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Cusco aventura: cinco experiencias llenas de adrenalina - 7
Redacción EC

Manuel Vera Tudela Wither

¿Quién pudiera resumir todo lo que Cusco tiene para ofrecer al mundo? Tal vez nadie. Están las fortalezas hechas por el hombre y el paisaje, obra de la naturaleza. Entre sus rincones hay innumerables lugares para el deporte extremo. Por ello, los que buscan adrenalina al máximo tienen ofertas sobre ruedas, a pie, por ríos e, incluso, en el cielo.

1. Volar en la sierra

Desde el 2002 opera, a 11 kilómetros del Cusco, una empresa que tuvo la idea de “lanzar” gente al vacío. Action Valley creó un parque temático dedicado al Bungee o puentismo, y actualmente, cuenta con la jaula de salto más alta de Sudamérica (122 metros de altura). Los dueños se han tomado a pecho lo de ser pioneros, pues hasta han creado una Asociación Peruana de Bungee Jumping. Uno de los objetivos de esta organización es optimizar la práctica del salto, en especial en cuanto a seguridad se refiere.

Si no quieres saltar al vacío, puedes optar por hacer lo contrario: subir 130 metros con la catapulta humana, también llamada Slingshot. Este ‘juguete’ expulsa al viajero por el aire, cubriendo esa distancia en tan solo tres segundos. A tener en cuenta: el staff de la empresa tiene más de 15 años de experiencia en deportes extremos.

La sensación de surcar el cielo es apasionante. Action Valley lo sabe y también ofrece vuelos en parapente por entre 10 y 25 minutos. Se parte desde una altura de 3.643 metros y se llega a casi los 6.000. En el cerro Sacro de Chinchero (a una hora de la ciudad) hay otras dos empresas que te harán vivir esta experiencia. Son: Inca World y Autana por alrededor de US$100 (incluido el acompañamiento de un instructor y todos los implementos de seguridad). Una experiencia imperdible.

2. Caminar por los andes

Cusco es el edén de las montañas, tanto así que la tradición le asignó dioses (apus) a cada una. Ubicado hacia el sur, el Ausangate (6.333 m.s.n.m.) es uno de los objetivos más preciados de los montañistas. No por su grado de dificultad, sino por el misticismo que impone. Distintos operadores ofrecen recorridos hacia sus contornos, que pueden tomar hasta doce días por alrededor de US$ 350. El acceso es por el poblado de Ocongate y en el camino a la montaña se pueden apreciar comunidades quechuas y espectaculares vistas para tu lente.

Otro trekking es al Salcantay, a más de 6.270 m.s.n.m. Este hermoso nevado está en el otro extremo, al norte, cerca de Machu Picchu, razón por la que muchos viajeros conectan su caminata con la ciudadela inca. El recorrido requiere al menos cinco días de caminata y se puede apreciar la majestuosidad de las montañas Verónica, Wayanay y Palcay, perlas de la cordillera de Vilcabamba. Por su ruta se puede uno desviar y llegar a Choquequirao, aunque esa caminata toma más de diez días a pie. Con 40 años de experiencia sobre la montaña, Explorandes es una de las más reconocidas operadoras de estas vías.

Existen caminos más cortos. En la Plaza de Armas empieza la Ruta del Antisuyu, que sube por el este hacia el Templo de la Luna en una hora de caminata. Puedes hacer el Lares Trek (dos días, una noche), que empieza en el Valle Sagrado (Huarán o Urubamba) y cruza la cordillera andina hasta terminar en los baños termomedicinales de Lares. El camino hacia Huchuy Qosqo (pequeño Cusco) desde Lamay es también concurrido. Según la guía ‘Exploring Cusco’ de Peter Frost, allí encontraron los españoles la momia de Wiracocha.

Para hacer escalada en roca, hay que ir hacia el distrito de Cachimayo, a solo media hora del centro. Andexplora ofrece el servicio con espacio para ‘camping’ y una gran roca de siete rutas de diversas dificultades. Asimismo, para mejorar la técnica se puede practicar en la zona del Templo de la Luna, donde se encuentra un gran bosque de rocas.

3. Dormir en el cielo

A siete kilómetros de Ollantaytambo, a la altura de Pacchar, verás a 400 metros de altura tres cubículos colgando de una montaña. ¿Qué son? Habitaciones flotantes en el lugar más hermoso del mundo. Se llama Sky Lodge, y como su nombre lo dice, es un hotel de lujo en el cielo. Para dormir allí, se debe contactar con Natura Viva, que ofrece dos suites (una es de servicio) con capacidad para cuatro personas en cada una. Todas son transparentes, lo que permite tener vista única del Valle Sagrado, del Río Vilcanota, del atardecer y de la estrellada noche cusqueña. Cada módulo está hecho de aluminio aeroespacial y policarbonato resistente. Están provistas de energía por paneles fotovoltaicos. La noche cuesta S/. 999.

¿Y cómo subes? La gente de Sky Lodge ha instalado una gran escalera sobre la montaña, accesible para todos. Y se baja en Zip Line (cable). Cuentan con siete líneas de 150 hasta 500 metros. Una total experiencia por los aires.

4. Pasear sobre ruedas

Para aventuras al ras del piso, sube a una cuatrimoto. Las terrazas de Maras (a 45 minutos de la ciudad, en la ruta hacia Urubamba) ofrecen un circuito atractivo para ese vehículo. En el trayecto se ven las montañas Pitusiray, Sawasiray y Chicón. Los tours duran tres horas y empiezan generalmente en Maras (pueblo conocido por sus salineras) y pasan al centro inca de experimentación agrícola de Moray. También se puede hacer este recorrido en bicicleta y llegar hasta Urubamba por Pichingoto. En la ruta verás andenería inca, campos de cultivo y los pueblitos pintorescos. El paseo dura cinco horas y tiene un precio promedio de S/. 200.

5. Dominar las corrientes

El Valle Sagrado se formó por la fuerza y persistencia del río Vilcanota. Los incas lo tuvieron como eje de su administración y creyeron que era la representación terrenal de la vía láctea, llamada en quechua Wilcamayu (río Sagrado). Hoy es todavía la fuerza productiva de la región. Hacia su parte norte aún se puede navegar sobre sus aguas. Diversos operadores ofrecen paseos en río para principiantes y avanzados. En dirección hacia Ollantaytambo se tienen rápidos de nivel II y III, accesible para todos. Hacia Chuquicahuana hay grado IV. Los tramos recomendados son Huambutío- Pisaq y Calca-Huarán. También se puede navegar por Urcos hacia San Salvador u Ollantaytambo; se pasa por un rápido fuerte clase III que incluye olas y pequeños remolinos.

El río Apurímac –origen andino del río Amazonas– tiene otro nivel de dificultad y atrae a deportistas de todo el mundo con rápidos nivel IV. Se recomienda navegar entre mayo y octubre, debido a que entre noviembre y marzo es temporada lluviosa. Todas estas experiencias son tan emocionantes como mágicas. Visita el Cusco y deja las tensiones en casa.

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