Verónica Linares: "Trafa generalizada"

No me sorprendió que Millet Figueroa alzara la copa de El Gran Show. Desde el primer día en la pista de baile deslumbró con sensualidad y precisión en los pasos. Para alegría de algunos y envidia de otras, la chica tiene carisma y talento. 

No negarán, queridas lectoras, que cuando la vieron el primer sábado la reacción instintiva fue: “¡Qué! ¡¿También sabe bailar?!” Y al costado su esposo o enamorado con la mirada enterrada en la pantalla del televisor. 

Pero Millet es un personaje polémico y su victoria no podía estar alejada de la controversia: Trafa, fraude, ‘armani’ fueron algunos de los calificativos que inundaron las redes sociales al escucharse de boca de Gisela Valcárcel el nombre de la ganadora. 

Se trató de una final atípica. Por primera vez en 9 años la decisión estuvo a cargo del jurado y no del público. Para ello no solo se contó con los personajes habituales que cada fin de semana evalúan a los artistas, sino que se convocó a ocho invitados especiales entre periodistas, actores y maestros de baile que formaban un “jurado VIP”
Me cuenta la producción del programa que las reglas estaban claras para los concursantes y el jurado desde el inicio de la temporada: en la final se contarían los votos VIP y los no VIP. Incluso existe un documento con la reglas del concurso y cómo se votaría en manos de la Notaria Ana Vidal y de la ONAGI, organismo del Ministerio del Interior que supervisa las actividades que reparten premios en el país. 

Tal vez el malentendido se generó porque al jurado VIP no se les explicó claramente quiénes votarían o porque Gisela destacaba en pantalla la decisión de sus invitados. Lo cierto es que una vez acabado el programa los VIP se preguntaron qué había sucedido si la mayoría de ellos votó por otra artista. No contaban con que los cuatro jurados que vieron a Millet cada sábado votaron unánimemente por ella e inclinaron la balanza a su favor. 

¿Qué motivaciones tendría El Gran Show para que gane Millet? ¿más o menos rating o portadas? A mí me parece que ella siempre será noticia, gane o pierda y su sola presencia en el programa fue la estrategia para tener atentos a todos. 

Algunos, dirán que soy una ingenua o una servil que solo defiende a su canal y los entiendo. Los peruanos estamos mal acostumbrados a que todo –o casi todo- se haga bajo la mesa, con segunda, con coima, con ‘ayudín’. Y eso porque nosotros cometemos y aceptamos la corrupción. Buscamos una manito en el municipio para sacar una licencia, queremos darle un billetito al policía para que no nos multe por pasarnos una luz roja, ponemos lunas polarizadas sin sacar permiso y en la guantera guardamos 20 soles por si acaso nos agarre un operativo. No nos gusta hacer cola y hacemos lo que sea para estar adelante sin esfuerzo.  

Mejorar la imagen del Perú que los propios peruanos tenemos es uno de los grandes retos del gobierno que acaba de empezar. ¿Cómo harán para cambiarnos el chip en el cerebro? Porque con más leyes el famosos “Pepe, el vivo” no cumplirá las normas. Buena suerte, la van a necesitar.