Hombre de traje, raya al costado con gomina y particular gusto por el fútbol, Alejandro Neyra es el Ministro de Cultura del Perú. Hace unos días nada más fue ratificado en el cargo por el presidente Martín Vizcarra, a menos de quince días del 28 de julio. Esa es, en sí misma, una buena noticia para él: este es el cuarto gabinete en dos años. Se cambian ministros como figuritas. Figuritas que nadie quiere.
Alejandro Neyra es escritor, abogado y diplomático peruano. El día en que las nuevas autoridades del país se tomaron la foto oficial en Palacio de Gobierno, el Gabinete Cateriano en pleno, el autor de “CIA Perú 1985. El espía sentimental” se apareció con una mascarilla particular, con motivos ayacuchanos. No una buscada N95 anticoronavirus, no una KN95 -la versión popular de 5 soles-, tampoco la quirúrgica o simple -de color turquesa- o una de tela blanca, made in Gamarra.
El Ministro Neyra se apareció con una mascarilla de tela trabajada por el gran maestro sarhuino Primitivo Evanán Poma, el peruano que desde los 8 años empezó a contar historias a través del arte en una Tabla de Sarhua (1).
(1) Según una nota de El Comercio, “en Sarhua, un pequeño pueblo ubicado en Ayacucho, cuando un poblador termina de construir su casa los vecinos o ‘compadres’ le obsequian una pintura tradicional en una tabla de madera que la ubican en las vigas del techo. Se conoce como ‘tabla de Sarhua’. En ella, se dibujan a los integrantes de la nueva familia que se instala a vivir, como un modo de solidarizar con ella y promover la unión y la ayuda mutua”.
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Arrugas que estiran sus ojos, sinónimo de experiencia, barba rala y poncho tejido con los colores de Huamanga, Primitivo es un adelantado: en 1990, luego de incansable trabajo por preservar la cultura de su tierra, logra el reconocimiento del Ministerio de Educación con Condecoración Nacional de las Palmas Artísticas en el Grado de Gran Maestro. El niño que quería ser sacerdote y a los 14 años fugó a la capital en busca del futuro, encontró en un trozo de madera, que algunos ven desechable, material para convertir en oro.
En un breve tuit, Neyra recomendó: “Para conocer más siempre pueden ver https://ruraqmaki.pe”.
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No es la única mascarilla para protegerse del contagio del coronavirus la que ha usado recientemente el Ministro, que el jueves último presentó “Mi monstruo sagrado”, novela que en 2019 recibió el Premio Copé y que se puede descargar gratis aquí. También una que le regaló Olinda Silvano, artista representante de la comunidad Shipibo-Konibo en Cantagallo, la comunidad que se levanta en durísimas condiciones entre el río Rímac y la cruz del Cerro San Cristóbal. Entre la indiferencia y el casos. El escritor viajó con ella precisamente a la selva, como parte de sus actividades protocolares: las redes sociales del Ministerio de Cultura publicaron imágenes sobre ellas, en Santa María de Nieva, donde se realizan triajes de COVID-19 y entrega de kits de alimentos.
Pero esa es la selva. En la otra, esta monstruosidad de cemento, la casa de Olinda es una obra de arte: paredes cubiertas con mantos perfectamente bordados, pañuelos, collares, y toda la iconografía Shipibo-Konibo. El colibrí de la amor y la paz, por ejemplo. Todo lo que le recuerda a su Ucayali natal.
Las mascarillas de Primitivo, como las de la maestra en el bordado Olinda, pueden conseguirse en las redes sociales de ambos. Aquí y aquí. En el caso del maestro sarhuino al teléfono 976851325.