Japón tiene una tradición de décadas en crear mangas y series animadas de fantasía, con inspiración en videojuegos de rol donde soldados, caballeros, magos y demás personajes se unen para cumplir una misión. Estas historias se han transformado, al punto de que lo más común en el género pasó a ser el “isekai”, donde una persona del mundo real, al morir, se transporta al mundo mágico. El más reciente estreno de es un retorno a las raíces, pero con un giro que la acerca a personas que no ven anime: la gastronomía.

“Tragones y mazmorras” (“Dungeon Meshi)” sigue al guerrero humano Laios, la maga elfa Marcille y el cerrajero mediano Chilchuck, quienes en su aventura por encontrar el Reino Dorado son atacados por un dragón, el cual se traga a su amiga Falin. Expulsados del calabozo por un hechizo, recomienzan su viaje, que se ha convertido en una misión de rescate y al que se le añade un enfoque distinto: no comprarán alimentos para llevar, sino que los conseguirán en el camino. O sea que los monstruos ―los enemigos― serán el desayuno, el almuerzo y la cena.

Pero no se los comen crudos, mucho menos con un simple rostizado como se ve en series con aventureros o campamentos. Detrás de cada ingrediente hay un proceso que la serie detalla. ¿Aparece un escorpión gigante? Se le cortan las tenazas, la cabeza y las patas (la cola no se consume, sabe mal), el cuerpo es trozado para que se cocine mejor y se retiran los intestinos. Pero la proteína necesita acompañamiento, así que tener un hongo caminante podría darle otra textura al plato. Al hongo se le quita la base y se le troza, mientras que los pies se cocinan enteros (son deliciosos y tienen un aroma particular). Tanto la planta como el artrópodo se cocinan en agua hirviendo en una olla tipo wok. Para darle más consistencia, se añade slime seco (una criatura típica de los juegos de rol), algas y tubérculos. ¿El resultado? Un estofado que sabe tan bien como se ve.

En el contexto del viaje los personajes conocen a Senshi, enano que ha explorado la mazmorra por 10 años y que está familiarizado con múltiples recetas. Él se hace amigo de Laios, que está obsesionado con cocinar todo lo que se mueve, incluso armaduras mágicas. No comparte su entusiasmo Marcille, cuyos reparos en comer monstruos generan situaciones humorísticas, pero termina rendida al sabor de los bichos. Por su parte, Chilchuck solo quiere asegurarse de que sus compañeros estén a salvo y ninguno muera más veces de lo necesario. Sí, leíste bien: en esta serie los muertos reviven gracias a la magia.

Este detalle no hace que la serie sea menos emocionante. En cambio, la enfoca en la aventura y la comida, que antes que ser un fin, son un medio. ¿Para qué? Para construir personajes, cuyas acciones en el presente, sus intereses y temores, dan motivos para que el espectador vea el siguiente episodio. Aquí no hay misterios, solo personas que viven el momento y comen como si no hubiese un mañana. Encima de todo, la serie es producida por el estudio Trigger (“Kill la Kill”, “Cyberpunk 2077: Edgerunners”), lo cual garantiza la mejor animación que el mercado japonés tiene para ofrecer.

El estreno de “Tragones y mazmorras” coincide con el interés de la audiencia en fantasías clásicas, como es el caso del anime “Frieren: Beyond Journey’s End”, que sigue a una maga elfa mientras recuerda sus aventuras del pasado. Se espera que próximamente también llegue a la TV la adaptación del manga “Witch Hat Atelier”, sobre una niña que busca ser maga. Porque todavía hay lugar para historias con corazón en un mundo donde la ironía manda.

DATO

Puedes ver nuevos episodios de “Tragones y mazmorras” todos los jueves por Netflix.