La idealizada felicidad que la sociedad de consumo construye alrededor de la Navidad hacen de diciembre el mes con más factores de estrés de todo el año. Problemas como las limitaciones económicas, la lejanía o el recuerdo de seres queridos fallecidos o las rupturas amorosas y los conflictos familiares generan emociones difíciles de manejar. Algunas personas, incluso, experimentan sentimientos de tristeza y melancolía que pueden evolucionar hacia depresión.
El psicólogo José Anicama Gómez, docente de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma, explica que en otros casos, la tristeza se mezcla con una sensación de frustración por no haber alcanzado las metas planteadas o porque algo no funciona en nuestra vida. Así surgen los rostros adustos, la irritabilidad, la expresión de tristeza y las alteraciones en el apetito.
Además, la tensión que el consumismo crea alrededor de la Navidad también puede agudizar o generar crisis entre quienes ya tienen un diagnóstico de depresión u otro diagnóstico psiquiátrico. Ser consciente del problema y estar un paso por delante en el autocuidado es clave.
“Es como seguir las indicaciones de seguridad que dan en los aviones: ajuste su máscara de oxígeno y respire normalmente antes de ayudar a otros”, recomienda Charlotte Walker, quien sufre de trastorno bipolar y escribió a BBC Mundo cómo ganarle a la depresión en Navidad.
“Puede que mi cena no se parezca a la de cocineros famosos como Nigella Lawson y mis regalos no sean originales y hechos a mano, pero en un mes nada de esto importará. Cuidarme durante las fiestas me prepara para una mejor salud mental en 2015. Ese sí sería un regalo perfecto”.
El consejo de Charlotte en realidad funciona para todos. ¿Qué más hacer? Te lo contamos.
1. Planifica recibir la Navidad en lo posible en compañía de familiares o amigos.
2. Al evaluar tus avances y retrocesos personales en el 2015, sé flexible y tolerante contigo misma. Si deseas una evaluación realista pídele ayuda a un amigo para analizar tus fortalezas y debilidades.
3. Maneja con criterio la compra de regalos. El vínculo afectivo profundo no tiene precio ni tampoco tamaño.
4. Pon los pies en tierra y sé realista al organizar tus gastos por las fiestas navideñas. Planifícalos de acuerdo a tu nivel de ingresos.
5. Conversa con tu pareja e hijos sobre tu situación económica real. Recuerda que el verdadero sentido de la Navidad no es lo material sino lo espiritual.
6. Si en tu familia hay adultos mayores viudos o que vivan solos, visítalos con mayor frecuencia en estos días. Ayúdalos a romper la rutina del día a día. Un cambio en la ubicación de los muebles de su habitación, en el color de las paredes, comer fuera o invitarlos a dar un paseo será un gran estímulo para ellos.
7. Si la tristeza se mantiene por más de dos semanas, hay que buscar ayuda terapéutica. Ten presente que la depresión aumenta el riesgo de suicidio.