No importa la plataforma. Si has encendido la televisión, abierto alguna red social o buscado un video en YouTube, lo más probable es que, de alguna u otra manera, te hayas encontrado con la noticia de los ‘ampays’ de Christian Domínguez y Pedro Gallese. En ambos casos, estos hombres fueron captados por el programa “Magaly TV: La firme”; el primero con Pamela Franco mientras aún mantenía una mediática relación con Isabel ‘Chabelita’ Acevedo; el segundo con una mujer desconocida.
Nada de esto es gratuito. En el caso de Domínguez, todo lo relacionado al cantante funciona: el video que generó la polémica ocupó el puesto #1 de las tendencias en YouTube Perú; y el día en que se anunció su emisión al aire en la señal de ATV fue el hashtag más usado en Twitter por encima del pronunciamiento de la fiscal Zoraida Ávalos.
▶ Christian Domínguez fue captado besando a Pamela Franco, su compañera en “Se pone bueno"
Antes de Christian Domínguez y Pedro Gallese fueron otros personajes de la farándula los que motivaron la atención masiva de la audiencia. La boda de Gisela Valcárcel y Roberto Martínez está entre los momentos más vistos de la historia de la televisión peruana, así como también su reencuentro en el año 2010 tras 12 años de separación. Las revelaciones de Tilsa Lozano sobre su relación con Juan Manuel Vargas en “El valor de la verdad”, en 2013, lograron promedios similares a los de los partidos de Perú en el Mundial de Rusia 2018, siendo el sector socioeconómico AB el que más atención le prestó al caso: picos de 51,6 y 50,3 puntos.
Incluso en YouTube, cuyos generadores de contenido solían jactarse de hacer productos diferentes al de la TV convencional, han empezado a crecer las audiencias de formatos como “Así es la vida” (animaciones de historias personales por lo general relacionadas a temas del corazón) y “Exponiendo infieles”, cuyo nombre lo dice todo. Las personas consumen este tipo de contenido. ¿Por qué?
La comunidad de chismosos
Para el antropólogo Alexander Huerta, el chisme juega un papel importante como una suerte de “goma” que nos mantiene unidos y hasta como elemento de “control social”, ya que, debido al miedo al qué dirán o a ser juzgados, mantenemos ciertas reglas de conducta.
De acuerdo a Huerta, todos tenemos lo que él define como una “comunidad de chismosos” a la que ahora, a partir de programas como el de Magaly (Medina), podemos incluir a una ‘estrella de Chollywood’, y no solo para verla como una figura aspiracional, sino también para juzgarla.
“Las chicas y chicos reality tienen reconocimiento, algo que poca gente tiene en la sociedad peruana en la que somos anónimos, una pieza más, un número, un código. El hecho de ser reconocido es como una acumulación de una suerte de capital que la mayoría no tiene, entonces eso genera un sentimiento agresivo, a la vez que un sentimiento de admiración. Se produce una tensión, una sutil envidia porque ellos tienen reconocimiento”, explica.
“También está el alivio de que ellos, teniendo tanto éxito, aparentemente dinero, siendo bonitos físicamente, etc, también sufren como uno sufre. Tienen problemas de pareja y cometen errores. Hay una suerte de alivio porque uno que, pese a que no tiene los medios o el capital simbólico que ellos tienen, sufren igual que uno en su vida personal”, continúa.
Antonella Galli, psicóloga especializada en conducta de la Clínica Ricardo Palma, también considera el factor sociabilizador de este tipo de noticias masivas. “Si una persona recibe una medalla por su participación en algún evento, no te genera el debate que, en cambio sí, generan este tipo de temas, porque cada quien empieza a opinar desde su perspectiva o desde su visión de vida (…) Las personas tienen un tema para cuestionarse valores morales, solución de problemas, resolución de la vida, personalidad”, sostiene y destaca los elementos de “identificación” que historias como la de Christian pueden generar en la audiencia.
“Uno busca modelos (de conductas) a seguir, pero también para evitar. Aparecen estas historias y queremos saber cómo se resuelve el asunto: ¿va a volver con la otra persona?, ¿va a perdonar? Uno se refleja y evalúa: ¿hice yo bien en perdonar, en no perdonar? Se usan estas situaciones para evaluarse a uno mismo y a las personas que te rodean”, explica.
