los Ángeles, apoyando causas benéficas y a las víctimas de la pandemia del coronavirus. Meghan también ha hablado en apoyo al movimiento Black Lives Matter, que condena el racismo institucional en los EE.UU.

Es es este escenario en que Meghan Markle recibe su cumpleaños 39, alejada de la actuación pero todavía ante las cámaras, nuevamente en Los Ángeles tras protagonizar una historia de amor de película.

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