Lleva ocho años alejado de la televisión, y para Efraín Aguilar no ha sido fácil. “Ha sido un golpe duro en lo emocional, personal y económico”, confiesa. Sin embargo, esta no es la primera vez que enfrenta una pausa prolongada en su carrera televisiva. Tras salir de “Risas y salsa”, en 1982, tuvo que esperar once años para regresar a hacer lo que más ama. Durante ese tiempo, lejos de rendirse, encontró nuevas formas de expresarse y conectarse con el público: creó grandes revistas musicales. Hoy, mientras espera con paciencia su retorno a la pantalla chica, imparte talleres de actuación. Para Efraín, su profesión nunca cierra puertas, solo abre caminos diferentes que lo mantienen cerca de su esencia: “contar historias y transformar vidas”.
“Uno de los caminos que siempre me ha acompañado es la docencia. Desde hace 21 años dicto clases, sin contar mi experiencia previa como profesor en la Universidad Villarreal y en Histrión Teatro de Arte. Soy egresado del Instituto Pedagógico Nacional, la enseñanza fluye en mi sangre”, asegura el productor. Este compromiso lo renueva constantemente y anuncia con entusiasmo el inicio de su próximo taller de actuación, programado para el 6 de enero, en el Teatro Auditorio de Miraflores.
A pesar de su pasión por la enseñanza, Aguilar no oculta los desafíos que ha enfrentado a lo largo de su carrera, como la pérdida del teatro Canout. Ese espacio, donde conjugaba la creación de obras y la formación de talentos, significó un golpe difícil de superar. “El teatro quebró durante la pandemia. Los propietarios recibieron una oferta para venderlo, y tuve que desalojar. Fue muy complicado porque había invertido mucho en ese lugar, desde restaurar las butacas hasta reconstruir su estructura. Así es la vida del artista, llena de alzas y bajas”, reflexiona.
Visión crítica
Respecto a Ricardo Mendoza y Jorge Luna, conductores de ‘Hablando Huevadas’ y actuales dueños del teatro Canout, Efraín reconoce su éxito, pero marca una diferencia clara. “Nunca he sido envidioso, no está en mi naturaleza. Los aplaudo y me alegró mucho que triunfaran en el Madison Square Garden, en Nueva York. ¿Dónde discrepo? En que los llamen artistas. Para mí, ellos no son artistas, ni actores, ni personajes”, afirma.
Sobre la televisión actual, el productor detrás de éxitos como “1000 oficios”, “Así es la vida” y las primeras ocho temporadas de “Al fondo hay sitio”, se muestra crítico. Reconoce el liderazgo en rating de la actual entrega de la teleserie protagonizada por los Maldini y los Gonzales, pero menciona que, desde su perspectiva, “carece de novedad”.
En cuanto a “De vuelta al barrio”, Aguilar cuestiona la fidelidad de la ambientación con la época que buscaba retratar. “La escenografía no reflejaba la realidad de un barrio limeño en los años 80. Las historias deben ser coherentes con su tiempo. Yo le habría puesto una pista con baches, sucia, algo que transmitiera autenticidad”, afirma. Además, explica que dejó de ver la serie debido a una escena de billar, una actividad que conoció bien en su juventud. “Yo fui billarista de calle. En esos años, los billares estaban llenos de cerveza, trago y humo. Las mujeres no entraban, todos éramos zarrapastrosos. Y eso no se reflejaba en absoluto en la serie”, recuerda.
Proyectos televisivos
A sus 79 años, Aguilar reafirma su pasión y energía para regresar a la televisión. “Todavía no siento el peso de los 80 cheques que cumpliré en diciembre”, comenta con una sonrisa pícara. Aunque el panorama televisivo actual enfrenta retos, el productor mantiene una actitud optimista y sigue trabajando en nuevos proyectos.
Uno de ellos está junto a su gran amigo Adolfo Chuiman. Ambos han presentado una propuesta para América TV y otros canales. “Es un proyecto de Adolfo, que ya viene desde hace algún tiempo. Es una buena idea, no puedo decir el nombre porque a él le corresponde, pero en estos momentos los canales no están dispuestos a invertir en ficción. Todavía no encuentran el ángulo adecuado para competir con las plataformas y redes sociales. Yo sería el productor”, asegura.
Otro proyecto destacado es una posible colaboración con el influencer boliviano Álex Pinedo. Aunque Aguilar reconoce el carisma y el potencial de Pinedo, así como el apoyo de su familia, también enfatiza los desafíos que enfrenta al trasladar su éxito en redes sociales al formato televisivo.
“Álex es una figura importante en las redes, pero su entorno televisivo es limitado”, señala el experimentado productor. Según Aguilar, uno de los principales retos radica en la falta de un equipo especializado en ficción. “Le pregunté si tenía personal capacitado para hacer ficción, y me dijo que no. Tampoco contaba con actores, y la mayoría tendría que ser de Bolivia”, explica.
Con su característico ojo crítico, Aguilar deja en claro que, aunque valora la iniciativa de Pinedo, las exigencias de la televisión requieren un nivel de preparación y recursos que aún no están disponibles en este caso. Sin embargo, mantiene abierta la posibilidad de explorar nuevas oportunidades si las condiciones mejoran.
“Además, tengo una propuesta interesante para una ficción de un canal importante con alcance nacional, que es la opción más viable hasta ahora. Espero que se concrete. Mientras tanto, sigo dedicándome a lo que más amo: enseñar y formar”, sentencia.