Desde niña quiso ser actriz, pero -contrariamente a su vocación- al terminar el colegio, Ximena Díaz (Lima, 1978) estudió administración de empresas, una carrera que nunca ejerció, pues al cumplir 23 años, luego de ver a Catherine Zeta-Jones mostrando su lado más provocativo en la oscarizada película “Chicago” (2002), decidió inscribirse en el taller de actuación de Roberto Ángeles. Desde entonces ha interpretado a disímiles personajes. Hoy, la vemos dando vida a la interesada, oportunista y, a la vez, divertida, Natalia Rodríguez en la telenovela de Latina, “Papá en apuros”.
“Siempre me encantó bailar y actuar, pero a los 13 empecé a tenerle pánico al escenario. Temblaba. Cuando me tocaba presentarme, inventaba cosas para no salir. Tenía miedo que me digan que no sirvo. Por eso tomé otro rumbo, estudié otra cosa, abandoné mis sueños; pero no fue por mucho tiempo. Después de ver “Chicago”, la película, tuve una conversación conmigo misma. Decidí dejar de lado mis miedos y empecé a confiar en lo que podía lograr”, asegura la actriz.
En 2003, debutó actuando oficialmente en la “La mujer de Lorenzo”, una coproducción de la venezolana Venevisión y la peruana Iguana Producciones. Han pasado dos décadas desde que Díaz Muñoz se enfrentó a sus temores y pudo por fin abrazar aquellos sueños que dejó relegados durante varios años.
“Después de interpretar a ‘Mimi’ Zambrano busqué hacer otros personajes que realmente me reten. Como me encanta la cumbia y el baile, hice casting para ‘Las vírgenes de la cumbia’ (ficción que tuvo como protagonistas a Carolina Infante, Maricarmen Marín, Tula Rodríguez, Marisela Puicón). No me eligieron. Fue frustrante porque deseaba demasiado estar en esa producción. Michelle Alexander era la productora. Ya le dije que haga ‘Las tías de la cumbia’ para reivindicarme”, bromea la actriz.
Ximena empezaba a escribir las primeras líneas de su vida actoral en Perú, cuando decidió voltear la página para empezar un nuevo capítulo en Argentina, un país en el que destacó rápidamente. Se incorporó al elenco de “Malparida” y condujo un programa del canal Utilísima. Sin embargo, pese a que le iba bien, decidió regresar.
“Perdí varios años. Me fui a los 26 y regresé a los 34. Las actrices de mi edad ya tenían un nombre hecho. Yo era prácticamente una desconocida. Fue duro. Derramé muchas lágrimas. Esta carrera te tiene que gustar demasiado para soportar tantas negativas en los casting. Ahora que veo materializado lo que tanto busqué y esperé, siento que todo valió la pena”, destaca.
Díaz formó parte de producciones peruanas como: “La Tayson, corazón rebelde”, “Pensión Soto”, “Al fondo hay sitio”, “Maricucha”, entre otras. Actualmente, en “Papá en apuros” interpreta a Natalia, un personaje odiado y querido, al mismo tiempo.
“Es una antagonista que tiene una dualidad especial. A muchos les cuesta odiarla porque es divertida. Algunas veces es pesada, pero también te matas de risa con ella. Y me encanta que sea así. Encontró en Martín Seminario (Juan Carlos Rey de Castro) una solución para sus problemas económicos, pero también le gusta, se enamoró de verdad, profundamente. Es un personaje encantador. Hay quienes dicen que estoy grande y que no tengo el físico, pero a mí me gusta lo que veo en televisión. Eso es lo más importante”, enfatiza.
El amor real
El verdadero amor en la vida de Ximena Díaz es el famoso veterinario ‘Pancho’ Cavero. La pareja tiene dos hijos, Joaquín (5) e Isamar (3). Llevan seis años de relación y planean casarse pronto.
“Tenemos juntos casi la edad de Joaquín. Lo nuestro fue rápido, atípico. Nos fuimos a convivir saliendo de la clínica, con mi hijo en brazos. Pero supimos encontrar el camino. Y eso es muy lindo”, asegura la actriz tras rememorar el día que conoció al amor de su vida.
“La primera vez que lo vi fue en su veterinaria, cuando llevé a mi perrita, Cora, para que la revise porque estaba mal. Me pareció muy lindo. Tiene una hermosa sonrisa. Me flechó, pero yo estaba en otra, vivía afuera. Cinco años después, volví con otra perrita. En ese tiempo, ambos estábamos solos. Empezamos a vernos, a escribirnos. Es una linda historia. Este año, el día de la madre, me pidió la mano. Mi hijo mayor fue cómplice de la sorpresa. No me lo esperaba”, asevera.
“Mi cabeza se ordenó desde que me convertí en madre. Las cosas comenzaron a venir y los sueños a cumplirse”, subraya.