Escribe: Miguel Ángel Farfán
"Mirad el silencio de los pájaros / escuchad el perfume de las flores”. El poeta Jorge Eduardo Eielson me acompaña en este viaje. Por azar metí en la mochila uno de sus libros y ahora, mientras el bote avanza por última vez por el río Alto Madre de Dios, en la selva baja, leo esos versos y pienso en la experiencia multisensorial que viví durante los cinco días que estuve en el Parque Nacional del Manu, el lugar con mayor biodiversidad del planeta.
Un ecosistema con veinte mil tipos de plantas, 1.025 especies de aves registradas y 227 de mamíferos. Hay más animales que personas, lo cual, por momentos, es un alivio. Todo en un terreno de 1’881.220 hectáreas, equivalente al tamaño del país de Gales o a la mitad de Suiza. Gigante y tan boyante que las sensaciones se yuxtaponen, como en los versos de Eielson.
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