Sonia del Águila

La historia de empezó como la de tantas modelos top del mundo: un scouter se fijó en ella cuando caminaba por la calle acompañada de su mamá. Tenía 14 años. Aquel día, la adolescente que nunca antes se había planteado la posibilidad de ser modelo, sucumbió ante el glamour de las pasarelas y los flashes de las cámaras. Vivió momentos “increíbles”, pero también enfrentó duras pruebas.

LEE TAMBIÉN: Edith Tapia en el LIF Week: “Siempre se debe dar oportunidad a los nuevos talentos”

Llegué al modelaje de casualidad, estaba en el colegio, era delgadita, medía 1,76, y caminando por la calle se nos acercaron. Le dijeron a mi mami si podía asistir a un casting. No entendía qué era, la cosa es que pasé la prueba e hice mi primer comercial. Fue para una marca de jabones, aparecía en ropa de baño, caminando al borde de la piscina. Luego un amigo me metió a pasarelas de alta costura, y eso hice hasta que empecé a producir lo mío”, comenta Tapia.

Yo quería ser psicóloga, pero la vida me llevó por ese camino, y le agradezco porque gracias a mi trabajo como modelo pude sacar adelante a mis hijos sola y vivir cosas increíbles. No sabes cuánto me fascina todo lo que he hecho en la vida”, agrega.

—¿Cambiarías algo de lo que has vivido?

Hay cosas que sí cambiaría. Por ejemplo, he trabajado durísimo como anfitriona y ha habido madrugadas que me sentía resfriada, con dolor de espalda y tenía que seguir parada porque debía pagar el colegio de mis hijos, sus clases deportivas y todos los gastos que involucra tener un niño. Me hubiese gustado dedicarles más tiempo: ayudarles con las tareas, llevarlos y recogerlos todos los días del colegio. Mi mamá me ayudaba cuando yo no podía. Gracias a Dios les di tiempo de calidad.

—Fuiste mamá a los 17 años. ¿Cómo manejaste la maternidad a esa edad?

Creo que debería existir una escuela de padres donde nos den las herramientas necesarias para no equivocarnos. Todos nos equivocamos de una u otra forma, pues uno aprende en el camino a ser padre o madre. En Ecuador conocí al papá de mis hijos, a los cinco meses nos casamos y tuve a Daniela, que es la mayor, y a Guty, el segundo. En la biblioteca que tenía mi exesposo habían muchos libros de psicología infantil, los leí todos para saber cómo criar a mis hijos. Además, el ejemplo que tuve de mis padres ha sido contundente. Hasta antes de separarme fue sencillo ser mamá. Luego tuve que trabajar dos o tres veces más para poder sacar adelante sola a mis dos niños. Sin embargo, considero que ha sido una etapa muy linda que me gustaría volver a vivir. Cada lágrima de angustia, de ansiedad, la recuerdo con cariño. Creo que es un aprendizaje que me ha hecho ser la mujer que soy.

—¿Cómo te defines como madre?

Soy amiga de mis hijos porque creo que teniendo una buena base de amistad, se logra la confianza y el acercamiento. En algún momento de mi vida me culpé porque no tuvieron un papá a su lado, y traté de sustituir esa ausencia dándoles tiempo de calidad. He criado dos hijos con valores y principios, sensibles, buenos, aunque, como toda persona, se pueden equivocar. Quizás los crie demasiado buenos, por eso a veces la gente abusa.

—¿Daniela es artista como Guty?

Quería que sea modelo porque camina naturalmente muy lindo en pasarela, pero no quiso. También la llamaron del Miss Perú y para estar en un reality, pero tampoco aceptó.

Moda y glamour

—¿Qué representa el modelaje en tu vida?

Representa todo. Me permitió sacar adelante a mis hijos, cubrir sus necesidades básicas y las mías. Me permitió tener una vida.

—¿Es verdad que en el modelaje no todo es bonito?

