Jazmín Flores

Allá por los años cincuenta, Marilyn Monroe decía que “el sexo forma parte de la naturaleza” y medio mundo quedó de cabeza. Hoy en pleno 2023, no podría haber una frase más acertada para describir a la , un tema que históricamente ha sido visto como un tabú y escondido bajo la alfombra del mal llamado decoro social. En países como el nuestro, donde la mujer no tiene el derecho para hablar de sexualidad con libertad, una alza la voz por y para todas.

Como muchas mujeres, a Romina siempre le dio curiosidad saber cómo era percibida y tratada la mujer en una sociedad como la nuestra. Habiendo crecido entre un colegio católico y un hogar conservador, la duda aumentó considerablemente hasta llevarla a estudiar psicología en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y luego, especializarse en sexología en España. Ahora, con una actitud desenfadada, un lenguaje fresco y sin miedo al qué dirán, Romina se convirtió en creadora de contenido. Es todo un fenómeno en redes sociales como Instagram y TikTok donde cuenta con más de 400 mil seguidores. A puertas del , conversamos con la sexóloga peruana, quien confiesa estar decidida a romper tabúes y mitos sobre la sexualidad en el Perú cueste lo que cueste.

Tu frase de presentación en tu perfil de redes sociales es “Naturalizando la sexualidad”, ¿qué significa?

Significa dejar de alimentar el tabú que existe sobre hablar de sexualidad y liberarnos de los prejuicios, de los miedos, de la culpa y la vergüenza que viene alrededor de ella. Una vez que esto se haga posible, podremos hablar de una forma más natural.

—Una forma natural, por ende saludable. ¿Es por eso que elegiste ser sexóloga? ¿esa es tu misión?

En realidad, siempre fui amante de este tema. Siempre me apasionó. Desde que era muy chiquita, era una persona muy curiosa, me llamaba mucho la atención ver a dos personas besarse y saber qué era lo que estaba pasando. Mi curiosidad se incrementó cuando empecé a ir al colegio, era solo de mujeres, de monjas, y lo notaba un poco restrictivo. El venir de un colegio de mujeres hizo que no supiera cómo tratar a los chicos. Me sentía incómoda. Y cuando empecé a tratar con ellos, me di cuenta que no teníamos los mismos derechos ante la sociedad. Estas brechas de género que veía me generaban cada vez más curiosidad por ver cómo era dentro de la cama. En el . Ahí es donde empiezo a descubrir que las mujeres no disfrutaban del sexo. Eso hizo que me especialice, sobre todo, en mujeres.

Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Maquillaje: Angela Guillén para Mus.pe. Peinado: Shayda Huamaní para Sian Atelier.
Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Maquillaje: Angela Guillén para Mus.pe. Peinado: Shayda Huamaní para Sian Atelier.
/ ALESSANDRO CURRARINO

—¿Y qué has descubierto de la relación entre las mujeres y el sexo?

Como decía, que no disfrutan del sexo. Uno de las principales temas que vemos en terapia con mujeres es la falta de deseo sexual. Esto se da por varias razones, y una de ellas es porque las mujeres están acostumbradas a pensar que están hechas para satisfacer a la pareja. Que es lo que toca. Ellas no están satisfechas con esas relaciones sexuales. Entonces, si no hay satisfacción, el deseo no va a llegar. Hay muchas necesidades de la mujer que no están siendo suplidas. Y no están siendo suplidas porque hay vergüenza, porque pensamos que si pedimos nuestro propio placer, ya sea si queremos tener ganas de tener relaciones esa noche, ese día, o porque simplemente decir “ahí no, aquí sí”...todo irá mal. Pensamos que si lo vamos a decir, vamos a hacerle daño a la otra persona o nos van a considerar unas recorridas o que van a pensar “cómo sabes eso, quién te enseñó esto”...que viene de parte de un país machista. La sociedad no nos ayuda.

