(EFE/ EL COMERCIO)
Joan Rivers murió en un quirófano mientras se sometía a una operación de garganta y ahora, a casi dos semanas de su deceso, el doctor que la atendió se ve en medio de la tormenta por una serie de irregularidades halladas en la investigación policial.
De acuerdo a un reporte de la CNN, el doctor Lawrence Cohen realizó una biopsia en las cuerdas vocales de Rivers sin una autorización firmada por su paciente ni el permiso de la clínica neoyorquina donde tuvo lugar la intervención. El médico, además, se tomó un selfie mientras Rivers, de 81 años, estaba anestesiada en la sala de operaciones.
La actriz había ingresado el 28 de agosto en la clínica Yorkville Endoscopy para una endoscopia, un procedimiento con el que se pretendía averiguar la razón de sus problemas de garganta. Tras ello, el médico de Rivers realizó la biopsia que, de acuerdo a la propia clínica, no se lleva a cabo en sus instalaciones.
Los investigadores creen que las cuerdas vocales de Rivers comenzaron a inflamarse durante la biopsia y eso motivó la insuficiencia respiratoria que desencadenó el fallo cardiaco que acabó con la vida de la presentadora.
El doctor Cohen actualmente ha sido apartado del servicio en la clínica tras el suceso.