Por Norka Peralta Liñán
Jimena Lindo acaba de cumplir 40 años y los ha celebrado en una fiesta con su tribu, como le gusta llamar a sus amigos. Les escribió invitaciones personalizadas para explicarles los motivos por los que quería que estuviesen en la celebración. Los 40 son el inicio de una década que, confiesa, esperó desde siempre. Se siente más segura, apaciguada y con ganas de reconectarse con personas que han sido fundamentales para ella y a las que no ve con frecuencia, porque la vida es eso que pasa mientras trabajas y te dejas atrapar por la rutina. “Antes, quedaba para tomar un café con alguna amiga y no me preocupaba si al final alguna de las dos cancelaba. Ahora, voy a darme un tiempo para estar con mis amigos, porque si no se me van a pasar los años cancelando cafés, seguiré desconectándome y no quiero eso”.
- Cierras el 2016 en la base cuatro. ¿Cómo te sientes?
El 2016 ha sido un año bastante positivo para mí. Tomé la decisión de dejar de estar tan ocupada y tener más tiempo para estar con mi hijo, los amigos y hacer mis proyectos personales y creo que he cumplido. He tenido muchas noches en las que he podido acostar a mi hijo, hablar con él y hacer juntos esas pequeñas cosas que solo puedes hacer en etapa. Por otro lado he cumplido 40 años, que es una meta largamente esperada. Ya los 30 habían sido buenos, porque creo que mejoré muchísimo como persona, pero siento que los 40 son el inicio de algo mejor. Me siento muy viva y sana.
- ¿Y en el amor cómo te va?
Bueno, después de muchos años me volví a enamorar y por eso también quise dedicarme más a mi vida de pareja. Vivimos juntos y creo que las cosas están funcionando bastante bien.
- ¿Se vive distinto el amor a los 40 que a los 20?
Es otra cosa, pero creo que pasa por uno mismo porque estás más seguro de lo que funciona o no funciona, si confías o no confías. Todo es más simple si entiendes que el amor está para hacerte bien. Entonces, en ese sentido, sí, el amor se vive totalmente distinto.
- ¿Por qué esperabas cumplir 40 años?
Tendría que hablar de cómo era a los 20 años. Fui una persona tan nube gris, era muy dark, pero todo eso empezó a desaparecer con los años, en parte porque tuve a mi hijo, que fue un vuelco en mi vida, y gradualmente fui aprendiendo que la vida está allí para disfrutarla y conectarse con la gente. También he trabajado para sentirme así porque soy una persona que tiene compulsión por el bienestar. Voy a terapia desde los 22 años y he hecho yoga, Tai Chi, reiki, acupuntura. Todo lo que te puedas imaginar que te dé bienestar, yo lo he hecho, así que sentirme bien y apaciguada a los 40 es una conquista y una verdadera delicia.
- ¿Por qué es importante para ti reconectarte con tus amigos?
Me di cuenta que se nos pasa el tiempo y un no ve a la gente a la que quiere. Me parece injusto porque la vida no es solo trabajo también son nuestros vínculos, es por eso que busco reconectarme con mi tribu. Mis 40 años los celebré con amigos que tengo desde los 20 años. Por eso también hice “Kamasutra” porque fue una oportunidad para reunirme con Miguel Iza, Norma Martínez y Roberto Ruiz que son la familia teatral a la que adoro.
- ¿Qué planes tienes en el 2017 a nivel profesional?
El 2017 va a ser el año de las reposiciones porque vuelven “Las tres viudas” de enero a marzo, pero también voy a darme tiempo para mis proyectos personales. El 2016 desarrollé durante 9 meses “La vendedora de fósforos”, una versión libre del cuento de Hans Christian Andersen que hice con Guillermo Castrillón y que reúne la danza, el teatro, el performance y la escritura. Esta obra y “Escrito por una gallina” (que también trabajó con Castrillón) se van a presentar en festivales y en la Alianza Francesa entre los meses de febrero a mayo. Este tipo de creaciones es algo que yo siempre he anhelado porque creo que me completa como actriz.
- ¿Cómo le das balance a tu vida entre el trabajo, la maternidad y tu pareja?
Tengo la ayuda de Aurea, la nana de Aarón (su hijo de 7 años). Ella es mi mano derecha, me ayuda a mantener el equilibrio y cuida a mi hijo con un amor que no te puedes imaginar. Además hago yoga, terapia y tengo una alimentación muy sana. El yoga me ayuda a respirar y eso me tranquiliza, hasta mi hijo cuando me ve inquieta me dice: “¡mamá, respira!”
- ¿Cómo es la relación con Aarón?
Creo que hasta los seis años era un bebé, pero ahora está en una etapa en la que lo siento más niño y es difícil porque hay que cortar el cordón umbilical. Estuvo con ‘mamitis aguda’, no se quería separar de mí, pero ya se va soltando, estamos en ese tránsito, y tengo que ponerme fuerte porque a mí también me dan ganas de meterlo en mi barriga nuevamente.
- Este año se han debatido temas cruciales como la Unión Civil, la violencia contra la mujer y la reforma de la educación ¿cómo vives estos temas desde tu faceta como madre?
Mi hijo vive en un ambiente de apertura y de libertad absoluta sobre la igualdad de géneros. Ha ido a todas las marchas y sabe perfectamente de lo que estamos hablando. Respecto al tema de la educación, tengo la suerte de poder enviar a mi hijo a un colegio que, de alguna manera, va acorde con nuestra forma de pensar. Lamentablemente, eso no es posible para gran parte de la población. Me preocupa que haya una mayoría (en el Congreso) que está en contra de la reforma (educativa) de una manera absurda e ignorante.
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Fotos Rafo Iparraguirre.
Dirección de moda y styling: Antonio Choy Kay & Gerardo Larrea
Producción: Elefante Producciones
Maquillaje y peinado: Sonia Soria
Asistente de foto: César Silva
Asistente de producción: Diana Zea para Elefante Producciones.
Agradecimiento: Autor II. www.hoteldeautor.com