Cuando vas a cruzar una frontera, ¿qué cosas te imaginas? Tal vez una garita de control con un policía pidiendo los documentos a todos los que desean cruzar. Esta es la idea típica, pero en algunas partes del mundo la realidad es muy diferente.
Hay muchas formas de cruzar una frontera, no solo en avión, barco o auto. Aquí te mostramos cinco maneras singulares de viajar de un país al otro y lo mejor es que no necesitas documentos para hacerlo.
1. En tirolesa
Hay una forma de cruzar la frontera entre España y Portugal: volando. Y no lo harás en un avión sino colgado de una tirolesa que parte desde el castillo de Sanlúcar de Guadiana y termina en la villa portuguesa de Alcoutim, al otro lado del río. Y, por su fuera poco, en algunas épocas del año la diferencia horaria te hará "retroceder en el tiempo" y llegar a tu destino una hora antes de tu partida.
2. Sentándote en una banca
¿Imaginas hacer un picnic con una persona en Austria, una en Eslovaquia y otra en Hungría? Hay una única banca en el mundo donde eso es posible. La frontera entre los tres países está marcada por estos asientos, cerca de las ciudades de Rajka (Hungría), Bratislava (Eslovaquia) y Deutsch Jahrndorf (Austria).
3. De un paso
Para pasar de Suecia a Noruega solo hay que dar un paso para saltar de un país al otro y es muy fácil darse cuenta. Sobre el puente Svinesund hay una gran línea blanca con las palabras Sverige (Suecia) y Norge (Noruega), así que no hay forma que te pierdas.
4. En una moto de nieve
Y si buscas una manera más divertida de cruzar esa misma frontera, puedes probar hacerlo a bordo de una moto de nieve. Pero cuidado por donde vas: si recorres el camino por el lago derecho (Noruega) estarás incumpliendo las leyes pues no está permitido transportarse en estos vehículos por diversión, algo legal en el lado izquierdo (Suecia).
5. Tomando un café
Con solo mover una silla de esta cafetería ya estarás en otro país. La línea de cruces separa los municipios de Baarle-Nassau y Baarle Hertog que dividen la ciudad de Baarle en el límite de los Países Bajos con Bélgica. Lo divertido es que la línea fronteriza no es recta y salta por toda la ciudad, atravesando desde oficinas hasta supermercados.
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