Cada cierto tiempo aparece en una serie que deja huella. Eso ocurrió con “Twin Peaks”, tal vez la primera serie de culto de la edad moderna; con “Los Soprano” y su inusual tratamiento cinematográfico; con “Game of Thrones”, un fenómeno que trascendió la popularidad y cifras de audiencia para ser, además, aclamada por la crítica (hasta la temporada 6, el resto fue una lágrima) y dar pie a una ola de adaptaciones televisivas de fantasía y ciencia ficción. Pero en medio de todas esas series hubo otra: “Lost”.
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MISTERIO: EL FACTOR CLAVE
Creada por J.J. Abrams, “Lost” (2005-2010) tuvo una premisa sencilla: el vuelo comercial de Oceanic Airlines sufre un accidente y los sobrevivientes caen en una isla donde esperan el rescate… solo que nadie los hallará. Y la isla, como todos se dan cuenta en la primera temporada, no está desierta: hay osos polares, un ermitaño que vive en una escotilla cuyo único trabajo es presionar un botón, un mortal humo negro que mata a sobrevivientes de manera aleatoria y más.
En teoría, “Lost” pudo durar para siempre: cada episodio desarrollaba a cuentagotas un misterio, complementaba la vida en la isla (cuyo paisaje, seamos francos, era monótono) con flashbacks donde conocíamos el pasado de los personajes principales; recuerdos que llegaron a ser tan atrapantes como los peligros de la naturaleza: ahí está la inolvidable historia de John Locke (Terry O’Quinn) y su padre, o la complicada relación entre Jin y Sun (Daniel Dae Kim y Yunji Kim, respectivamente); los mejores personajes de la serie, a mi parecer.
La primera escena de “Lost” cumple una regla común, pero efectiva en la narrativa: empieza con una “explosión”, algo para captar al espectador y no dejar que cambie de canal. (Video: ABC)
Como es usual en las series norteamericanas de señal abierta, “Lost” era irregular: avanzaba a ritmo de tortuga, situación que al ser combinada con flashbacks débiles (de esos había por montones) ofrecía los equivalentes televisivos al plomo: pesado, de escaso valor y venenoso para el buen gusto. Pero de las entrañas de estos fallos había encanto, como demostró el final de la tercera temporada; cuya sorpresa no encontrarán aquí al detalle por ser el mayor de los SPOILERS.
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Estos ingredientes tuvieron un efecto: “Lost” resonó en un grupo de espectadores no pasivos que, armados con la internet pre-redes sociales, discutían las escasas pistas disponibles; trátese del verdadero objetivo de la Iniciativa Dharma, por qué hay una estatua egipcia en la isla y si, tal vez, los libros de Sawyer (Josh Holloway) ofrecen un mensaje oculto. Como describe Toni de la Torre en su libro “Historia de las series” (Roca Editorial, 2016), estas iniciativas continuaron lo que ya se vivió en la segunda mitad de los noventa con “Buffy, the vampire slayer” y “My so called life”, que a su vez eran herederas espirituales de los fanclubs pre TV por cable de “Star Trek”. Pero hubo una diferencia: “Lost” se metió al bolsillo a estos fans que incluso pirateaban la serie para compartirla en países donde no se emitía.
“J.J. Abrams decidió apoderarse del debate en la red, que pasó de tener una naturaleza caótica y desordenada estar centralizado a través de la web thefuselage.com, promocionada desde la propia serie e incluso contaba con la participación de responsables y alguno de sus actores”, indica de la Torre.
“Lost” también fue una de las primeras series en crear contenidos solo para internet, los llamados websodios; capítulos de corta duración diseñados para los fans donde se ofrecían algunas respuestas. Eventualmente, los websodios se volvieron comunes para mantener el interés de la audiencia, se han visto en producciones como “The Walking Dead” y “Agents of SHIELD”; por poner un ejemplo. La discusión en internet dirigida por la misma serie también se ha vuelto un estándar, de ahí que cada ficción tenga sus canales en redes como Facebook, Instagram, Twitter; donde promueven contenidos que hace unos años serían impensables, como memes, fanart y podcasts de factura propia.
La presentación de Desmond Hume (Henry Ian Cusick) al inicio de la temporada 2. Por aquel entonces, “Lost” ya era la mayor serie del mundo. (Video: ABC)
LA DEBACLE Y LOS HEREDEROS
“Lost” no fue la misma después de la temporada 3, pues la sorpresa acrobática para el espectador terminó por acelerar lo evidente: la serie no tenía rumbo, los misterios planteados a lo largo de los años parecían cada vez más irrelevantes. La cosa se hizo insostenible para Carlton Cuse y Damon Lindelof, los showrunners (productores generales) que se encargaron del día a día del desarrollo de la serie, supervisando tanto el guion como a los actores y todo lo referente al monstruo que tenían entre manos.
En 2010, “Lost” no respondió todas las dudas de la audiencia, pero eso no la detuvo para llegar a un final el 23 de mayo con un episodio doble que alcanzó los 13 millones de espectadores en simultáneo y desencadenó airadas discusiones entre esos mismos fans que la mantuvieron popular. Razón no les faltó, pues se trataba de un pan con mango.
La serie tuvo sus hijos “bastardos”, historias que intentaron replicar la fórmula y que fracasaron, como “Flashforward” de ABC, intento del mismo canal que creó “Lost” y que incluso tuvo a un par de caseritos de la isla. NBC hizo lo mismo con “The Event”, un bodrio intragable. Ninguna de estas series tuvo más de una temporada. Pero los herederos de “Lost)” sí existen, como “The Walking Dead” (2010) y “Game of Thrones” (2011-2019), que captaron una base de fans muy activa y capaz de mover el negocio más allá de la pantalla (con la compra de cómics, juguetes y novelas). Pero si la serie tuvo un heredero real, ese fue “The Leftovers” (2014-2017), creada por Lindelof, quien aprendió de sus errores en “Lost” para ofrecer una serie que, desde su primer episodio, tenía claro que no iba a responder ninguna duda. Y a pesar de ello, o a causa de ello, fue superior.
“The Leftovers”, episodio 1 completo (Video: HBO). En esta serie, el 2% de la población mundial se desvanece de un momento a otro. La razón nunca se explica.
“Lost” no está disponible para ser vista de manera legal en streaming para América Latina (Netflix la tuvo hace unos años). Es como si esta televisión de hoy, que busca ser trend topic cada se semana, ignorara un pasado lleno de vergüenza y grandeza por igual: después de todo, sin los chicos y chicas de la isla la TV de hoy no existiría.
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