Si planeas salir al exterior, amas la naturaleza y los viajes aptos para todos, este es tu destino: las cataratas del Iguazú, en la frontera de Argentina y Brasil, son una de las siete maravillas naturales del mundo y uno de los mayores atractivos del país gaucho. Aunque megaturístico, todavía mantiene una atmósfera salvaje. Bosques con árboles de hasta 40 metros de altura, monos, coatíes y 450 especies de aves habitan este paraíso biodiverso. Vale la pena recorrer ambos lados, pero en esta nota te damos las coordenadas para disfrutar al máximo el lado argentino.
¿Cuándo ir a las cataratas del Iguazú?
Malvina Solís, directora de Desarrollo Turístico Estratégico del Ministerio de Turismo de Misiones, comenta que cada temporada en Iguazú tiene su encanto. “Si quieres descubrir este destino sin multitudes y con buen clima, viaja en marzo y hasta antes de Semana Santa. En los meses de agosto y septiembre, se pueden avistar lagartos y mariposas. En noviembre, los coatíes transitan por los senderos junto a sus crías”.
¿Cómo llegar a las cataratas del Iguazú?
No existen vuelos directos desde Lima. Una buena alternativa es volar vía Santiago o Buenos Aires. La plataforma de viajes Kayak recomienda comprar los pasajes con 4 semanas de antelación como mínimo para encontrar precios más bajos. “El mes más barato para volar es noviembre. En promedio, las salidas por la mañana son un 7% más baratas que por la noche”, señalan en su web.
Nosotros fuimos con JetSmart, que llega a Foz de Iguazú (Brasil) y a Puerto Iguazú (Argentina), desde Santiago de Chile y Buenos Aires respectivamente. Como se trata de una aerolínea de bajo costo, es mejor viajar solo con mochila y en un asiento aleatorio. De esa forma, se paga la tarifa más barata (desde US$ 350 ida y vuelta). Recuerda que debes hacer tu check in con anticipación y llevar tu tarjeta de embarque impresa o en el celular para evitar gastos extra.
Los vuelos salieron a tiempo y llegaron, inclusive, antes de la hora. Salimos de Lima a Santiago en un viaje de 3 horas que, por ser nocturno, nos permitió arribar antes del amanecer. En Foz de Iguazú aterrizamos de noche y desde el aeropuerto brasileño salimos en un taxi que nos cobró unos US$ 25 hasta el lado argentino, donde nos hospedamos. Ten en cuenta que los taxistas no siempre aceptan tarjeta, por lo que es obligatorio cambiar tus dólares a la moneda local.
En el camino nos detuvimos para pasar por migraciones en la frontera de cada lado. A estos países, los peruanos podemos ingresar con DNI o pasaporte vigente. Recuerda que para ingresar a Brasil piden el certificado de vacunación contra la COVID-19, con dos dosis. El trámite puede tomar minutos u horas, según la cantidad de gente que acuda. Calcula bien tu tiempo.
Alójate en el corazón de la selva
La oferta de hospedaje cercano al Parque Nacional Iguazú es muy amplia. Según Solís, Puerto Iguazú cuenta con 15.000 camas en alojamientos de diferentes categorías. Muchos de ellos destacan por su responsabilidad con el medioambiente y nosotros elegimos uno de ellos para alojarnos.
A solo 20 minutos de las cataratas se ubica el hotel Loi Suites Iguazú, un hospedaje diseñado para reconectar con la naturaleza. Está en Puerto Iguazú (Argentina), inmerso en la selva de Iryapú. Cuenta con la certificación de Plata otorgada por el programa Hoteles Más Verdes de la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina (AHT), no solo por sus buenas prácticas sino también por su diseño.
Sus habitaciones se conectan con el lobby por medio de puentes colgantes rodeados de árboles. La nuestra, el Studio Junior deck, ocupa 37 m² y está muy bien equipada. Con excelente conexión a internet, escritorio, frigobar y un balcón rodeado de bosque. Así mismo, ha establecido senderos de diversa dificultad para internarse en la selva misionera y posee un conjunto de piscinas infinitas que, además de fotogénicas, son ideales para aplacar el calor del lugar.
Disfruta de un día completo en la maravilla
Despertamos bien temprano y con la emoción a tope. El desayuno del Loi Suites es bastante completo. Con estación de frutas, bebidas, panes elaborados en el mismo hotel, quesos, charcutería, además de dulces y las infaltables medialunas argentinas. Teníamos energía de sobra.
En solo 20 minutos, en auto, llegamos al Parque Nacional Iguazú. Conviene comprar la entrada en la web, para evitar las filas que se forman al ingreso y ahorrar. La tarifa para extranjeros cuesta 4.675 pesos argentinos (US$22.80) si la compras en línea y 5.500 pesos argentinos (US$26) si la adquieres en la puerta. Ojo: de forma presencial solo se puede pagar en moneda nacional o con tarjeta. No aceptan dólares.