He trabajado siempre en alta costura y me he rodeado con las mejores modelos del país y productores. He modelado para estilistas internacionales. La verdad es que era un ambiente increíble, era un grupo muy selecto de modelos, todas las mujeres con un mínimo de 1,78 de estatura y los hombres de mínimo 1,82. Todos nos llevábamos súper bien, había respeto, consideración fueron épocas maravillosas. Las pasarelas eran impresionantes, modelaba prendas de 15 mil y 20 mil dólares. Ha sido un orgullo pertenecer a la etapa más fuerte de la moda en el Perú. Actualmente todo ha cambiado muchísimo, ya no existen las pasarelas fastuosas, ni producciones gigantescas.

—¿Qué fue lo más increíble que te tocó modelar?

Un abrigo de piel de Saks Fifth Avenue, de más de 50 mil dólares. Era como un sueño caminar con algo así tan bien confeccionado, finísimo, aunque pesaba como una piedra. Ahora me pregunto por el maltrato animal, obviamente no haría algo así (otra vez). El compartir con modelos internacionales como Claudia Schiffer, cuando vino al Perú, también ha sido lindo.

—¿Qué recuerdas de esa experiencia con Claudia Schiffer?

Conversamos lo básico, pues ella nunca fue al ensayo. Era lindísima físicamente y espiritualmente. Emanaba calma, su piel era impresionante, hermosa, blanca como la nieve y tersa. Era como ver el sol.

—¿Te gusta estar a la moda? ¿Es verdad que tienes mucha ropa?

Me gusta estar bien, ponerme cosas que vayan con el momento. Ya no tengo mucha ropa, antes tenía infinidad de zapatos, tenía 200. Creo que la ropa es importante para cubrirte, pero no es necesario tener el closet repleto. Puedes ir reciclando, tener básicos para combinar.

Edith Tapia es un ícono del modelaje en el Perú. (Foto: Sinargollas)
Edith Tapia es un ícono del modelaje en el Perú. (Foto: Sinargollas)

—¿Cómo te involucras con la producción de moda?

Un día cuando estaba con Richard, mi expareja, en 2007, conversamos sobre la posibilidad de producir algo juntos. Nos sentamos en el piso de mi cuarto, con un teléfono y una agenda, y empezamos a buscar empresas. Ese mismo día conseguí un contacto en Larcormar, que nos permitía realizar un desfile mensual. Ahí empecé mi fascinante carrera como productora. He hecho producciones en todo el país: 50 mil desfiles de pasarelas, showroom, desfiles con cenas para miles de personas, cenas de gala, quinceañeros...

—Richard y tú fueron los modelos top de moda de los años 90 y 2000, además de una pareja querida. ¿Por qué se separaron luego de ochos años de relación?

Se acabó el amor y uno no puede mandar sobre eso. Lamentablemente se acaba por muchos motivos, por deslucido, por falta de atención o de empatía o porque descubres otros intereses que ya no son comunes a tu pareja. Si ya no hay amor, para qué forzar las cosas. Cuando mi madre falleció en 2001, empecé a ver la vida de otra manera. No tengo pareja desde hace tres años y la verdad siento que ahora me conozco, amo y respeto más.

—¿Y qué hay con la soledad?

Para mí es una bendición, es descubrirse día a día en todos los aspectos. Disfruto mucho estar sola, mirar el sunset, la luna, el sol, las plantas.... Es un conocimiento diario estar sola. Aunque a veces digo: ‘Ya me toca’. No le he cerrado las puertas al amor, para nada.

—Recientemente, dos casos de infidelidad fueron expuestos a nivel nacional por el programa “Magaly TV: La Firme”. ¿Perdonarías una infidelidad?

La verdad, no sé si he perdonado infidelidades. Creo que una persona me fue infiel y lo disculpé, aunque las cosas nunca más volvieron a ser las mismas. Es un trabajo de madurez de ambas partes. Entiendo que hay momentos en que las personas se confunden y ven hacia lados que no debieron ver nunca. Somos humanos y cometemos errores. El problema radica cuando no reconocemos el error y se persiste hasta el final. Aunque una infidelidad escandalosa, en la que esté involucrada toda una familia, es complicado.

—Después del modelaje, llega la actuación a tu vida. ¿Cómo te involucras?

