(Foto: Lima Antigua)
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Alejandro Salas

Se llamaba Drive-in y por 22 años fue el único autocinema de Lima. Carros, películas, tiempo a solas, oscuridad; todos los condimentos necesarios que buscaban las parejas por el

Para la época fue todo un acontecimiento. Era diciembre de 1953 y los limeños tenían la gran oportunidad de asistir al primer autocinema del Perú y Sudamérica. La propuesta era interesante, traer la moda estadounidense de ver películas al aire libre, juntando dos pasiones: los autos y el cine.

El lugar elegido para acoger el autocinema fue el distrito de San Isidro, que para ese entonces no era reconocido como un centro financiero. El Drive-in ocupó un área de 11,550 metros cuadrados, específicamente entre el antiguo aeropuerto de Córpac y la zona posterior al colegio San Agustín, detalla el arquitecto Víctor Mejía en su libro “Ilusiones a oscuras. Cines en Lima: carpas, grandes salas y multicines 1897-2007”.

Un écran de veinte metros instalado en este lugar mantenía la atención de todos los espectadores, quienes para poder escuchar los diálogos de las películas recibían pequeños parlantes en la entrada que debían colocar en sus carros para disfrutar de la función.

(Foto: Lima Antigua)
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Para el historiador Juan Luis Orrego, el Drive-in tuvo su boom en la capital, ya que les permitía a las personas ver una película con mayor libertad, y que incluso puedan pedir comidas y bebidas para que se las lleven a la comodidad de su auto. Pero es claro al asegurar que con el tiempo hubo detalles que le restaron atractivo al autocinema, como por ejemplo, lo complicado que era llegar hasta la zona y que las únicas funciones se llevaban a cabo por la noche.

A diferencia de los autocinemas de Estados Unidos, que eran muy visitados por las parejas, el público masivo en Lima eran las familias, resalta el gestor cultural y patrimonialista César Rodríguez.

Las películas que se transmitían en el Drive-in eran en su mayoría comedias, y solo había dos funciones nocturnas: a las 7:15 p.m. y 9:30 p.m. Orrego, asegura que se cuidaba mucho la temática de las cintas, ya que eran dirigidas a un público familiar. Cabe destacar que en los últimos años del autocinema, los asistentes fueron disminuyendo, al punto que ya no se pasaban producciones de estreno.

Pero en el mismo autocinema, había otros atractivos que podían ser el cierre perfecto para una salida en pareja. Uno de ellos era el club Neptuno, que se ubicaba debajo del gran écran del autocinema. Este lugar tenía la particularidad de que solo podías ingresar si ibas con tu enamorado o enamorada. Ya en el interior, podías disfrutar de bebidas y de la música de una banda compuesta por doce personas. La diversión estaba asegurada.

(Foto: Lima Antigua)
(Foto: Lima Antigua)

Mientras que para los más pequeños, el punto fuerte era Chicolandia, un parque de diversiones que estaba ubicado al costado del Drive-in. En este lugar podías encontrar juegos mecánicos, acuáticos, y mucho más.

En palabras de los entrevistados, el Drive-in solo fue una moda, que perdió el encanto con el tiempo. Ellos son claros en asegurar que los verdaderos amantes de las películas siempre preferirán en primer lugar una sala de cine, a pesar de todas las comodidades que te podía dar un autocinema.

Este singular lugar se despidió de los limeños en 1975 para convertirse en la sede de un conocido banco. La pantalla nunca más se volvió a prender, así como el gran estacionamiento dejó de recibir cientos de autos. Ahora solo forma parte de un fugaz recuerdo, que muy pocas personas -los que bordean los 70 años o más- pueden describir con añoranza: el primer autocinema que tuvo Lima.

Esto debes saber:

- El autocinema funcionó por 22 años (de 1953 hasta 1975).

- El diseño y ejecución del Drive-in estuvo a cargo del arquitecto Max Galli B y el ingeniero Carlos Galli.

-La inversión para la construcción del autocinema fue de cuatro millones de soles.

-Solo las mujeres tenían permitido ir a los servicios higiénicos en plena función.

-‘La fiesta inolvidable’, una comedia protagonizada por el británico Peter Sellers, fue la última cinta que se proyectó en el Drive-in.


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