Creando contenidos
Ricky Rodríguez, actual subgerente de entretenimiento de Latina, era productor de “El gran show” cuando Christian Domínguez protagonizó uno de sus más comentados ‘ampays’: el que puso fin a su matrimonio con Melanie Martínez tras ser captado con la bailarina Julissa Vásquez, conocida como ‘Tulita’. Él ha sido testigo del fenómeno de popularidad del exintegrante de Joven Sensación y de otras historias seguidas con altos promedios de ráting en la TV, un efecto que él compara con el de las telenovelas.
“La gente sigue la vida de los famosos como si fuera una novela que pueden ver en vivo capítulo a capítulo. En el caso de Christian, la gente ha seguido su carrera desde que bailaba el ‘Tic Tic Tac’ y se ha ido superando como artista; ahora es dueño de un grupo. La cumbia es un género muy popular, la gente de todo nivel socioeconómico lo conoce y han seguido su vida amorosa, tal como ocurre con un galán”, refiere el hombre de televisión.
Rodríguez recuerda que, cuando Domínguez fue parte del programa de Gisela Valcárcel, era un “invitado simpático, agradable” y que “daba ráting”, pero se “disparaba” cuando se tocaba algún tema relacionado a su siempre complicada vida amorosa.
“Él es como medio conchudo y eso creo que conecta con la gente, porque el peruano siempre ha sido machista, fresco con en ese tema de sacar los pies del plato, lo ven como un ídolo”, considera.
Y aunque es complicado saber a ciencia cierta qué personaje puede ser un éxito en TV, una vez que se encontró el gancho, la pauta de un programa se armará de acuerdo a ello.
“A nosotros nos sirve mucho la prensa. Antes esperábamos las portadas de los diarios (para saber qué temas son los más comentados), ahora basta con entrar a las redes y ver qué es lo que está funcionando en la prensa. Cuando una noticia llega a los medios y muere rápido es porque no hay interés. Pero si pasa al contrario, buscas ángulos diferentes para ver cómo tocar la noticia”, dice sobre el ciclo que ha tenido, por ejemplo, el caso Domínguez: “Magaly sacó el ‘ampay’, luego nosotros tuvimos a Christian y a Pamela en ‘Válgame Dios’. Vania Bludau y Karla Tarazona (ex parejas del artista) estarán en ‘El valor de la verdad’. Christian estuvo hoy (viernes) en “Mujeres al mando’, Pamela va en la tarde a ‘Válgame Dios’. Magaly saca otro ‘ampay’. Todo el mundo afila la puntería a Christian, porque sabes que es lo que está funcionando a nivel TV, prensa, redes sociales”, recuerda.
Para Patricia Salinas, periodista y crítica de televisión, este es un “círculo vicioso”.
“A la gente no le debería de importar qué hacen los artistas en su vida privada. Pero es un círculo vicioso porque los medios levantan estas noticias para atraer ráting y como les funciona siguen con eso. Cuando ‘El valor de la verdad’ ha intentado un par de veces hacer una cosa decente como entrevistar a las maratonistas, tuvo el peor ráting de su historia, y entonces tienes que regresar a la porquería de la vida íntima de con quién te acostaste y con estos personajes que no son nadie”, afirma y compara el consumo de estos contenidos con el de la comida chatarra.
“Si tú te acostumbras a comer chatarra, (no la dejas) hasta que el médico te dice que debes comer sano, te tienes que acostumbrar a comer sano. Es exactamente lo mismo. La televisión nos da chatarra y nos hace daño y eso es algo que no entienden, solo por vender, siguen dando vuelta en eso”, reflexiona.
Todos lo ven, pocos lo admiten
Ricky Rodríguez recuerda que, cuando a Magaly Medina más se le criticaba, sus promedios más altos eran en el sector AB, de donde venían los principales ataques, algo que también ocurre con “El valor de la verdad” o con los realities de competencia.
“El Perú está lleno de eso”, dice Alexander Huerta. “Todos critican ‘Esto es guerra’ o ‘Combate’, pero los ránkings los favorecen. La cultura popular está mal vista. Al no ser de elite y al haber sido muy criticada en general, existe una suerte de vergüenza en admitir el consumo”, comenta el antropólogo.
“Nosotros en el Perú no hemos desarrollado un orgullo por nuestro consumo popular. Cuando los indios están muy orgullosos de su Bollywood o México de sus luchadores, nosotros todavía no podemos tener esa admisión porque todavía hay un juicio muy fuerte acerca de que hay, entre comillas, una cultura oficial frente a la popular, entonces cuesta admitirlo por el juicio social, porque somos un país bastante juzgador”, afirma.