¡Las aguas turquesas de Millpu están en su mejor temporada! Descubre todo lo que puedes hacer en este destino

Las aguas turquesas de Millpu están ubicadas a unos 116 kilómetros de la ciudad de Huamanga. El viaje en auto demora entre tres horas y media a cuatro horas. Para llegar se toma la vía que conduce a la comunidad de Circamarca, poblado que pertenece al distrito de Huancaraylla, en la provincia de Víctor Fajardo. Casi el 90% de la vía está asfaltada, pero es sinuosa. Por lo que conviene contar con un conductor que conozca la ruta.

Las agencias autorizadas ofrecen tours a diario, desde S/70 por persona. Las empresas están instaladas alrededor de la Plaza de Armas de Huamanga y en las calles aledañas. Así que no será difícil unirte a un grupo. Tampoco tendrás que madrugar, porque las salidas son a las 8 a. m. Eso sí, llega con anticipación para aclimatarte y destina un día completo porque el camino es largo y se regresa por la noche.

Rumbo a la joya oculta de Ayacucho

Visitar las aguas turquesas de Millpu era un pendiente que tenía desde hace varios años. La primera vez que viajé a Ayacucho con este objetivo, llegué en marzo y la segunda, a fines de noviembre. Debido a las lluvias y derrumbes, las piscinas lucían oscuras. Por eso te sugiero ir entre mayo y septiembre.

Tras cuatro horas de viaje, inicia la caminata de veinte minutos por un sendero de tierra. En el trayecto se han instalado pequeños negocios, donde venden bebidas y rentan sombreros tradicionales. También hay criaderos de trucha implementados por los pobladores de Circamarca, que ofertan platos desde S/15. Lleva efectivo para probarlas.

Doscientos escalones después se obtiene una panorámica única del cañón. En el mirador natural de Millpu encontramos a Alberto Bautista, orientador local que rota con otros pobladores para desempeñar su labor. Nació en Circamarca, comunidad habitada por unas 650 personas, y —junto a otros dos pobladores— ha sido capacitado para guiar a los visitantes y conservar el atractivo.

“Nosotros hemos colocado la señalización en el circuito para controlar las visitas. Hasta el 2017 los visitantes podían bañarse, pero ahora no lo permitimos porque se daña el polvillo del fondo, de caliza. Se levanta, se pone verde y se enturbia el agua”, explica Bautista.

Bajamos junto a Bautista quien, además, me ayuda con las fotos. Un grupo de viajeros ha subido al ojo donde nace el río. Así que estamos casi solos a orillas de las aguas turquesas que le deben su color a los minerales del río Millpu y a los rayos solares. En esta temporada las mañanas son frías, pero al mediodía el calor puede sofocarte. Por eso, te sugiero vestir en capas.

Este atractivo fue descubierto el 2015, por una familia de la localidad que paseaba por la zona. Desde esa fecha, más de uno ha viajado solo para conocer esta joya oculta de Ayacucho, que se debe recorrer lo más temprano posible para evitar que la sombra caiga sobre las pozas y se arruinen las fotos. Tómalo en cuenta si vas sin agencia.

Por disposición de la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo de Ayacucho (Dircertur Ayacucho) no solo está prohibido bañarse, tampoco se puede consumir bebidas alcohólicas ni llevar mascotas. “En los meses de octubre a noviembre hacemos el mantenimiento para que el siguiente año se puedan ver, nuevamente, las aguas turquesas”, comenta Bautista, uno de los protectores de este paraíso natural que, pese a su fama, no ha dejado de serlo.