La Corona de San Eduardo, la emblemática pieza de la Casa Real británica, fue elaborada en 1661 para la coronación del Rey Carlos II de Inglaterra y se usó por última vez hace 7 décadas, cuando la Reyna Isabel II ascendió al trono. La estructura de oro macizo, engastada con rubíes, amatistas, zafiros, granate, topacios y gemas de turmalina, tiene un valor de casi 5 millones de dólares y será utilizada mañana por Carlos III. (Fuente: América TV)