En el 2007, el diseñador alemán Karl Lagerfeld presentó su colección para Fendi en un inolvidable desfile en la Gran Muralla China. La maravilla del mundo se llenó de focos a los lados que iluminaron a las 88 modelos que desfilaron sobre la pasarela. Un año después, Pierre Cardin eligió la montaña de arena de Dunhuang, ubicada en China, como el escenario de su desfile de verano. En el 2020, la codiciada firma Jacquemus celebró su décimo aniversario con un desfile en los pintorescos campos de lavanda en Provenza, el sur de Francia.
En los últimos años, lugares históricos y paisajes inigualables han sido elegidos como fondos para los desfiles más icónicos de la industria de la moda. El Palacio de Versalles, la Abadía de Westminster o la Fontana Di Trevi han sido algunos de ellos. Y es que hace décadas que la moda dejó de vender únicamente ropa, para ofrecer experiencias que queden en el imaginario colectivo del público.
Con esto en mente, el diseñador peruano Sergio Dávila presentó su última colección Resort 2025 en la montaña Pallay Puchu, ubicada en el distrito de Layo en Cusco. Conocida como “la nueva montaña de siete colores”, el colorido cerro fue descubierto durante la pandemia y cada vez atrae más turistas a la zona. Ubicado a 4800 metros sobre el nivel del mar y a cuatro horas de la ciudad de Cusco, este paisaje se convirtió en la pasarela de 40 modelos que desfilaron luciendo vestidos, sacos y chompas de fibras bandera como la alpaca o la vicuña.
Un desfile en las alturas
─La montaña Pallay Puchu es una joya turística y una zona protegida por el Estado peruano, ¿cómo se dio la oportunidad de realizar un desfile allí?
El desfile ha sido hecho en colaboración con la Municipalidad de Cusco y el alcalde de Layo. El año pasado hicimos un primer desfile en Cusco, exactamente en la Plazoleta de las Nazarenas. A raíz de eso, la entidad Fashion Group International New York me seleccionó entre los mejores diseñadores de alta costura de este año. Poco después, la revista italiana L’Officiel hizo una editorial con las prendas de mi marca en la montaña Pallay Puchu y a la alcaldía de la zona le encantó, me nombraron embajador de la montaña. Incluso me dieron una medalla. Eso me tocó el corazón y hace seis meses, decidí organizar mi desfile Resort allí.
─Un escenario de lujo. ¿Cómo ha sido el proceso de poner todo en marcha?
El año pasado creé este evento que se llama Alta moda Cusco, lo inauguré con el desfile en Nazarenas. Lo llamé así porque lo hacemos en la altura. Entonces, este segundo desfile es la prolongación del primer desfile, pero llevado un poco más al sportswear, más juvenil [...]. Nosotros no hemos construido nada sobre la montaña, no hemos puesto ni una alfombra. Sentamos a los invitados en troncos con pieles de de oveja encima. Incluso, las personas escuchaban la música del desfile con audífonos para no malograr la paz del área, ¿no? La música del desfile fue creada en un estudio de grabación de Cusco con músicos cusqueños. [...]. Las modelos también fueron elegidas en Cusco. Allá ya existe una agencia de modelos dirigida por Paola Silva. Hicimos un casting con la Municipalidad de Cusco en dos fechas, vimos más de 240 chicos y elegimos a 40 chicos de Cusco y Arequipa, la mayoría nuevos rostros.
─El desfile ha contado con 120 invitados y ha tenido un costo mayor a 150 mil dólares. Hoy, los desfiles han dejado de ser simples vitrinas para convertirse en experiencias, ¿qué tan importante es el performance hoy en la moda?
En mi caso, me inspiré por ejemplo en Fendi cuando hizo su desfile en la Muralla China hace muchos años. De ahí viene un poco la idea. Esto no es algo de ahora, es algo que se hace más de 15 años en la industria. En el caso de la montaña fue distinto al resto porque es una montaña a 4800 metros, un símbolo para muchos cusqueños [...]. Creo que lo que tienes que hacer hoy es diferenciarte del resto. Esa es la clave. Este desfile se hizo en una montaña emblemática y creo que pudo narrar muy bien lo que quería transmitir con la colección.
