Jennifer Lawrence dijo “sí, acepto”. Tras ocho meses de compromiso y menos de 1 año de romance, la estrella de Hollywood se casó con el galerista neoyorquino Cooke Maroney en una ceremonia privada, pero digna de una escena de película.
El escenario de por sí fue peculiar. La pareja eligió el castillo de Belcourt, en Newport (Rhode Island), un imponente edificio del siglo XIX que es, además, famoso por albergar fantasmas.
Al lugar llegaron figuras como Adele, Kris Kardashian y Cameron Diaz, que destacaron en la lista de tan solo 150 invitados.
Amy Schumer, Emma Stone, Bradley Cooper, Ashley Olsen, Sienna Miller, Nicole Richie y Joe Madden también acudieron a la recepción, según confirmó “People” en su edición digital.
Aunque la pareja es conocida por su recelo con la prensa, algunas imágenes de lo que ocurrió ese día se han divulgado en las redes.
Mark Seed, el wedding planner de las celebridades, fue el elegido para organizar la fiesta. De acuerdo a la prensa estadounidense, la pareja había pedido expresamente que la celebración sea “poco convencional”.
Jennifer Lawrence, de 29, y Cooke Maroney, de 34, comenzaron a ser relacionados a fines del 2017, poco después del final del romance de la actriz con el director Darren Aronofsky. Los futuros esposos se conocieron gracias a Laura Simpson, la mejor amiga de la estrella de “Los juegos del hambre”.
En junio pasado, al ser consultada por sus planes de boda en el podcast de Catt Sadler, Jennifer Lawrence no escatimó en elogios al referirse al galerista.
“¿Cómo supe que me quería casar? No sé, empecé con preguntarme lo básico. ¿Cómo me siento?, ¿es une buena persona?, ¿es amable?, ¿es el indicado? Sé que suena realmente estúpido, pero él lo es, él es, ya sabes. Es la persona más maravillosa que he conocido, así que me siento muy honrada de ser una Maroney”, declaró.