A Miguel Arce, el título de “exchico reality” no le agrada. Pese a que gran cantidad de peruanos lo recuerdan por sus participaciones continuas en programas como “Combate” o “Esto es Guerra”, y ciertamente le guarde cariño a estos proyectos, él prefiere ser reconocido por su faceta como actor. Razones tampoco le faltan, ya que en los últimos seis años ha trabajado para abrirse camino en el competitivo mundo artístico de México, logrando esporádicas apariciones en producciones de Televisa.
Su participación en la tercera temporada de la serie de Netflix, “Madre solo hay dos”, es probablemente uno de sus mayores éxitos. En Perú y otros países de la región, esta alcanzó el top 10 de serie más vistas en la plataforma de streaming, brindándole exposición internacional y gran cobertura mediática. Aunque su personaje no tiene gran protagonismo, él aún se encuentra emocionado por la oportunidad que tuvo de trabajar junto a grandes actrices como lo son Ludwika Paleta (”Carrusel”, ”María la del barrio”) y Paulina Goto (”Mis XV”, “Mi corazón es tuyo).
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“Son súper profesionales y buenas actrices. Para mí fue mí un lujo estar con ellas, ya que como personas también son unos excelentes seres humanos. Se respiraba un buen ambiente y no solamente con ellas, sino con todo el equipo de producción. Ya después averigüé que la productora ha tenido proyectos muy exitosos [a nivel internacional] y abrirse puertas ahí, que te conozcan, es muy importante”, comenta Arce en una entrevista con El Comercio.
Pero su experiencia como actor se remonta al 2004, cuando apenas tenía 19 años y participó en la telenovela “Besos robados”, junto a Stephany Cayo. Para entonces era un joven tan tímido que tartamudeaba con regularidad; y por esta razón se comprometió a tomar clases de actuación. Pero estos primeros pasos tuvieron que pausarse por un accidente automovilístico que por poco acaba con su vida, “Me dejó en coma cuatro días, perdí la memoria dos semanas”, recordó.
Recién con 26 años, la televisión le daría su segunda gran oportunidad convirtiéndose en el ‘Thor’ (Lucas Boggio), de “Al Fondo Hay Sitio”. A partir de ahí su presencia en la pantalla chica fue constante, gozando de éxito nacional con “Combate” y “Esto Es Guerra”, hasta su posterior descenso del podio televisivo tras su paso por Latina, canal que, afirma, “se portó muy mal” con él y terminó en malas relaciones.
Pero no es la única con la cual tuvo desencuentros. “La mayoría de productoras me odian porque no tengo mucha paciencia, y siempre he terminado diciendo lo que pienso, muy educadamente y con mucha cortesía, pero a las productoras en Perú les gusta controlar las cosas y que tú no digas nada, [quieren] que seas como una marioneta y yo no soy así”, asegura.
Ese devenir y un problema legal [y mediático] con su expareja, la modelo argentina Julieta Rodríguez, hizo que Arce empacara sus maletas y fuese a Miami a “despejar su mente”. Lo único que sabía en aquel momento es que no pensaba continuar trabajando en el Perú, y que debía empezar de nuevo pese a que, a su consideración, se encontraba en su “mejor momento”.
Por ser la cuna del entretenimiento latinoamericano, México fue su país elegido para radicar. Allá inicio presentándose en castings, aunque era rápidamente descartado debido a su dejo limeño, así que trabajó bastante en practicar un acento neutro. En su conteo mental aproximado, participó en doscientas audiciones, logrando el papel solo en cinco.
Cuando se le pregunta si sus privilegios por ser un hombre blanco, alto, atractivo y heterosexual, le ayudaron un poco en obtener esos roles, responde con un rotundo no. “La mayoría de mis papeles han sido de gay. En Perú, por ejemplo, cuando se pusieron de moda las las miniseries me decían que no había papeles para mi. ‘Necesitamos gente que se vea autóctona’ me decían, porque la serie iba para allá. Y yo entiendo, no es que me estén discriminando, simplemente no encajo en el perfil”.
A diferencia de nuestro país, considera que México es un país más competitivo, y hombres como él había por montones, por lo que es más difícil resaltar entre extranjeros que “hablan español incluso mejor” que él. Aún así, ha obtenido participaciones en programas reconocidos como “La Rosa de Guadalupe” o “Como dice el dicho”. Él cuenta que, más que suerte, fue una combinación de muchos factores: “Para mí la suerte es una mezcla entre estar en el lugar correcto, en el tiempo correcto y mantenerte lo más preparado que puedas. Las únicas dos variantes que puedes controlar es el lugar y la preparación; pero debes tener paciencia y esperar”.
Y si Arce puede darse el lujo de “esperar”, es porque las ganancias obtenidas como parte de su trabajo en realities lo supo invertir en bienes raíces que le permitieron vivir sin pasar por apuros ni penurias durante sus primeros años fuera del país. Gracias a ello, por ahora disfruta de la popularidad y buen recibimiento de la tercera temporada de “Madre solo hay dos”, y nos adelanta que ya ha firmado un contrato para participar en una próxima superproducción, aunque espera a que el rodaje esté avanzado para para develar más detalles.
Afirma que le encantaría involucrarse en más telenovelas, pero teme quedarse estancado en el género, por lo que confía en que su futuro profesional se encuentra en los programas de streaming. Una de las pocas razones que lo traería de regreso a producciones peruanas, son sus ánimos por estar más cerca de su padre y su familia; pero en general, Miguel Arce es al día de hoy un actor abocado a labrarse una carrera dirigida al público internacional; por lo que podemos deducir que aún le queda un largo trayecto por delante frente a las cámaras.