Llega cuando estaba en el ‘boom’, cuando era una modelo top. El director Michel Gomez me convocó para un papel chiquito en “La rica Vicky”, luego me llamó para “Amor Serrano”. En esa telenovela tuve un papel importante. Fue una gran experiencia. Hice cinco telenovelas, también obras de teatro, cortometrajes y largometrajes.

—“Utopía” fue tu primera película. ¿Cómo incursionas en el cine?

Fue a través del director Gino Tassara. Nos conocimos cuando estaba grabando “La rica Vicky”, él era asistente de producción. Luego coincidimos en “Amor serrano”. Nos hicimos amigos. Nuestra amistad tiene más de 20 años. Cuando hizo una obra en Estados Unidos también me convocó. Desde ahí no hemos dejado de trabajar juntos. En “Utopía”, además de actuar fui productora ejecutiva. Actualmente, en “Reinas sin corona”, soy productora general. Para mí no hay retos que no se pueden cumplir. Siempre me he involucrado en todo porque creo que es la única manera de solucionar los imprevistos que se presentan en el día a día.

—En el caso de “Utopía”, ¿Cuál fue el mayor imprevisto?

“Utopía” es un tema controversial (sobre el incendio de una discoteca en el que murieron 29 personas) difícil, doloroso, y algunos auspiciadores prefirieron abstenerse, no participar. Sin embargo logré reunir 82 auspiciadores. Cuando hago un balance de cada trabajo, me agradezco y felicito porque siempre encuentro la forma de salir y llegar a un buen destino. Cada día estoy venciendo mis propios límites y eso me hace feliz.

—¿Cuándo termina el rodaje de “Reina sin corona”? ¿Ya hay fecha de estreno?

Hemos venido a México para rodar unas escenas y al regresar a Lima, vamos a rodar un día más. El estreno estaba previsto para setiembre de este año, pero hemos decidido cambiarlo a marzo del 2023.

—La película está basada en hechos reales de casos de feminicidio en nuestro país. ¿Qué casos se harán referencia en la película?

El caso de la niña Jimenita (violada y asesinada por César Augusto Alva Mendoza, el ‘Monstruo de la bicicleta’), por ejemplo. Lo que se busca es hacer un llamado de atención a la sociedad y que las autoridades entienda que deben tomar acciones drásticas para que casos como este no se repitan nunca más.

—¿En esta película también actúas?

Tengo un cameo, un papel pequeño, pero potente, que contribuye a que se vea un poco más de esta problemática.

—¿Qué se viene para lo que resta del año? ¿Qué metas tienes?

Seguir produciendo y actuando. He escrito algunas obras de teatro y me gustaría estudiar para dirigir mi propia película. Y mientras tanto seguir produciendo para Sinargollas. Yo nunca paro, ni en los momentos duros.

—¿Es verdad que hace tres años venciste un cáncer de pulmón?

Ese fue un error, tergiversaron mis declaraciones. Tuve un tumor, pero no fue cáncer. Fui operada, me hicieron una toracotomía hace 25 años en el pulmón izquierdo. Fue una etapa muy dura, mis hijos estaban pequeñitos. Tengo un corte desde debajo del busto hasta la espalda. La recuperación fue lenta, marcó mi vida, lloraba mucho; pero tuve el respaldo de mis padres, ellos me ayudaron a salir adelante. Hace tres años volví a enfrentar el mismo drama. Desde ahí cambié nuevamente mi estilo de vida y ahora trato de comer lo más sano posible. No sé por qué pasan estas cosas, son pruebas difíciles, pero aquí estamos, seguimos.

—¿Qué fue lo más difícil de esa situación?

El temor a dejar a mis hijos tan chiquitos, tenían como dos añitos. Le decía a mi mamá que no me quería morir. Tuve mucha suerte, caí en manos del director del departamento de cirugía en tórax del INEN, el doctor Amorín. Me operó y de esa operación tengo una cicatriz grande. Recuerdo que una enfermera, me dijo: ”Qué pena, eres linda, pero ya no vas a poder modelar”. Me recuperé y seguí modelando bikinis y ropas de baño. La gente no se da cuenta de la cicatriz. Creo que los defectos y los traumas los resuelves queriéndote. Y yo me quiero demasiado.





Contenido Sugerido

Contenido GEC