María Inés Ching
Junto con su nueva criatura, los papás primerizos descubren un mundo hostil cuando intentan salir a comer. Una diversión inocente y simple que disfrutaban cuando no se preocupaban de pasadizos demasiado estrechos, restaurantes sin sillitas para los más pequeños o menús llenos de ingredientes poco apropiados para los gustos infantiles.
Yazmín Alvarado, especialista en márketing y bloguera, tiene mellizos de 14 meses. Cuando decide salir, debe pensarlo dos veces antes de elegir el lugar al que irá. Lleva consigo dos asientos de bebe para el auto, un coche mellicero, un maletín grande, una mochila de juguetes y a veces el ‘pack and play’ como corralito. Sin embargo, al llegar al centro comercial elegido ve que no existe una rampa para que pueda subir el cochecito doble, no hay ascensor o el espacio es insuficiente para desplazarse. Y cuando llega ‘la hora de la verdad’, en muchos de los baños no hay cambiador de pañales.
Si el papá de los chicos quisiera ayudarla en ese momento, tampoco podría porque escasean los baños de varones adaptados para papás.
La otra cara de la moneda se revela cuando un niño descontrolado aparece en cualquier espacio público perturbando al resto. Jimena Agois, fotógrafa gastronómica y madre de dos hermosos niños, nos cuenta que cuando uno de ellos le hizo un berrinche en un supermercado, ella aplicó la misma técnica que aprendió de su madre: devolverle la rabieta en las mismas condiciones que su hija se la planteó. «Lo mejor es no hacerles caso. Pero como no paraba, me puse a llorar también en el piso y mi hija se quedó muda, se paró y se sentó en el coche», relata.
«NOS RESERVAMOS EL DERECHO DE ADMISIÓN»
Algunos lugares no tienen las condiciones adecuadas para recibir a gente menuda. O, aunque no prohíban su entrada, tienen áreas que no han sido pensadas para chicos, como escribió en Instagram la dueña de «Las Vecinas Eco Bar», un local en Barranco. El comentario suscitó una acalorada discusión sobre derechos ciudadanos y buenos modales a raíz de la fotografía que una madre posteó donde su hijo estaba tocando un adorno frágil [según todas las partes, el objeto no resultó dañado]. En Europa van en aumento los hoteles ‘solo para adultos’ y en nuestro medio las invitaciones para bodas o fiestas tienen un acápite en donde respetuosamente indican que «no se aceptan niños» porque se pueden aburrir en un evento formal y terminan estropeándolo.
¿Acaso los adultos con hijos han perdido autoridad frente a los caprichos y necesidades de los niños o sucede que los sin hijos nos hemos vuelto más intolerantes?
OPINIONES ENCONTRADAS
Desde luego, ser padres es una tarea difícil que se aprende y que se perfecciona con el tiempo. Lucía de Althaus, psicóloga clínica, considera que para que un día fuera de casa sea más agradable para todos, se deben procurar lugares ‘child-friendly’ o para niños. «Siempre nos vamos a encontrar con personas intolerantes y que se han olvidado de cuando sus hijos eran pequeños. Creo que la educación en estos temas es más hacia los adultos que hacia los niños», afirma De Althaus. Paola Miglio, periodista gastronómica, acude por trabajo a cafeterías y restaurantes y considera que si acudes a un recinto como estos con tu niño pequeño «tiene que portarse bien» -y agrega- «Si en algún momento llora o grita, te paras y lo sacas. Hay que recordar que un restaurante es un espacio en el que se paga para cenar, imagínate si has ahorrado todo el año para darte un gusto y te sientan a un niño al lado que llora todo el tiempo», razona.
SOLUCIONES PRÁCTICAS
Si detectas que tu hijo es intranquilo en espacios públicos, esconderte en casa o ir a restaurantes de comida rápida no son la salida. Para la psicóloga De Althaus, el niño va a ir aprendiendo paulatinamente a controlarse y comportarse, pero eso no es cuestión de un día. Así que ve con calma y toma nota:
Educa. Ve enseñándoles a los chicos lo que se espera de ellos. Anticípate, explícales qué puede pasar antes de llegar, sobre todo si se trata de lugares formales [ceremonias, iglesias, etc.].
Son impredecibles. El sistema neurológico infantil no está completo y no tienen autocontrol. Quien tiene que estar preparado para la situación eres tú, como adulta.
No pierdas los papeles. Si tu hijo hace un berrinche, llora, grita o tira algo, ten paciencia. Ellos necesitan aprender de nuestra tranquilidad para resolver las cosas. No te avergüences.
Mantén la calma. Si estás tranquila y firme, le estarás dando una lección a los demás adultos también. Si no para de llorar, hay que sacarlo del lugar y esperar a que se calme afuera, con tu apoyo. Si tu pequeño siente tu vergüenza y desesperación, se pondrá peor.
Conoce a tu hijo. Si suele hacer pataletas o es muy movido, evita lugares cerrados y con objetos delicados.
ALGO MÁS
- El doctor Óscar Ramírez, de la Universidad Científica del Sur, señala que la responsabilidad de supervisar que los locales públicos tengan las condiciones necesarias para su funcionamiento depende de los municipios distritales.
- Ten en cuenta que los locales pueden limitar el tránsito para que se desplacen niños en coche y personas con alguna discapacidad física.
- No todo el transporte público está diseñado para recibir niños en carreola. Solo existe este espacio determinado en dos servicios de transporte en Lima.
- Si crees que te han maltratado en un establecimiento, puedes informarlo a través del Libro de Reclamaciones del establecimiento, tu municipio distrital, la Defensoría del Pueblo y el Indecopi.