Decreto real: Los declaro amigovio y amigovia
Decreto real: Los declaro amigovio y amigovia
Redacción EC

Laura Zaferson

Son tiempos difíciles para los nazis del uso apropiado de la lengua española. A las jergas, palabras recortadas, emoticones y demás artilugios lingüísticos que todos usamos para comunicarnos de manera rápida y exitosa en este loco mundo globalizado y digital, se suman los términos que nos inventamos con total arbitrariedad. Amigas, no es de Dios la golpiza que les estamos propinando a nuestro idioma

Yo misma, que me considero una amante empedernida del español –el idioma, digo– caigo muchas veces en eso de proponer «ir a relojear» o «a peinar la zona» en lugar de salir a pasear. También escribo textos como «amigui tengo una fiesti, te provo?» en vez de hacerlo como la adulta profesional madura y centrada que se supone que soy.

A pesar de estas faltas (y ni hablar del abuso de emojis en WhatsApp), sepan que me apena lo que está sucediendo con el castellano. A veces, cuando estoy echada en mi cama y el techo ha dejado de ser interesante, el Netflix parece decirme: «basta, apágame un rato», pienso en algunas teorías conspirativas relacionadas con nuestro idioma. Imagino un grupo terrorista que trabaja día y noche filtrando palabras inventadas, una pandilla que no descansa hasta que la RAE publica una nueva edición donde las hace válidas. Si eso es verdad, hace unos días que ese grupo de bromistas celebra la introducción de terminologías insufribles como papichulo y amigovio. De papichulo me ocuparé en mi blog #SexyBloguera. Amigovio es el asunto aquí.

La flamante palabreja resulta de la fusión de amigo y novio, algo así como Brangelina, pero sin la guapura de Brad Pitt, sin la carnosidad labial de Angelina Jolie, y definitivamente sin el abanico de hijitos de todos los colores. ¿Y en qué contexto usaríamos esta palabra?

Yo les explico: ¿viste cuando te encuentras con alguien de manera recurrente y practicas todo lo que vendría a ser el acto sexual y no se te ocurre llamar o buscar a esta persona para otra cosa que no sea únicamente eso mismo y a pesar del pragmatismo y desapego que esto implica, ninguna de las partes se resiente? ¿Viste que este tipo de relación puede durar incluso años? Primicia: tienes un amigovio.

Es decir, luego de décadas de hombres y mujeres teniendo relaciones sexuales un poco por encima de casuales y otro poco por debajo de formales, luego de tantos y tantos momentos incómodos donde te tocaba explicar que estabas en una «relación complicada », luego de recibir más de un revoleo de ojos y otras tantas murmuraciones, ha llegado el momento en el que lo que haces con tu vida y que no le tiene por qué importar a nadie, ya tiene nombre propio. ¿Tú tienes un amigovio? Cuéntalo y exagera a .

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