En un reciente avistamiento en el muelle de Pisco, se observó cómo la anchoveta destinada al consumo humano es desviada hacia la producción de harina de pescado. A través de un dron, se evidenció el destino final de este recurso, mientras que a escasos metros operan astilleros ilegales que desafían la prohibición de construcción vigente desde hace una década. La falta de fiscalización por parte de las autoridades ha permitido que esta informalidad persista, con al menos 94 astilleros funcionando en el país, revelando un problema crítico en la gestión pesquera. (Fuente: difusión)