Caminar entre las paredes de piedra de Machu Picchu es emprender un viaje al pasado. La ciudadela inca que data de 1450, es la joya arquitectónica más destacada del imperio inca y el foco del turismo en el Perú. Año tras año, millones de turistas de todas partes del mundo llegan al santuario para recorrer sus andenes, conocer su misteriosa historia y tomarse fotografías junto al imponente Huayna Picchu. Perderla sería no solo una tragedia turística, sino un golpe a la historia de nuestro país, a nuestros orígenes. Y aunque parezca imposible, estuvimos a punto de hacerlo.
En el 2015, Machu picchu estuvo cerca de ser considerada parte de la Lista de Patrimonios en Riesgo de la UNESCO debido al gran porcentaje de contaminación que había en la ciudad del mismo nombre. Ante ello, la Municipalidad de Machu Picchu, la marca Cielo del Grupo AJE y la cadena de hoteles Inkaterra, se unieron con un propósito detrás: salvar a la maravilla de un futuro desastroso.
Seis años y muchos esfuerzos después, Machu Picchu recibió el sello de “Destino Carbono Neutral”, otorgado por la certificadora Green Initiative, debido a una serie de proyectos que han logrado que se retire de la atmósfera la misma cantidad de CO2 que emite la ciudad. El Comercio viajó hasta el pueblo de Machu Picchu, Aguas Calientes, para conocer las iniciativas que han convertido a nuestra maravilla en el primer destino “carbono neutral” del mundo.
1. De desechos orgánicos a biocarbón
“En el pueblo de Machu Picchu se generan de 6 a 8 toneladas de residuos orgánicos al día”, revela Clara Rojas, subgerente de gestión ambiental de la Municipalidad de Machu Picchu. Debido al incesante turismo que se vive en la ciudad de Machu Picchu, la cantidad de hoteles y restaurantes que abundan; se generan cantidades enormes de residuos orgánicos al día. Para “valorizar estos residuos orgánicos”, se construyó junto a la Universidad del Cusco una máquina pirolizadora, la única de su clase en todo el país.
El proceso empieza desde las calles. “Había que trabajar desde la fuente, desde el pueblo”, explica Marco Huamán, jefe de ecología y conservación de Inkaterra. Mediante un programa de educación ambiental, se enseño a los locales a realizar una recolección fraccionada de los residuos; entre orgánicos e inórganicos, subdiviendo estos últimos en papeles, cartones, vidrios y plásticos. Los residuos orgánicos llegan a la planta pirolizadora para ser convertidos, luego de un proceso de homogenización y secado, en biocarbón; una materia inerte que se utiliza para mejorar los suelos.
Esta especie de abono es utilizado en los parques, las plantas y la ornamentación del distrito. Su poder es la absorción. “Absorbe el nitrógeno y fósforo que se pueda encontrar alrededor de las raíces de los árboles, en el suelo. Le facilita el trabajo a las plantas. Además, mantiene la humedad”, detalla Huamán. Actualmente, esta planta pirolizadora genera 500 kilos de biocarbón por día, trabajando así entre 4 a 5 toneladas de los residuos orgánicos de la ciudad.
2. Reutilización de botellas PET y tratamiento de vidrio
Una vez reutilizados los residuos orgánicos, aún quedaba encontrar un modo de aprovechar los inorgánicos que abundaban en la ciudad, tales como el plástico o el vidrio. Por ello, Machu Picchu cuenta con una planta compactadora en la que se trata las botellas PET. Una vez retirada las tapas y los stickers de las botellas, estas pasan a la máquina compactadora que reduce su volumen en un 70 a 80 %, para obtener fardos de pesos entre 70 y 90 kilos con el fin de facilitar su transporte. “Estas botellas regresan a la sede de AJE en Lima y se convierten en botellas recicladas. De este modo, implementamos un modelo de economía circular de nuestros envases”, explica Gianina Jiménez, Jefa de Comunicaciones y Sostenibilidad en el Grupo AJE.
El Grupo AJE cuenta con proyectos en cuatros países que promueven la economía circular de los envases bajo el pilar de ciudades sostenibles. El principal es el proyecto de Machu Picchu, aunque también cuentan con otro en Máncora. “Dentro de nuestra estrategia de sostenibilidad, uno de los principales pilares es la economía circular justamente porque somos productores de bebidas que se comercializan en envases, entonces queremos asegurarnos que estos envases no terminen contaminando el medio ambiente. Es un compromiso que hemos asumido a nivel global. Nuestros envases son 100% reciclables, todo el material puede ser reciclado. Y estamos avanzando a tener envases con material reciclado”, detalla Jiménez.
En la planta compactadora también se trata el vidrio, que tras pasar por un proceso de trituración se convierte en pulverizado de vidrio, utilizado mayormente como arena. Sirve para los parques y jardines, y combinado con cemento se utiliza en la restauración de muros alrededor de la ciudad. Al día de hoy, se tratan 120 kilos de botellas PET y la misma cantidad de vidrio al día. Al futuro, esperan doblar los esfuerzos.
3. Aceite convertido en combustible
Cuando Marco Huamán se dio cuenta que el aceite utilizado en Machu Picchu terminaba en el río Urubamba, emprendió un tercer proyecto: recaudar y reutilizar los 450 litros de aceite que se desechan a diario en la ciudad. “Un litro de aceite contamina más de 10 mil litros de agua”, revela. Para ello, implementó una maquinaria dentro del hotel Inkaterra Machu Picchu Pueblo en la que convierte el aceite en biodiésel, un combustible de origen natural, renovable y limpio.
Sin embargo, este es el único de los cuatro proyectos que se ejecutan en la ciudad que aún no tiene fin concreto. Hasta el momento, se utiliza para el funcionamiento de la caldera de agua caliente del hotel Mapi, de la misma cadena.
El Grupo AJE a través de su marca Cielo, se ha propuesto contribuir con la reactivación económica de Machu Picchu además de dar a conocer las acciones que se realizan para la preservación de este destino y de las Islas Galápagos en Ecuador. Para ello cuenta con la promoción “Cielo Protectores” que llevó a los afortunados ganadores a conocer de cerca estos destinos. 14 ganadores tuvieron la oportunidad de viajar a Machu Picchu para disfrutar de la maravilla del mundo y conocer a detalle los proyectos sostenibles que se llevan a cabo allí.Esta iniciativa se realiza en alianza con la Cámara Nacional de Turismo del Perú y la cadena de hoteles Inkaterra, con el fin de impulsar la actividad turística en esta zona tan importante.
“Grupo AJE, a través de nuestra marca Cielo, busca impulsar la reactivación económica de Machu Picchu, siendo la industria turística una de las principales actividades que contribuyen al desarrollo de miles de familias y empresas de la zona. De igual manera, nos enorgullece ser parte de la alianza que logró certificar a Machu Picchu como el primer destino turístico Carbono Neutral del mundo, acción que contribuye al posicionamiento como un destino turístico sostenible”, afirmó Erika Córdova, Gerente de Marketing de AJE en Perú.
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