Los héroes de la infancia más inolvidables son esos que también tenían miedo. A quienes también le dolían los golpes. Los que lloraban. Los que perdían. Porque de niños, nada hay más universal que todo eso: el Chapulín Colorado -por ejemplo- le tenía pánico a la oscuridad, Superman a enamorarse; Mario Baracus a volar. Como Paolo. Mr. T podía derrotar a un ejército con sus puños y recibir de premio un vaso con leche de bebé. En esa fragilidad radica el apego hacia el hombre rudo de The A-Team, esa serie de TV que transmitían en los 80 por canal 2 que convertía a unos prófugos de la justicia en esperados ciudadanos a los que uno quería invitar a la mesa de la casa. Soldados astutos que convertían un taller de desperdicios en un sitio remoto en un tanque blindado. A acusados en Los Magníficos (1).
Es la contradicción de los héroes. Uno de ellos -al menos de los míos- cumple hoy 68 años. Se llama Laurence Tureaud y aunque no siempre tuvo ese mohicano célebre por órdenes de su padre pastor, es Mr. T para toda la eternidad.
(1) The A-Team (El equipo A en España y Los Magníficos o Brigada A en Hispanoamérica) es una serie de televisión estadounidense, protagonizada por George Peppard, Dirk Benedict, Dwight Schultz y Mr. T, que fue emitida originalmente por la cadena NBC, del 23 de enero de 1983 hasta el 8 de marzo de 1987.
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¿Quién era Mario Baracus antes de ser Mario Baracus? ¿Por qué ni siquiera pudimos odiarlo cuando, ya famoso por Los Magníficos, se repetía en la TV cómo había molido a puñetes a Rocky (III), en el personaje del luchador James Cluber Lang? ¿Por qué despierta esta empatía natural en los fanáticos de The A-Team, la serie de TV que duró de 1983 a 1987)? ¿Es la camioneta de General Motors modelo GMC G-Series G-15 el misterio de ese cariño, sus cadenas de oro herencia de su pasado como seguridad o su sonrisa de recién nacido?
Hijo menor de 12 niños de la familia protestante Tureaud de Chicago, Illinois, Mr. T fue un muchacho dado a la educación física y las artes marciales desde pequeño. El gigante bueno entró a la Universidad de Prairie View A&M, donde había ganado una beca y luego se enlistó en el Ejército de los Estados Unidos. Allí aprendió a levantarse a las 5 a.m., a reconocer la importancia de las planchas y los abdominales y ese caro sacrificio que hay detrás de una musculatura capaz de lanzar ladrones por los aires como si fueran soldaditos de plomo. Como en las 4 temporadas de Los Magníficos.
En 1995, sin embargo, el dueño de la mítica camioneta GMC G-Series G-15 tuvo que dejar de escapar de la justicia y darle pelea a un enemigo invisible: le detectaron cáncer. Un impertepcible linfoma. En 2017, Mr. T se convirtió en una de las figuras de Dancing with the stars, el Bailando por un sueño de los Estados Unidos. En esos meses, Baracus le dio una entrevista a People, donde contó esto: “Bailo por los chicos enfermos. Quiero hablar de la situación para llevarles esperanzas a quienes fueron diagnosticados. Quiero decirles que yo estuve ahí, vengo de ahí, por eso no tienen que dejar de luchar. Por eso hago esto. Por eso no quiero decir que bailar es difícil, porque si bailar es difícil, ¿qué decir de la gente que enfrenta el cáncer”, dijo.
El sargento Baracus, que había peleado en Vietnam, que se enfrentó a narcotraficantes y estafadores, que tenía debilidad por los niños y jugaba con ellos, no se iba a a dejar vencer por un enemigo tan pequeño -tan salvaje- que para reconocerlo hay que mirarlo a través de un microscopio. Luego de una decenas de quimioterapias, en 2001, Mr. T ganó.
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¿Dónde se puede ver hoy la camioneta GMC negra, un bólido tan entrañable como el Auto Fantástico de Michael Knight? Es una incógnita. Según el sitio Actualidad Motor, la versión original tenía estas características: motor V8 de 5.7 litros, transmisión manual de 4 velocidades, neumáticos 235/65 en su eje frontal, mientras que las ruedas traseras eran del tipo 275/65, ambas de 15 pulgadas. En Autoproyecto.com añaden más datos: el alerón trasero de encargo, la telefonía móvil, los amortiguadores traseros neumáticos, faros antiniebla, asientos blancos, alfombra de peluche y una caja de almacenamiento de armas personalizado, como un rifle Ruger AC556 rifle, una metralleta plegable y bazuca.
Dentro de esa camioneta, el coronel John “Hannibal” Smith, el capitán H. M. “Howling Mad” Murdock, el teniente Templeton Peck y el sargento Bosco Albert “B.A.” Baracus, viajaban cómodos, sonrientes, irónicos esperando que, si alguien tiene problemas y puede localizarlos, tal vez pueda llamarlos.
Llamar a Los Magníficos.
Hoy es un buen día para recordarlos, a bordo de su GMC negra, brillante, blindada, temible. Sentados en la sala de la casa frente al único televisor, después de jugar fútbol en la esquina con los amigos.
(En Mercado Libre Perú, una réplica de Hot Wheels se encuentra a 100 soles. Parece caro. No tiene precio).