Cometer errores es algo natural en los seres humanos. Nadie es perfecto y es normal que a lo largo de nuestra vida tropecemos y caigamos, pero lo que debemos aprender es a levantarnos y seguir hacia adelante.
En esos momentos oscuros de la vida creemos que nada tiene solución y no logramos ver la luz al final del túnel. Es al salir de éste cuando caemos en la cuenta de que superamos el reto y podemos aprender algunas cosas de este mal rato.
A veces es necesario que nuestra vida se rompa en varios pedacitos para tener el valor de armarla nuevamente rescatando importante lecciones como estas:
1. Eres más fuerte de lo que piensas
No importa qué tan complicada sea la situación que se te presenta, la consigna es siempre luchar para superarlo y levantarse de la caída. Pensarás que estás atorada y te sentirás frustrada pero, cuando lo dejes atrás, te darás cuenta que tenías más fuerza escondida de lo que imaginabas haciéndote sentir poderosa.
2. Ahora sabes quienes son tus amigos de verdad
Es en los momentos realmente complicados cuando te das cuenta de quienes te quieren en serio. Son aquellas personas que te brindan su mano aunque no se la pidas, que no dudan en sacrificar parte de su tiempo por estar contigo y que muestran un constante interés en cómo te está yendo en el proceso de recuperación. Ellos son los que en verdad vale la pena mantener a tu lado.
3. Aprendes a valorar lo que tienes
En la vida puedes dejar pasar muchas cosas que ves como cotidianas pero en el momento que no las tienes más es que caes en la cuenta de lo mucho que significaban para ti. Y no solo se trata de algo material, como el dinero cuando te quedas sin trabajo, sino también de aspectos más sentimentales por ejemplo si pierdes a un ser querido.
4. Tienes una nueva perspectiva de la vida
En medio de la tormenta pensarás que nada tiene sentido, que no hay salida, que vivirás inmersa en esa tristeza el resto de tus días. Sin embargo, en ese momento que el sol brilla a lo lejos, descubres que aún hay esperanzas para seguir adelante. Cuando mires para atrás, te darás cuenta que hay otras maneras de ver la vida que antes no conocías.
5. Comprendes que no puedes controlar todo
Cuando tienes un problema, estas en una búsqueda constante de soluciones y enfocas tus energías en encontrar la forma de salir de ahí. Lo que no te das cuenta es que a veces es mejor dejar que el río siga su curso y dejar de luchar contra la corriente pues en algún momento llegarás a la orilla. Controlar todo no siempre es la respuesta a los problemas.
6. Tu nivel de empatía es mayor
Nunca faltan las personas que te dicen “Yo sé lo que se siente” cuando en verdad no tienen idea por lo que estás pasando. Haber experimentado en carne propia una situación complicada te da la posibilidad de comprender mejor cuando otros vivan lo mismo y ser un apoyo real para ellos.