El enloquecedor silbato de locomotoras y el alboroto de pasajeros en el andén de la antigua estación de trenes de Desamparados, en Lima, fue sustituido por el tránsito más silencioso de la gente que acude a disfrutar de su biblioteca y sus exposiciones. La Casa de la Literatura Peruana, el principal centro cultural del país, recibe entre 1.200 y 2.000 visitantes cada día, y ha devuelto a la terminal ferroviaria el resplandor del que gozó durante casi un siglo.