Cabe indicar que las cataratas del Iguazú están conformadas por 275 saltos y el 80% está del lado argentino. Aunque lo típico es visitar primero la Garganta del Diablo, la caída más impresionante del parque, Solís nos recomendó hacerlo en la última salida del tren (a eso de las 3:40 p. m.) para encontrar mejor luz y obtener imágenes espectaculares. Eso sí, lleva tu cámara o celular con protección para el agua o usa una Gopro, porque en este punto sí o sí te vas a mojar.
Pero antes recorrimos el Sendero Superior, que se extiende por 1,75 kilómetros de pasarelas accesibles para el tránsito de sillas de ruedas y coches. El parque cuenta también con rampas y vehículos eléctricos para el traslado de adultos mayores y sus acompañantes. Sin lugar a dudas, este destino es para toda la familia.
Después, caminamos por el Sendero Inferior. Un trayecto de 1,7 kilómetros que es 90% accesible, pues además de pasarelas y miradores, cuenta con algunas escaleras. Mariposas multicolor se posan sobre los viajeros y otras revolotean en el camino. Los saltos Bossetti y Dos hermanas no solo ofrecen hermosos spots fotográficos, sino que permiten refrescarse con la brisa.
Andar por uno de los lugares más diversos del mundo, bajo el rumor del agua y el sonido de más de 400 aves, es un lujo. La temperatura de aquella mañana supera los 30 grados centígrados y la sensación térmica era de 35 grados centígrados. Quedar empapados en algunos miradores resultó un alivio para el calor. Para estar más cómodo, considera ropa de secado rápido y un traje de baño debajo.
Finalmente, nos subimos al Tren Ecológico de la Selva, un vehículo que conecta los principales senderos y que está incluido en el precio de la entrada. El viaje es lento y sobre unas locomotoras sin ventanas, que funcionan con electricidad o con GLP, para reducir el impacto ambiental.
Demoramos unos 20 minutos en llegar a la estación Garganta del Diablo. Desde allí, caminamos 1,2 kilómetros de pasarela. Antes de tener la catarata frente a nuestros ojos, sentimos su rugido. Aunque hayas visto este salto en video, nada te prepara para tremendo espectáculo. La plataforma estaba repleta de viajeros y no es para menos, la imponente caída de más de 80 metros te pone la piel de gallina. Su belleza es abrumadora. Millones de litros de agua caen con una fuerza descomunal y forman arcoíris que parecen hechos por un artista. Es imposible no emocionarse y no mojarse con su potente caudal.
Aprovecha del segundo día a mitad de precio
Son 4 senderos los que se pueden recorrer dentro del Parque Nacional Iguazú del lado argentino. Para conocerlos, se requiere de dos días. Lo bueno es que existe una promoción que te permite disfrutar de un segundo día pagando el 50% de la entrada. Para ello, debes validar tu boleto virtual o físico en las cajas ubicadas en la puerta del parque.
El sendero Macuco es el más agreste y menos conocido del Parque Nacional. Son 7 kilómetros, de ida y vuelta, sin pasarelas y con un nivel de dificultad medio. En el camino se suelen ver monos, hormigas gigantes y mariposas. Al final, bajo grandes escalones, se ubica el salto Arrechea, una cascada de 20 metros de altura donde puedes zambullirte.
¿Qué más puedes hacer? Embárcate en la Gran Aventura, un tour de pago extra que te lleva a pasear por la selva a bordo de un jeep, navegar las aguas mansas del río Iguazú y sentir la fuerza de la naturaleza cuando la balsa se sumerge en las cataratas. Cuesta unos US$ 50 por persona, sale en horarios específicos y para no mojar tus cosas te brindan una bolsa resistente al agua.
Experimenta las cataratas bajo la luna
Solo cinco noches al mes, el Parque Nacional Iguazú abre sus puertas para los viajeros que buscan experiencias distintas. Ver la imponente Garganta del Diablo iluminada por la luna llena es algo único. El paseo cuesta 18.500 pesos argentinos (US$ 90) e incluye el ingreso, el guiado y el tren a la estación Garganta del Diablo. Hay 3 horarios: 7:45, 8:30 y 9:15 p. m. En abril, puedes vivirlo durante la Semana Santa. ¿Ya te dieron ganas de viajar a Iguazú?
- El Parque Nacional Iguazú abre todos los días, de 8 a. m a 6 p. m. No olvides tus documentos. Es obligatorio presentar el DNI o el pasaporte en el ingreso.
- Lleva pesos argentinos. Si compras la entrada en la puerta solo podrás pagar en esa moneda o con tarjeta. Lo mismo ocurre en los negocios de comida y souvenirs al interior del parque.
- Viste ropa ligera, de preferencia de secado rápido. Son básicos el bloqueador, el repelente y una gorra para protegerse del sol. Incluye en tu mochila un impermeable o un poncho para la lluvia. De igual forma, protege tus cosas en bolsas con cierre hermético para evitar que se mojen durante el recorrido.
- Se puede llevar comida para reducir los gastos. En el Parque Nacional Iguazú se han destinado zonas con mesas para compartir. Solo evita alimentar a los animales. Y no olvides el tomatodo. A lo largo del parque hay bebederos donde puedes recargarlo.