— Entonces, ¿cuál es la salida de esta realidad?

La educación sexual.

—Del 1 al 10, ¿qué tanto se habla de educación sexual en el Perú y de qué forma se aborda?

Asu… pues será 2. Para empezar, el Perú no es Lima. La masa que es todo el Perú no tiene acceso a información sobre sexualidad. Por eso siempre digo que las redes sociales son un nicho muy chiquito, porque las personas que más necesitan de educación sexual, no la tienen. Personas que viven lejos, que no tienen luz, que no pueden ver programas de televisión...que no tienen cómo recibir esta información. Creo que las redes sociales son increíbles, pero no son el mejor medio para atacar el problema donde verdaderamente está. Además, no hay forma de decir cómo se aborda, porque ni siquiera se aborda. Es precario. Es un privilegio, un lujo, tener acceso a información sobre sexualidad en el Perú.

—En esta realidad, entonces es imprescindible hablar de sexualidad con libertad...

Claro. Es un derecho. ¿Por qué no hablar de algo con libertad si te trae tantos beneficios? Hablar de sexualidad es hablar de salud y eso es algo positivo. Hablar de sexualidad es integral. No es solo sexo, hay muchas otras áreas. Es hablar de salud mental, de intestinos, de estómago...o sea, todo está relacionado con la sexualidad. Además, tiene un montón de beneficios a la salud. El sexo fortalece el sistema inmunológico, mejora tu calidad de sueño, oxigena el cuerpo, fortalece la autoestima y es una gran herramienta para gestionar el estrés. Entonces, ¿por qué no hablar de sexualidad y vincularla a salud sexual? Sería más fácil hablar de eso si lo ven como un tema de salud.

Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Maquillaje: Angela Guillén para Mus.pe. Peinado: Shayda Huamaní para Sian Atelier.
Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Maquillaje: Angela Guillén para Mus.pe. Peinado: Shayda Huamaní para Sian Atelier.
/ ALESSANDRO CURRARINO

—Además de las consultas uno a uno, esta información la compartes de modo gratuito en tus redes sociales. ¿Qué es lo más difícil de crear contenido sobre sexualidad?

Lidiar con los comentarios. A mí no me afectan, pero sí a las personas que me siguen. Mis seguidoras me cuentan que no pueden o se sienten limitadas a comentar en mis publicaciones porque hay personas que las empiezan a hostigar. Les mandan mensajes, fotos. “Porque alguien que está hablando de sexo es porque le gusta o lo busca”, piensan algunos. Si te dijera todo lo que me han dicho. Piensan que tengo relaciones con mis pacientes, que estoy presente y los dirijo, hasta me han dicho “proxeneta”. Ese es el tema con el que tengo que lidiar. Y lo más difícil: cuántas fotos no solicitadas me han mandado. La verdad es que eso se siente como un abuso total. Eso para mí es un tipo de abuso sexual. No es agradable y es violento. La primera vez que me llegaron esas fotos, me puse a llorar. Soy sexóloga, pero una cosa no tiene que ver con la otra. Es difícil de lidiar, pero al mismo tiempo me motiva a seguir haciendo esto. Por eso mi página se llama “Ya cállate Romina”, mientras más tratan de callarme más me impulsan a seguir hablando y educando sobre sexualidad.

—Desde tu espacio, ¿qué tabúes sobre sexualidad te dedicas a romper?

Que las mujeres merecen placer. Quiero lograr que realmente crean el hecho que también lo merecen. Me gusta incentivar en ellas, a través de mi contenido, el decir que no. Además de enseñar a pedir, también a decir que no. Decir “No quiero, no me gusta, no me provoca, no lo voy a hacer” y no pasa absolutamente nada. No sé si eso es romper con tabúes, pero creo que a eso centro mucho más mi contenido. No es impulsarte a tener sexo. No te doy las técnicas de dar sexo oral, no, por ahí no va mi contenido. No hay una receta para el sexo, pero sí las puedo guiar para que aprendan a priorizarse. Y que así como busquen su placer como salud, porque se lo merecen y lo necesitan como un cuerpo humano, que también se atrevan a poner ‘stop’ porque con eso también paramos mucha violencia en las casas.

Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Maquillaje: Angela Guillén para Mus.pe. Peinado: Shayda Huamaní para Sian Atelier.
Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Maquillaje: Angela Guillén para Mus.pe. Peinado: Shayda Huamaní para Sian Atelier.
/ ALESSANDRO CURRARINO

—Hablando de tabúes, tú misma rompes uno: hablar libremente de sexualidad siendo mujer y mamá. ¿Cómo vives eso?

Recién lo viví el año pasado. Mientras estás en redes, es como si no pasara nada. Puedo ser mamá y todo lo que quiera y no veo un impacto en mi vida. Pero cuando Paz -mi hija- empieza ir al colegio, empiezo a ver eso. Para inscribir a mi hija, no dije que soy sexóloga. No porque me avergüence, sino porque no quiero afectarla. Estamos en una sociedad donde se podría criticar lo que hago, sobre todo en un colegio católico. Dije “ay no tienen porqué saber que soy sexóloga”. Pero lo curioso es que cuando empiezo a conocer a las mamás, descubro que varias me seguían. Y al final, hasta el mismo colegio quería que hablara con los padres de familia sobre cómo hablar con los niños de sexualidad. Pero sí, es un temor que tengo más adelante. Esa chamba es mía. Naturalizar el tema de sexo en casa y decirles qué es lo que hace su mamá. Pero sí, hablar de sexo siendo mamá es difícil.

—Justamente, hace poco hablaste en una charla TEDxTukuyWomen, ¿cómo fue tu experiencia?

Es una de las experiencias más bonitas y retadoras que he tenido. Cuando recién me dicen para dar la charla fue en el 2019. Estaban entre una persona más y la escogieron a ella. Me deprimí, pero ahora que lo pienso, en ese momento no hubiera sido capaz de hablar en frente de quinientas personas. De ahí fue pandemia y se hizo de forma online. Andrea, mi coach de TEDX, dijo “si vamos a tocar el tema de placer femenino, tiene que ser con gente” porque es algo bien potente. Y así fue. Me moría de miedo, porque no es solo una charla. Es como un monólogo de quince minutos donde sólo tú hablas. Pero fue una experiencia muy bonita. Aprendes un montón. Me hubiera gustado que hubieran más hombres presentes para que aprendan un poco, ¿sabes? Pero bueno, igual fue muy lindo. Muy gratificante.

Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Maquillaje: Angela Guillén para Mus.pe. Peinado: Shayda Huamaní para Sian Atelier.
Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Maquillaje: Angela Guillén para Mus.pe. Peinado: Shayda Huamaní para Sian Atelier.
/ ALESSANDRO CURRARINO

—A puertas del Día de la Mujer ¿qué le dirías a aquellas mujeres que aún tienen miedo y culpa de explorar y conocer sobre su propia sexualidad?

Que observen de donde viene esa culpa y que se separen de ella. Las mujeres piensan que la culpa es de ellas, pero es de una sociedad que nos la ha enseñado. Desligarse de esa sensación que no nos pertenece y, a raíz de eso, empezar a verlo como curiosidad. Ir de a poquitos, paso a paso. No es que de la nada vayan a leer el kamasutra, no. De repente, si para algunas personas mi perfil es muy fuerte, en internet se pueden informar, pero sobre todo, de especialistas de la salud sexual. No caer en estas páginas de foros o de personas que hablan de la experiencia. Y también, decirles que informarse de sexualidad es informarse de lo que les hace bien. Es su salud y los beneficios que trae en ella. Mientras más averiguas acerca de los beneficios, la culpa se reduce. Verás todo lo bueno que puede traer a tu vida.