Cinco cosas que las hermanas mayores entienden
Cinco cosas que las hermanas mayores entienden
Redacción EC

Ahora que somos mayores vemos todo con otra perspectiva pero las cosas no fueron así de niñas, cuando a nuestro mundo de juguetes y alegría llego un “intruso” y lo puso de cabeza. Sean niño o niña, ese nuevo miembro de la familia nos transformó.

Pasamos a ser las hermanas mayores y, con el título, vino la responsabilidad de ser ejemplo para nuestro hermano o hermana menor. No faltaron las peleas, los celos y los llantos pero ahora sabemos que fueron necesarios para forjar la relación que tenemos con él o ella de adultos.

Sin embargo no todo fue malo porque las travesuras y risas nunca faltaron. Estas son seis cosas que las hermanas mayores comprendemos mejor que nadie.

1. Fueron más estrictos con nosotras

Con el nacimiento de nuestro hermano y hermana, automáticamente nos convertimos en el modelo a seguir más cercano para él o ella. Con esa responsabilidad, también venía la exigencia para que nuestro comportamiento sea mejor que antes. Tal vez gracias a eso hoy somos un poco más responsables.

2. Desarrollamos el sentido de la compasión gracias a ellos

Aunque a veces nos hacía sentir bien que no se salieran con la suya, también nos daba pena que les griten por hacer alguna travesura. En esos casos teníamos dos opciones: o los ayudábamos a solucionar el problema antes que nuestros padres se den cuenta o nos convertíamos en la voz de su conciencia para que se comporten bien. La primera opción siempre era la más divertida y es gracias a ella que hoy somos cómplices de nuestros hermanos y hermanas.

3. Fuimos el “experimento” de nuestros padres

Nadie llega a este mundo sabiendo la forma correcta de ser papás y sin duda los nuestros tampoco. Por eso, cuando nacimos, para ellos era todo un mundo nuevo donde cometieron errores y aprendieron de ellos. Al momento de la llegada de nuestros hermanos menores, ya tenían experiencia en el campo y fue más sencillo. Crecer fue un poco más difícil para nosotras las mayores.

4. Nos sentimos orgullosas de ver lo mucho que han crecido

A veces nos entra la nostalgia y recordamos la complicidad que había entre nuestros hermanos o hermanas y nosotras cuando éramos niños. Hoy no podemos contener la alegría de verlos como profesionales, alcanzando sus logros y superándonos en algunas cosas. Pero no importa cuánto tiempo pase, ellos seguirán siendo unos bebés para nosotras.

5. Ahora no podemos vivir sin nuestros hermanos o hermanas

Pudimos odiarlos, decirles que eran adoptados para que nos dejen en paz, quejarnos de que les presten más atención y mil cosas. Pero una cosa es segura: ya no concebimos nuestras visas sin su presencia. Es que los hermanos y hermanas no son solo familia, son nuestros compañeros de vida.

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