Esta cuarentena producto del coronavirus nos ha demostrado muchas cosas malas. Gente queriendo llevarse todas las cosas del mercado, agotando el gel antibacterial y las mascarillas, vecinos que no respetan la cuarentena. La lista es larga, agotadora y hasta aburrida. Pero hay personas que están tratando de ponerle buena cara a este mal tiempo. Uno de ellos es Johnny Quintana quien junto a su familia nos está dando una lección de solidaridad pero sobre todo nos enseña que aún existe gente que quiere cambiar el mundo con buenas acciones.
Cuadra 8 de Sáenz Peña en el Callao. Antes de la llegada del coronavirus era un lugar movido y hasta peligroso. Hoy es el punto inicial donde sale un poquito de apoyo para los soldados, marinos, policías, barrenderos y todas las personas que están luchando en las calles para ponerle un alto a este problema. Ahí se ubica la casa de la familia Quintana Coronado quienes están llevando un poco de comida y alegría a todos ellos.
Esta pareja de emprendedores, como buenos chalacos, fundaron una pollería que con el tiempo se volvió en una de las más queridas del Primer Puerto: “Rickyss”. La señora Jessica cuenta que pusieron ese nombre porque los amigos del barrio llamaban así su esposo. Antes de iniciar con este negocio Johnny trabajó en Rockys, Norkys y Pardos, tres de las cadenas más grandes en el país. Era el “pollero” o el “men de los pollos a la brasa”.
“Desde muy pequeño he sido bien chamba. A los 17 comencé siendo mesero. Era muy pilas y aprendía muy rápido. Mis clientes se iban contento con mi trabajo y me dejaban buena propina. Así fui ascendiendo muy rápido. Era amigo de los cocineros y veía cómo preparaban los pollos. Amaba mi trabajo. Siempre decía “algún día tendré mi pollería”. Junté un poco de platita y puse mi local”, dice muy alegre Johnny.
-Época de vacas flacas-
La pollería comenzó a crecer. Eran los más bravos del delivery porque llegaban a todo el Callao. Hasta llegaron al penal Sarita Colonia. Entonces, decidieron abrir un nuevo local en Bellavista pensando que les iba a ir igual de bien. Sin embargo, se toparon con otro público y una realidad distinta. Las cosas no salieron como esperaban y tuvieron que cerrar antes que lo pierdan todo.
También alquilaron un local –lugar donde hoy viven- para crear una nueva marca para poder vender choripanes, pizza, pollo pero dicen que tampoco les salió bien porque el sitio no era el que esperaban.
Pasaron los hornos del local de Breña a Sáenz Peña solo por uno días porque su proyecto era buscar un espacio más cómodo. Pero en ese proceso llegó la pandemia del coronavirus. Todos sus planes, otra vez se frenaron.
“Cuando el presidente dio el mensaje a la nación. Al día siguiente fui a comprar productos para la pollería porque tenía el temor de que nos quedemos sin vender nada. Ese lunes, luego de comprar todo, nos esteramos que ningún restaurante podía abrir. Me quedé helado. No sabía qué hacer con tanta mercadería”, cuenta Johnny.
Cuando las cosas andan mal, siempre aparece Jessica para calmar las aguas. Ella es la que le pone el freno a Johnny. Lo primero que debían hacer era no poner nervioso a los 5 hijos que tienen. Ella le pidió mantener la calma a su esposo y le sugirió comenzar a vender los productos que tenían. Hasta las mascarillas que usaban los cocineros comenzaron a ofrecerlas. “No se vende pollos, tenemos mascarillas”, es el cartel que se lee en su casa.
-Siempre apoyando-
Las buenas acciones se deben hacer con buena intención y no por atención. Johnny lo tiene muy claro. Habría que decir que para buscar esta entrevista no fue tan fácil porque esta familia siempre ha trabajado en silencio. Tuvimos que convencerlos para poder mostrar todo lo que hacen.
Cada vez que han podido y se lo han pedido, ellos han ayudado. Por ejemplo, siempre están presentes en los eventos que realizan en Las Caras de Atahualpa. Eso sí, no dan dinero, ayudan vendiendo entradas o repartiendo comida.
“Nunca nos hemos negado a ayudar. Una vez estuvimos presentes para ayudar a los damnificados que dejó un incendio en el Callao. Nosotros cuando no tenemos, llamamos a nuestros proveedores y le pedimos que nos ayuden con productos para hacer un almuerzo”, explica Jessica.
Mientras comenzaban a vender los productos que tenían. Johnny se fue comprar un poco de agua. La tienda ubicada en la esquina de Sáenz Peña, estaba resguardada por soldados y policías muy jóvenes. Cuenta Quintana que en ellos vio reflejado a sus cinco hijos varones. Regresó a su casa y le dijo a Jessica que quería ayudar.
“Hay que darles un poco de agua o un refresco. No sé qué podemos pero hay que ayudarlos porque ellos nos están protegiendo exponiendo sus vidas”, fue lo primero que dijo que Johnny con un nudo en la garganta.
Entonces vieron que aún le sobraba pollos, salchichas y papas. Dejaron de ofrecer esos productos y una tarde decidieron preparar pollo a la brasa: un octavo de pollito con sus papas y ensalada más su refresco. Los soldados quedaron contentos con este detalle.
Un día entregaron caldo de gallina. Otro, salchipapa. No lo hacían todos los días pero al menos intentaba repartir tres veces a la semana. El 7 de abril, los acompañamos en esta aventura y constatamos la alegría que con la que reciben este compartir.
“No tenemos una pollería grande. Somos una familia humilde. Yo hago todo esto porque quiero que mis hijos vean que cuando existen este tipo de problemas también se puede ayudar. No tengo la posibilidad de darles un banquete pero sé que este platito los pone contento. Mi mensaje para ellos es que esto se va a terminar. Vamos a ganar este guerra”, dice Johnny mientras corta los pollos para comenzar a ponerlos en el taper.
Los días pasan y la pollería de la familia Quintana Coronado aún no tiene fecha para poder abrir. Aunque no quieran decirlo también la están pasando mal porque es su única fuente de ingreso. Sus cinco trabajadores también se quedaron en el aire pero aún siguen recibiendo ayuda por parte de Johnny y Jessica.
Saben que en algún momento se terminarán los ahorros pero tienen mucha fe que esta ayuda en algún momento les recompensará. Y si no es así, quieren mostrarles a todos que se puede ayudar con lo que sea.
En los momentos difíciles es donde se conoce el verdadero corazón de las personas. A ellas hay que cuidarlas.
El Comercio mantendrá con acceso libre todo su contenido informativo sobre el coronavirus.
--------------------------------------------------------
¿Qué es un coronavirus?
Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el covid-19.
En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.
¿Qué es la covid-19?
La covid-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.
El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.