De las miles de personas que se suicidan en Japón al año, decenas de lo hicieron en el bosque Aokigahara, en la base noroccidental del emblemático Monte Fuji a 100 kilómetros de Tokio.
Aokigahara está repleto de cavernas rocosas y heladas. El viento queda bloqueado por los espesos árboles y la vida silvestre es casi inexistente, lo que lo hace excepcionalmente silencioso.
Ya que entre 50 y 100 personas se suicidan anualmente ahí, las autoridades se vienen esfrozando por revertir la situación distribuyendo materiales en taxis, hoteles y otros lugares turísticos. También han creado una red de comunicación con los habitantes locales para que observen de manera voluntaria a los visitantes y den aviso sobre cualquier comportamiento extraño.
Las historias de muerte en Aokigahara son tan legendarias que inspiraron la película The Forest, estrenada el pasado fin de semana en EE.UU.
Inspirados por la literatura
Según se dice, personas de todo Japón seleccionan Aokigahara para morir en parte inspirados en el cuento Kuroi Jukai ("El negro mar de árboles") de Seicho Matsumoto, publicado en 1960, que finaliza con una pareja de enamorados quitándose la vida allí.
Otros creen que la tradición de usar el bosque viene de la práctica Ubasute del siglo XIX, en la que gente de edad avanzada era abandonada en los bosques para que murieran allí, como una forma de eutanasia.
Incluso el libro de Tsurumi Wataru "El manual completo del suicidio", publicado en 1993, se refiere a Aokigahara como un lugar "perfecto para morir" y destaca el ahorcamiento como una "obra de arte".
Una práctica histórica
Japón ocupa el tercer lugar de suicidios del mundo, después de Corea del Sur y Hungría, de acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"El aislamiento es la principal causa para la depresión y el suicidio", le dijo recientemente a la BBC Wataru Nishida, psicólogo de la Universidad Temple de Tokio.
Muchas veces se habla también de la tradición japonesa del "suicidio honorable" como una razón para la alta tasa de suicidios. La práctica samurai de cometer "seppuku" o "harakiri" o los jóvenes pilotos "kamikazes" de la Segunda Guerra Mundial, son señalados como razones culturales por las que los japoneses son más propensos a quitarse la vida.