Daniel Peredo. (Foto: Paola Flores/ El Comercio)
Daniel Peredo. (Foto: Paola Flores/ El Comercio)

Donde estaba el fútbol, ahí estaba . Los hitos de las narraciones deportivas en la televisión peruana de las últimas décadas son suyos: la corrida y el pase de Vargas para el gol de Fano contra Argentina, o la jugada de Cueva que desembocó en el gol de Farfán contra Nueva Zelanda. Es una genealogía periodística y mediática en la cancha que va desde Eduardo San Román, Humberto Martínez Morosini o Pocho Rospigliosi hasta Daniel Peredo. Sus voces son parte de la épica pelotera nacional.

Precisamente, Pocho Rospigliosi fue una gran influencia en el pequeño Daniel Peredo. Y de 1969 a 1982, Perú clasificó a tres mundiales y ganó una Copa América. A ese niño y adolescente que creció en esa etapa mítica le gustaba estar informado. El periodismo deportivo corría por sus venas.

Peredo decía que él iba en contra del manual del cuidado de la voz: acostumbraba narrar desde la garganta, y no desde el estómago. Pero qué bien lo hacía. También creía que su voz no era demasiado especial (cuán equivocado estabas, Daniel). Al respecto, en la última entrevista que Peredo : "Me gusta adelantarme a las jugadas. Reconozco que mi voz no es la mejor, entonces trato de equipararme en relación con otros relatores mediante el conocimiento del juego y otros recursos".

SUEÑO TRUNCADO
No se producirá el añorado reencuentro entre Peredo y la selección peruana en una justa mundialista. Su deceso ocasionado por las complicaciones de un paro cardíaco se produjo ayer camino a la clínica San Felipe, en Jesús María. Minutos antes, él estaba en su habitual pichanga de fulbito de los lunes. Hasta que comenzó a sentirse mal.
En noviembre del 2017, . Hoy desconcierta y duele leer sus respuestas para las tres primeras preguntas:

–1. ¿Cuál es tu pasatiempo favorito?
La pichanga de fulbito de los lunes con mis amigos.

–2. ¿Qué sería para ti la felicidad perfecta?
Relatar al Perú en un Mundial.

–3. ¿Cuál es tu gran temor?
La muerte.

DATOS CALETAS
Daniel Peredo tuvo otras facetas creativas. En el 2010, presentó el libro "Los 500 datos más caletas de los Mundiales". Y en el 2017, apareció en la película "Once machos", de Aldo Miyashiro, en la que un equipo de fútbol de barrio reta a un partido a unos mafiosos que pretenden comprar todas las casas del vecindario (si los primeros ganan, los gánsteres los dejan en paz).

Pero la televisión parecía ser su hábitat natural. Desde el 2017, Peredo era un miembro estable de "Al ángulo", el programa de Movistar Deportes, donde hablar de fútbol es una religión.

En enero del 2018, el equipo de "Al ángulo" visitó la sede de El Comercio en el Centro Histórico. La producción había logrado vencer a sus rivales de la señal abierta para convertirse en el ganador de los Premios Luces en Mejor Programa Deportivo, por lo que Ramón Quiroga, Pedro García, Franco Cabrera, Diego Rebagliati, José Chávarri y Daniel Peredo se acercaron para recoger el trofeo. Debido a que horas después varios de ellos debían asistir a una conferencia del técnico Ricardo Gareca, fueron los primeros en aparecer. Peredo llegó con una sonrisa y comentó que la racha invicta de la selección fue clave para que el público sintiera suyo el programa. Pero su análisis resultó excesivamente modesto. Él era, en gran parte, el secreto del éxito. Lo extrañaremos.

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