“Ya no me queda ningún sueño por cumplir, los cumplí todos: me han visto más de 200 millones de personas en el show de David Letterman, me he sentado en la silla en la que se han sentado personalidades como Michael Jackson, Elizabeth Taylor, Donald Trump, Barack Obama.... He compartido escenario con Celia Cruz y otros grandes de la salsa. Me conocen como sonero en el mundo entero. Cuando vino Tony Succar, me dijo: ‘Melcochita, en el Perú tienen que ponerte un monumento por todo lo que has logrado’. Y lo dijo un grande”, comenta, orgulloso, Pablo Villanueva.
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Al artista de 86 años muy pocos lo llaman por su nombre, la mayoría le dice Melcochita, apelativo que le puso Augusto Ferrando, a fines de los 70. Desde entonces, el consagrado sonero y comediante no ha dejado de endulzar con su talento hasta las situaciones más amargas. Virtuosos de la escena musical internacional han elogiado su capacidad para la improvisación y dominio del ritmo. Lleva más de cincuenta años sobre el escenario y espera que sean muchos más. “Los que envejecen son los problemas, yo no”, enfatiza.
Melcochita nació y creció en La Victoria, en Manco Cápac. De niño tocaba maraca y cantaba en las actuaciones escolares, hasta que cumplió la mayoría de edad y formó con sus hermanos el grupo musical Son Cubillas.
“Mi hermano, que ya falleció, me enseñó a tocar tumba, y cuando trabajé con Porfirio Vásquez, aprendí batería. Luego ingresé a trabajar al Embassy y Juan Montoya le habló a Augusto Ferrando de mí, le dijo que tocaba batería y que en el intermedio contaba chistes y vacilaba. Ferrando me fue a ver y me invitó a trabajar en la peña. Cuando me dijo cuánto me iba a pagar, le pregunté: ‘¿A quién hay que matar?’. La paga era buena (Risas)”, recuerda Villanueva Branda.
─¿Cuántos instrumentos tocas?
Guitarra, maraca, tumba, batería, bajo, piano y un poquito de trompeta. Todo lo aprendí en la escuela de la vida.
─No eras roquero, pero en los años 60 no fuiste ajeno al boom del rock and roll, colaboraste en el tercer LP de la banda de Los York’s. ¿Cómo se dio?
Ellos trabajaban para MAG, la disquera del señor Manuel Guerrero, el papá del cantante de We All Together. Pero se fueron a grabar a El Virrey y dejaron las pistas, entonces comencé a cantar sobre esa música y a toditos les gustó. “El Loco” y otros temas pegaron bastante.
─También grabaste con Traffic Sound, le pusiste conga al rock.
Fui el primero, el pionero en ponerle conga al rock, me parece que fue en “Meshkalina”, luego en Estados Unidos siguieron mis pasos.
─¿Por qué emigraste a Estados Unidos en los años 80, si te estaba yendo bien en Perú?
Porque algunos dijeron que era popular, pero local. Fui a Estados Unidos a revalidar mi título. Cuando llegué trabajé con el señor Alarcón, dueño de Mega TV, barría su local y conducía el carro de su señora. Estuve así algún tiempo hasta que faltó uno de los coristas y le propuse reemplazarlo. Primero, le hice coros a Roberto Torres, luego a todos los grandes, durante cinco años. Las cosas cambiaron drásticamente para mí, cuando José Mangual Jr., corista de Willie Colón, me dijo que mi voz estaba buena para sonero. Le hice caso y comencé a hacer canciones. Con la guitarra hice “Mulata”, un tema que pegó en Colombia. En 1999 grabé “Yay Boy”, con letra de la agrupación Africando, y hace un año, Marc Anthony hizo esa canción con el mismo arreglo y la pasaron en Perú. La mía jamás sonó acá.
─¿Sientes que en Perú no reconocen tu trabajo como sonero?
El pueblo me quiere, pero no se entera de mi trabajo porque las radios no pasan mis canciones, prefieren pasar esas canciones morbosas que están de moda. Pero no me quejo porque me he dado el lujo de cantar con los bravos, con la Fania All Star, Celia Cruz, Ray Barretto, Johnny Pacheco, Cheo Feliciano, Andy Montañez, Tito Nieves....
─¿Prefieres la música o la comicidad?
