En marzo del 2020, tras la muerte de Fernando Gaitán, creador de “Yo soy Betty, la fea” y “Café con aroma de mujer”, Natalia Ramírez repuso “El Diván Rojo”, la última obra escrita por el destacado guionista colombiano. Con esta iniciativa que llegará al Perú en abril del próximo año, la productora y actriz le rinde homenaje a su maestro y gran amigo.
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“Cuando fallece Fernando, mi hermano, mi amigo del alma, su familia no quiere dejar morir su legado y me pide poner esta obra otra vez en escena. Para mí, obviamente, fue un honor y una forma de rendirle homenaje. Acepté la propuesta sin dudar ni un segundo”, destaca la artista colombiana.
“Es un proyecto motivador, hecho con todo el amor del mundo. Tuvo un gran estreno, pero después de tres funciones paramos porque en Colombia se cerró todo por pandemia. Este año, en marzo, hemos retomado las presentaciones con una gira por Centroamérica, luego por México y el 15 de abril del 2023 estaremos en Perú. Esperamos después ir a Bolivia y Chile”, añade.
Bajo la producción de Natalia Ramírez y la dirección de Víctor Quesada, esta pieza teatral aborda una divertida terapia sexual en el consultorio de “Luis Mario” un reconocido psicólogo interpretado por Julio César Herrera, y su atractiva paciente Carla Santamaría, interpretada por Lorna Cepeda, en una consulta en el diván rojo que los lleva a un sinnúmero de situaciones llenas de humor y drama.
─Ahora que estás produciendo, ¿dónde queda la actuación?
Empecé a producir teatro en 1991 y es lo que más me gusta hacer, me encanta, me apasiona tremendamente esta parte del detrás de cámara porque es un paquete completo. Sin embargo, en “El Diván Rojo” también tengo una participación especial, soy como la consciencia en la obra. Nunca he dejado la actuación.
Despegue internacional
Una década después de debutar como actriz interpretando a Natalia Moncada en “Décimo grado”, Natalia Ramírez asumió el rol de Marcela Valencia en “Yo soy Betty, la fea”, uno de los roles más importantes de su carrera.
─Hay un antes y un después de “Yo soy Betty, la fea” en tu vida?
Arranqué actuando en 1987 y cuando aparece Betty, 13 años después, le da un giro a mi vida porque logra internacionalizar mi carrera, algo que no había podido hacer hasta ese momento. Interpretar a Marcela Valencia fue un placer, me cambió la vida.
─¿Cómo llegas a esta telenovela?
A través de un largo y complicado casting. Me entregaron una bitácora de 85 páginas que tardé en leer como tres horas y media, y eso que yo leo a la velocidad de la luz. Después de hacer una escena durante cinco minutos, hice otra con mi supuesto Armando Mendoza. Esa fue la definitiva, luego la historia es conocida.
─¿Es verdad que una vez que conseguiste el papel dudaste en participar porque creías que sería un fracaso?
Mas que la duda era la incertidumbre de saber si iba a funcionar o no porque el concepto era riesgoso, era la historia de la Cenicienta disfrazada de fea, que jamás iba a ser bella ni esplendorosa.
¿Crees que actualmente funcione una historia machista, homofóbica y sectaria como esta?
Actualmente no se podría hacer algo así, pero se sigue viendo porque tiene una licencia extraña, es como un clásico que se ve todo el tiempo. Es increíble e inverosímil que ahora no se pueda decirle a alguien que es gorda o flaca, fea o bonita. Hay un doble discurso que resulta asombroso.
─Sobre Beatriz Pinzón, el personaje central de “Yo soy Betty, la fea”, se ha dicho que en realidad sería la mala de la historia. ¿Qué opinas?
Eso lo tengo claro desde el primer día de grabación. De hecho Fernando Gaitán siempre me decía que escribía de una forma en que los buenos parecen malos y los malos, buenos. Le ponía magia a sus escritos. Armando Mendoza (Jorge Enrique Abello) era al antiprotagonista: bobo, dramático, violento, histérico, un ser que uno repudiaba. La otra, Betty (Ana María Orozco), era alcahueta, infiel, se mete con un hombre comprometido, maquilla informes y se queda con la presidencia de Ecomoda. Era la antagonista.
─Después de interpretar a Marcela Valencia durante dos años, ¿te costó desligarte del personaje?
Jamás me he desligado y tampoco quisiera que la gente se olvide de ella o que este personaje no hubiese existido. De hecho cuando me llaman ‘Marcela’ volteo agradecida.
─¿Qué representa este personaje para ti?
Es muy importante porque me permitió mostrar muchos matices como actriz, y sin mucho esfuerzo porque la dirección era impecable.
─Además de Julio César Herrera y Lorna Cepeda, ¿mantienes contacto con otros actores de la telenovela?
Somos como una familia, siempre estamos en contacto, sin importar la distancia.
─Hay rumores de que habrá una nueva temporada, la continuidad de la telenovela. ¿Sabes algo?
No te puedo decir por confidencialidad.
─Entonces, ¿algo de cierto hay?
Sí, aunque lo concreto actualmente es “El Diván Rojo”, que es un éxito, pues como decía Winston Churchill: “El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.
─Nunca has perdido el entusiasmo?
Nunca, yo me caigo y me levanto rápido, no tengo tiempo de ponerme a pensar en que me caí, solo en que tengo que ser mejor ser humano que ayer.