David Villanueva: Los extranjeros no quitamos trabajo, sumamos
Sonia del Águila

"", exitosa ficción de Del Barrio Producciones y América TV, congregó entre sus filas a dos actores extranjeros: al español David Villanueva (Leonardo) y al uruguayo Mauro Ramírez (Marcelo). Ambos, en diálogo con El Comercio aclararon que llegaron al Perú para compartir sus conocimientos y sumar, y no para restar oportunidades laborales a los peruanos.

"A veces se piensa que los actores extranjeros les quitamos trabajo a los peruanos, cuando es todo lo contrario. Uno viene de afuera para compartir experiencias, para sumar y construir juntos. Creo que en una producción no hay protagonistas y que solo trabajando unidos se logra un buen producto", comentó David Villanueva.

En tanto, Mauro, agregó: "Hay que dejar los celos de lado, somos un equipo, aprendemos mutuamente, nadie le quita el trabajo a nadie".

¿Qué opinan sobre los chicos de 'realities' que actúan sin tener experiencia?

MAURO: Si la producción ve conveniente convocarlos, está bien. Creo que todos tenemos algo bueno para aportar, no debemos desperdiciar el tiempo ni gastar energía pensando en qué hacen o dejan de hacer los demás.

DAVID: Todos tenemos derecho a tener oportunidades y depende de uno aprovecharlas. Además, los que te contratan saben por qué lo hacen, si creen en ti, todo está bien. 

"Mis tres Marías" superó en audiencia a "Al fondo hay sitio". ¿A qué atribuyen el éxito de la novela?

D: Es un trabajo en equipo, el éxito se da gracias al trabajo de todos: técnicos, producción y actores. Tratamos de hacer nuestra 'chamba' lo mejor posible.

M: Y no lo hacemos pensando en el ráting. Si estuviésemos en el teatro y solo iría una persona a ver nuestra obra, te aseguro que la entrega sería la misma. Era indudable que la novela iba a tener éxito porque tiene una historia fascinante. 

En la mayoría de ficciones es la mujer abandonada la que saca adelante sola a sus hijos. La idea de que el  hombre asuma ese rol, podía haber jugado en contra. ¿Por qué creen que eso no ocurrió?

M: Creo que la sociedad se ha dado cuenta de que todos somos iguales y que así como hay hombres que no tienen valores, también hay mujeres que no los tienen.

David, comentaste que construir a Iván, el personaje que tuviste en "Amor de madre", representó un reto para ti. ¿Qué representa Leonardo?

Un reto mayor, porque es un hombre al que le cae todas las desgracias juntas. Tengo que darle a Leo todos mis canales emotivos emocionales. Es maravilloso, sin ser padre tuve meterme en el rol de un hombre que sí lo es. Y ahora que las pequeñas crezcan, que evolucionen, mi personaje tiene que evolucionar también, tengo que estar muy concentrado. Este papel me está ayudando a crecer como actor.

Es un personaje que tiene gran carga emotiva, que te exige llorar mucho. ¿Qué técnica empleas para poder llorar?

D: Para llorar necesito adentrarme en mi ser y tener los conductos flexibles. A veces la mente no quiere llorar, el ser humano no quiere pasarla mal porque está programado para ser feliz. En el teatro todo es más fácil porque tiene una continuidad, pero en televisión cada vez que las grabaciones se cortan tienes que volver a llorar. 

M: Si te vas por la parte mental es difícil, tienes que contactarte con tus emociones.

David, ¿cuál fue la escena que más trabajo te costó hacer?

D: Cuando Vicente (Gonzalo Molina) me visita en el hospital y llega sin mis hijas. Me pasó algo que nunca me había pasado antes. Seguí llorando diez o quince minutos después de que terminamos de grabar. Y es que para llegar al alma de las personas tienes que abrir un canal, que muchas veces cuesta cerrar. 

Sus personajes son muy amigos en la novela. ¿En la vida real también lo son?

M: Nuestros personajes tienen varias similitudes con nosotros,  por eso hicimos conexión rápido, todo salió natural y ahora somos amigos.

D: Por casualidades de la vida, Marcelo y Leo se empiezan a conocer, al igual que Mauro y David. Nuestros personajes se han ido construyendo a la par con las relaciones de los actores. Es la primera vez que trabajamos junto y nos llevamos muy bien, a veces, después de las grabaciones nos tomamos un café.

Mauro, ¿cómo llegaste a la producción de Michelle Alexander?

Querían un actor extranjero y se fueron a buscarlo a México. Y por cosas de la vida me llegó la propuesta, hice el cásting y empezamos a avanzar en las negociaciones. Me resultó sumamente fascinante poder salir de mi zona de confort y trabajar en un país que no conocía muy bien.

Una de las escenas que más repercusión tuvo fue el motín en la cárcel. ¿Dónde se grabó? 

D: En el colegio La Inmaculada en Barranco, donde se dan clases a niños sordos; pero la escena en la que se ve a Leo ingresando a una mazmorra se grabó en otra casa. Grabar el motín fue una experiencia increíble. Cuando Paul Gastelo dispara sonó tan fuerte que nos asustamos de verdad. Las reacciones que se ven son naturales.

¿Hasta dónde les gustaría llegar como actores?

D: A Hollywood, aunque lo más importante es trabajar en algún proyecto que te haga feliz, como lo que me está pasando en este momento.

M: Mi sueño es hacer un proyecto de cine en el que me pueda entregar totalmente.

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