La música porque puedo hacer giras y repetir canciones, como “Pegaso”, que es uno de los temas que más pide la gente. En comicidad no hay muchos escenarios.
─¿Por qué no estás en TV??
Porque prefiero no quemarme, además no hay programas. Pero no estoy muy alejado de la TV porque siempre voy como invitado. Esta semana estaré en el programa de la Chola Chabuca y el lunes en “Arriba mi gente”.
─¿Cómo llegas a la TV?
Gracias a Ferrando, pero en Panamericana TV había una persona muy poderosa, que me marginó durante 20 años de Canal 5 porque le arroché una propuesta. Era un bravo que pesaba mucho, pero ya murió. Luego me fui a Estados Unidos.
─Y en Estados Unidos estuviste en “Late Night”, el show más grande de ese país, con David Letterman. ¿Como llegaste a ese programa?
Fue en 1983, estuve en dos ediciones. Una amiga que tenía contactos en Univisión me recomendó ir al casting y me aceptaron. Soy el único latino en el mundo que estuvo en ese programa hablando español con subtítulos en inglés, otros han ido, pero hablando inglés. Mi participación fue un golazo, David Letterman me presentó como el Steve Martin del Perú, y como le gustó lo que hice, me pidió que aprenda inglés para que trabaje con él, me ofreció 6 mil dólares semanales para ser su asistente.
─¿Y qué pasó?
Me metieron a la escuela, pero el inglés no me entró. Fue una bonita experiencia, una de las mejores de mi vida.
─¿Cuánto es lo máximo que has llegado a ganar afuera?
A mí siempre me han pagado bien, pero una vez me dieron tres mil dólares por cantar una canción. Fue en Colombia, estaba cantando en el séptimo piso del hotel InterContinental de Cali, cuando cerca de la medianoche, me suben al noveno piso, a un salón de puros cisnes de hielo, para cantar “Pegaso”. Era el cumpleaños del nieto de Pablo Escobar. Cuando estaba en el escenario, el niño subió para acompañarme con los coros, y cuando terminé, Pablo se me acercó para preguntarme qué tal cantaba su nieto. Le dije que bien, que me había gustado, porque si le decía la verdad, me disparaba (Risas).
─¿Cómo haces para mantenerte tan activo y vital a los 86 años?
Todos los problemas me los meto al pulmón. Si mi mujer me dice que este mueble marrón es rojo, le digo que sí y no discuto. Luego suelto la frase: “No vayan”, y nos terminamos riendo.
─¿Cómo nace el “No vayan”?
Estaba con mi compadre Miguelito Barraza en un festival, cuando se le ocurre dar la dirección de su cebichería. En ese momento, bromeando, dije: “No vayan”, y todos se rieron.
─¿Cómo quedó la relación con Jimmy Santi después de la cachetada que te dio en el programa de Magaly?
Se arrebató cuando le dije que era pescado frustrado porque se creía bonito siendo cabrilla. Pero es mi hermano del alma, todo está bien.
─Monique Pardo negó haber tenido un romance contigo.
Seguramente se olvidó porque fue una cosa inocente, de jóvenes, solo de de besitos.
─¿Has tenido muchos amores?
Cuando era joven enamoraba con la guitarra y como tenía un cuerpo maravilloso porque era gimnasta, para las chicas era Michael Jackson.
─¿Cómo conquistaste a tu esposa Monserrat, 45 años menor que tú?
La conocí en Piura, en un mitin del APRA, pero aquella vez no pasó nada, solo conversamos. La segunda vez que nos volvimos a ver, le invité a tomar chicha en Catacaos. Ese día nos dimos un besito. Ahí empezó todo.
─¿Cuál es la decepción más grande que has tenido?
Prefiero no decirlo y pensar en positivo porque no me gusta hablar mal de las mujeres. Siempre dejo a un lado lo negativo, porque cuando uno se preocupa las neuronas se debilitan y envejecemos rápido.
─¿Qué metas artísticas tienes?
Se viene una película bajo la producción de Mauricio Diez Canseco, se va a llamar “No vayan”, es una comedia súper divertida. También estoy viendo presentaciones afuera.
─¿Cómo te gustaría que te recuerden cuando ya no estés?
Como un hombre tranquilo, feliz y sonriente, que nunca le hizo daño a nadie.