─¿Qué se buscaba transmitir? ¿cuál es la inspiración detrás de la nueva colección Resort 2025?
La colección está inspirada en cómo sería una escuela andina en el futuro, una preparatoria de los Andes. Me refiero a los chicos que terminan la secundaria y van a estudiar en las universidades. En el imaginario de Sergio Davila estudiarían, por ejemplo, los astros, los instrumentos típicos de los Andes como el quipu, tendrían conocimiento en construcción y tejido. Una escuela completa. Entonces, en la colección las chicas llevan corbatas tejidas, los chicos saco de príncipe de gales o lomo de corvina. Todo hecho con fibras muy nobles como la vicuña, baby alpaca o alpaca.
“El fuerte del Perú es el tejido de punto”.
Sergio Dávila
─¿Cómo se plasmó esta inspiración en las prendas? Qué se vio sobre pasarela?
El desfile tuvo más de 180 prendas, fueron 40 outfits. Todo en un estilo layering que significa “en capas”. Se han preparado las medias con Lancaster que es una marca que tiene 70 años haciendo medias. Se han hecho los hilos con Itessa que para mí la fábrica más importante del Perú, hacen hilos que son muy especializados [...]. Trabajo con cinco equipos de bordadoras, tejedoras, sastres, costureras...la marca tiene 21 años y a través de los años he tratado de juntar a la mejor gente que he podido encontrar en el camino.
Sergio Dávila presentó 40 tenidas en su mayoría monocromáticas en tonos neutros como el blanco, negro o beige; con algunos acentos recurrentes en el escenario andino como el fucsia, celeste o verde. Entre las tenidas destacaron las maxi chompas de punto, los vestidos tejidos y la sastrería. Un look en rosa pálido sobresalió en la pasarela, creado en capas con una camisa, chaleco y poncho del mismo tono, combinado con un pantalón sastre, botas y sombrero. La maestría del estilismo estuvo a cargo del creativo argentino Pablo Patane.
Sobre la industria de la moda en el Perú
“Mi sueño es convertir a Cusco en una capital de la moda”.
Sergio Dávila
─La moda peruana se está abriendo camino. ¿Cuál crees que es la clave para potenciar ese desarrollo?
Para mí el fuerte del Perú es el tejido de punto. Así como en Francia es la seda o en Inglaterra el sastre, en el Perú es el tejido de punto porque es milenario. Entonces eso es lo que he venido trabajando estos años. Las personas siempre me preguntan “Sergio la gastronomía ya está, ¿qué sigue?” Sigue la moda. Porque así fue en París; primero se hizo famosa la gastronomía y 20 años después llegó la moda, ¿no? Creo que lo mismo va a pasar con la moda peruana.
─¿Y cómo se logra eso? Muchas marcas utilizan el tema Perú como inspiración recurrente en sus colecciones, ¿ese es el camino?
Mira, la primera prenda que crea Sergio Dávila es un chaleco inspirado en los pescadores de la costa peruana, un chaleco tejido a mano hace 21 años. Yo no elegí el tejido peruano, el tejido me eligió a mí. Empecé en Estados Unidos en el año 2002 y lo que más me compraban era el tejido peruano, entonces decidí seguir con eso. La diferencia de Sergio Dávila con el resto de marcas es que convierte el tejido de punto en “sportswear”, ropa de la pasarela a la calle. Entonces eso es lo que marca la diferencia. Nosotros no usamos la iconografía del Perú, nosotros lo que hacemos observar a la mujer andina. Me encanta su silueta, la cintura chiquita, los mocasines y calentadores que usa...pero no creamos la misma pieza, ¿no? Es una interpretación de la cultura.
─El diseño es la clave...¿Qué sigue para Sergio Dávila?
Después de 14 años en Manhattan (Nueva York), he elegido a Cusco como mi tienda bandera. Porque creo que hoy es de Cusco para el mundo. Sí, he invertido 14 años en mi vida en tener tiendas en Manhattan, ahora tengo una en París. Hoy mi sueño es convertir a Cusco en una capital de la moda [...]. La gente ya se dio cuenta que acá (en el Perú) está el origen del tejido. Este es el origen del tejido, no en París ni en Inglaterra o Milán, es en Perú. Entonces, hay que estudiarlo, ¿no? Y hay que cuidarlo.