Cuando la familia Monteza Silva compró un terreno de casi tres mil metros cuadrados en el distrito de Comas, allá por los 90, jamás imaginó que años después este lugar se convertiría en un espacio único en Lima para aprender sobre el mundo marino. La propiedad fue pensada para ser una casa de campo, pero en el camino la idea de crear un moderno acuario empezó a tomar forma.
Elio Monteza (50), quizá el miembro más apasionado de la familia por esta propuesta, sabía que debía prepararse de la mejor forma para iniciar el proyecto. Sus estudios en Hidrobiología los fue complementando con una extensa bibliografía sobre especies marinas, y viajando a países de Europa y Asia, donde la implementación de acuarios era de otro nivel. Buscaba inspiración, y qué mejor que aprendiendo de los mejores.
Monteza primero tuvo una tienda de peces, pero el sueño seguía rondando en su cabeza. Fue así que durante un viaje a Taiwán, que hizo con su mejor amigo Luis Armijo (64), un economista que también criaba peces desde los 7 años, y que se convertiría después en su socio, quedaron sorprendidos al ver especies amazónicas como paiches, pirañas y anguilas eléctricas eran presentadas con orgullo en los acuarios más grandes de este destino. Ese momento fue clave para los dos, se miraron y dijeron: “tenemos que hacerlo en Perú”.
-Manos a la obra-
Se prepararon y diseñaron un sistema de reutilización de agua. Hubo mucho esfuerzo y contaron con el apoyo económico de sus familias. Luego, adquirieron tecnología para que cada especie marina de agua dulce, salada y fría que traían del continente asiático pueda tener la temperatura ideal. En el 2007, finalmente, inaugurarían el acuario. El nombre que elegirían: Nautilus.
Poco a poco se fue pasando la voz que en Comas había un acuario. Algunas personas no lo podían creer, y así empezaron a recibir sus primeras visitas. La expectativa hizo que las largas colas se formaran en cuestión de días. La asistencia promedio era de 50 personas por día. En un fin de semana podían ser mil personas las que se daban cita. Después, por iniciativa propia decidieron hacer mejoras en la zona. Como recuerda uno de los socios, cuando abrieron el recinto las pistas y calles no estaban construidas totalmente. Los mismos vecinos empezaron a poner negocios gracias al atractivo del acuario.
Pero los amigos y socios no se quedarían de brazos cruzados, y seguirían modernizando el lugar, llegando a reunir más de 150 especies, entre pirañas, rayas, peces lápiz, y muchos más. Hicieron un último esfuerzo y trajeron desde Filipinas tiburones punta negra, convirtiéndose inmediatamente en uno de los puntos más visitados de Nautilus. Los niños quedan asombrados cada vez que se acercan al acuario de estos tiburones que miden hasta 2 metros.
Como nos comenta Luis Armijo, esta pasión va de la mano de la parte educativa. Tanto él como Elio no son personas que se sienten cómodos en una oficina, sino en la 'cancha’, por eso están al tanto de todos lo que pasa en el acuario, y con la ayuda de biólogos, incluso profesionales que llegan desde Japón, mantienen en buen estado todos los ambientes. Su próximo proyecto es construir un acuario de mantarrayas y tiburones.
“Este es solo el principio”, aseguran los creadores del acuario. Su idea va más allá del entretenimiento, ellos buscan que las personas aprendan de verdad. Y consideran que van en el camino correcto.
¿Cómo llegar?
Dirección: Ex fundo Chacra Cerro, lote 178. A la altura de la cuadra 99 de la avenida Universitaria, Comas.
Horario y precios
Abre de lunes a domingo de 10 a.m. a 6 p.m. (incluido feriados) A partir de los cinco años, la entrada vale S/24. Menores de 4 años están exonerados del pago presentando el DNI.
El boleto incluye un paseo en tren por la zona. Además, tiene confitería y restaurante. En este último, el menú (fondo + refresco + helado) está a S/22.