Aunque la primera referencia que llegó a sus oídos sobre el poeta fue que estaba ‘loco’, como socarronamente murmuraban los otros niños de la calle O’Higgins, en San Vicente de Cañete; vivir a solo tres puertas de la casa de Enrique Verástegui marcó por completo la vida de Erick Sarmiento.
Por aquellos años de infancia sus tardes se le iban jugando al fútbol en la pista y Verástegui se asomaba de vez en cuando a su puerta para ver el reñido encuentro de los pequeños cañetanos. “Pensábamos que en cualquier momento se iba a llevar nuestra pelota”, recuerda entre risas Sarmiento, poeta, gestor cultural y fundador del Colectivo Sur-real, una de las organizaciones más activas en la promoción de la literatura y el arte de Cañete.
Un día al pequeño Erick le dijeron, “él en verdad no está loco, es un escritor”. Y esas pocas palabras fueron suficientes para hacer estallar su inquieta curiosidad de niño. ¡Un escritor! Preguntó a su mamá, a sus tíos y a todo aquel que pudiese saber algo más de aquel vecino ilustre que vivía a contados metros de su casa.
Así nació su afecto por Verástegui, por su vida, por su obra y por la literatura en general. Sarmiento no imaginaba que con los años serían amigos, que le publicaría un libro con su sello editorial ni que bautizaría el festival de poesía de Cañete con el nombre “En los extramuros del mundo”, título del primer poemario del escritor.
Un festival que lleva once años de incesante actividad y que en su última edición decidió acercar la obra del egregio poeta de Cañete a “esos locos bajitos” que son los niños, como diría Serrat. Así, el 8 de noviembre pasado, en complicidad con el proyecto Qhapaq Ñan y Viringo Cartonero, Verástegui ingresó al aula del sexto grado del colegio N° 20131 José Olaya Balandra del distrito de Cerro Azul, en Cañete.
“La gente aquí se ha hecho la idea de que Enrique es un genio, pero a la vez que no cualquiera puede leer su obra porque es compleja. Con este trabajo yo quiero romper esa idea y mostrar una selección de poemas que tienen un lenguaje sencillo y a la vez potente. Una forma de introducir a los niños a la obra de Verástegui”, comenta Sarmiento.
Bajo esa consigna, Erick llevó a Alfredo Ruiz, director de Viringo Cartonero, para fabricar junto a los niños cerroazuleños un libro cartonero con poemas de Verástegui. Cartones, tijeras, ganchos de ropa, agujas punta roma, hilo grueso y témperas fueron los elementos que dieron vida al libro “Como un sacerdote pitagórico”, una selección de poemas de Verástegui hecha especialmente para los niños cañetanos, una puerta al universo del poeta y una conexión con su tierra a través de gentiles versos como los del poema Cañete.
En mi pueblito no había día que no fuera ese día una fiesta:
y las canciones brotaban alegres como brotaba la flor de los cardos
en las murallas que cercaban Cañete.
Hoy, 30 niños de Cerro Azul tienen en sus casas un libro de Verástegui fabricado con sus propias manos. Quizá la noticia más alegre para conmemorar el primer año de la partida del poeta.
*Recorre la galería de fotos y descubre cómo se desarrollo el taller cartonero con los niños de Cerro Azul.