A inicios de este año la librería Ateneo Grand Splendid se posicionaba como la más hermosa en el mundo según un artículo del portal web National Geographic. Brian Clark Howard, periodista autor de la nota, definía al lugar como un exquisito recinto que complementaba a la perfección la arquitectura de principios del siglo XX con una tenue iluminación y la poderosa historia de unos pasillos que vieron entre sus tablas a artistas de toda índole.
El edificio Grand Splendid fue inaugurado en el año 1919 y desde entonces ha albergado entre sus columnas un teatro, un cine emblemático, una radio y hasta un sello discográfico. Hoy, es refugio de más de 500 mil títulos que navegan desde novelas e historias de ficción hasta relatos basados en hechos reales y biografías de personajes icónicos a nivel mundial. Sus bambalinas, se han convertido en el espacio de juegos para que los más pequeños de la casa descubran el amor por la lectura y su enigmático escenario es hoy una cafetería y confitería que promete acompañar los ratos de lectura con deliciosas opciones.
Cuando supe que visitaría Buenos Aires por primera vez El Ateneo figuraba entre los lugares que no podía irme sin visitar. Ni la lluvia me detuvo. Tomé un taxi desde Palermo y esperé ansiosa hasta llegar por fin al histórico lugar que aguardaba por mí -y más de mil visitantes por día- en el barrio de Recoleta. En la entrada, una marquesina de granito gris daba la bienvenida con el nombre que lo bautiza reposando sobre dos cariátides griegas. Pasos más allá, una cúpula de más de veinte metros de altura ejemplificaba el triunfo de la paz luego de la Primera Guerra Mundial, obra de arte pintada a mano por Nazareno Orlandi en 1919.
La librería como tal abrió sus puertas en el año 2000. Desde ahí, figuras importantes en el mundo de la literatura como el Nobel sudafricano J.M. Coetzee y el escritor estadounidense Paul Auster caminaron por sus pasillos. A pesar de la gran cantidad de visitantes en la instalación por día, el ambiente no pierde la cautela propia de una librería y los turistas -que aprovechan en capturar el momento con sus teléfonos móviles- respetan el silencio de las personas que utilizan los balcones y demás rincones del antiguo teatro como salas de lectura.
Además de ostentar el puesto como la más bella, el Ateneo Grand Splendid figura también como la librería más grande de Latinoamérica, con dos mil metros cuadrados que se desenvuelven entre libreros, sillones, mesitas de lectura y café.
“No voy a trabajar en ningún otro lado más que acá” (Clarín, Agosto 2019), pronunció hace 18 años la hoy gerenta general del Ateneo, Andrea Stefanoni. De seguro, más de uno piensa en lo mismo cuando pisa -por primera vez- el mágico refugio que significa el edificio Grand Splendid en Buenos Aires.