Día Internacional de las Montañas | Son pocos pasos los que lo separan de la cima del nevado Ausagante, a más de 6 mil metros de altura, pero el cusqueño Thomas Schilter no pierde la concentración. Sabe que no debe relajarse antes de llegar a la meta. A sus 16 años, es el líder de la expedición, y debe guiar y velar por la seguridad de todo su equipo. Ya casi son las 8:15 de la mañana del jueves 15 de agosto, y el joven deportista, con algunos dolores en las piernas, acaba de cumplir su último gran reto del año, sumando así una de las montañas más altas de nuestro país a su larga lista de nevados escalados.
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“Yo no practico este deporte para hacer cantidad, sino para disfrutar”, detalla el adolescente, que integra el equipo The North Face. Y cómo dudarlo, si desde los 9 años, junto a sus padres suizos, se animó a realizar trekking en distintas montañas cerca de su casa, en el Valle Sagrado de los Incas, solo por diversión. Aunque sus papás no fueron escaladores (Franz, su padre, es parapentista profesional), siempre estuvieron predispuestos a la aventura. Así fue creciendo la pasión de Thomas, quien quedaba asombrado cuando en viajes familiares a Suiza, veía cómo personas de todas las edades practicaban deportes extremos.
En casa, prefería pasar horas ojeando libros de montañismo que los videojuegos. Así que no transcurrió mucho tiempo para que pudiera escalar su primera montaña: el Vallunaraju (5650 m.s.n.m.), en la Cordillera Blanca, en Áncash. Esta travesía le sirvió para darse cuenta de que había nacido para este deporte. Y poco a poco ha aumentado la dificultad en dicha actividad, llegando a subir nevados de diferentes partes del Perú y el mundo, de más de 6 mil metros de altura. Para el adolescente que cursa el último año de secundaria no hay altura, clima o pendiente que lo intimiden.
“Al vivir en la sierra, estoy acostumbrado a realizar estas excursiones. Me gusta estar en la montaña y mi cuerpo ya está preparado. No necesito ir a un gimnasio”, asegura el joven atleta. Además, no solo se trata de un hobby. Para Thomas, escalar estos nevados es una forma de entrenamiento para su proyecto Cumbres Solidarias, con el cual busca conseguir ayuda para sus compañeros de clase y niños de escasos recursos del albergue y colegio Sol y Luna, ubicado en Urubamba (Cusco).
“Mis padres llegaron hace 25 años a Cusco, y empezaron a trabajar con comunidades. Crearon esta escuela (Sol y Luna), donde más de 200 niños estudian becados porque no cuentan con los recursos. Mi idea es recaudar fondos para esta iniciativa”, explica.
Thomas sabe que con el montañismo puede lograr cosas más grandes y hacerse de un nombre en nuestro país. Sin ir tan lejos, hace un mes consiguió abrir una nueva ruta en la montaña Siula Grande, ubicada en la Cordillera Huayhuash, donde tuvo que superar una pared de hielo de 80° de verticalidad y de casi 800 metros. Él asegura que nada de lo que ha logrado hasta el momento sería posible sin el apoyo de sus padres y su entrenador, el estadounidense Nate Heald, al que considera un maestro en este deporte.
Las expediciones que hace Thomas Shilter pueden llegar a durar hasta dos semanas, así que él tiene un trato especial con sus papás: solo si saca buenas calificaciones en el colegio puede ir a escalar. Un acuerdo que lo viene cumpliendo con éxito.
El intrépido joven sabe de los peligros que conlleva el montañismo, pero asegura que ni el mejor escalador está ajeno a alguna dificultad en la ruta.
Por ahora ya tiene en mente seguir una carrera que una a su otra pasión: grabar videos o cortometrajes y mucho mejor si se trata de registrar su amor por las montañas.
Con 16 años, Thomas ya ha podido conquistar la cima más de una vez.
Sepa más
El joven montañista descubrió una nueva ruta de escalada del nevado Siula Grande (6368 m.s.n.m.) y alcanzó las cimas del Tocllaraju (6032 m.s.n.m.), Yayamari (6050 m.s.n.m), el Chumpe (6110 m.s.n.m.), entre otros.