El noticiero acababa de empezar. A la izquierda de la mesa de conducción siempre pongo mi laptop para ver los portales de diarios, radios y canales de la competencia. Por supuesto también abro mis redes sociales. Confieso que vivo pegada a Twitter. Es así como vi a una conocida modelo colgar unas fotografías suyas con un texto provocador. Siempre le manda indirectas a alguien: «Yo me río. Si te pica, ráscate». Me sorprendió que estuviera despierta a esas horas de la madrugada.
Como una travesura se me ocurrió preguntarle: «¿Acabas de llegar a tu casa, tienes insomnio o trabajas en un matinal?». Bromeamos un rato. Me mandó besos y bendiciones, fue muy cariñosa. El intercambio duró un par de minutos pero bastó para desatar todo tipo de comentarios a pesar de ser tan temprano. Nuestro saludo fue leído por sus seguidores y los míos.
Por un lado estaban los mañosos que nos alucinaban en escenas triple X, los «buena onda» que nos deseaban vibras positivas y las indignadas, a las que yo supuestamente había decepcionado por dirigirle la palabra a una ‘roba maridos’. «Tú no eres así», decían, y me exigían aclarar la situación. Todo ocurría a las 5 y 15 de la madrugada, así de activo es el Twitter: es posible meterse en líos solo por decir «hola» a un personaje controversial. Por eso me divierte tanto, sin embargo a veces no son suficientes 140 caracteres para expresar lo que piensas. En esos casos, es mejor no decir nada.
Es cierto que mi tuitera amiga ha sido protagonista de escándalos a causa de una relación secreta con un hombre que tenía familia con otra chica. De hecho el susodicho en mención, nunca validó lo que hubo entre ellos, que a decir de la modelo, duró años. Saben la historia, ¿no? Incluso una vez salí en la portada de un diario y recibí amenazas de muerte por Internet por pedirle que se ponga los pantalones.
Me dio tanta rabia ver a dos mujeres lanzándose adjetivos y frases desafortunadas en sus cuentas del Twitter y Facebook. No se hablaban directamente pero era obvio que se estaban peleando. El jovenzuelo, bien gracias, calladito. Seguramente recibiendo palmoteos en la espalda, acompañados de: «Bien jugado, campeón»
Parece que en un asunto de tres solo hay uno que sale bien librado. ¿Qué palabras se usan más en un caso de infidelidad: ‘cachuda’, ‘roba maridos’ o ‘adúltero’? ¿Quiénes reciben la peor parte?
Por si acaso estoy en contra de la infidelidad. Si quieres ir por ahí probando diferentes platos, porque el menú diario te aburre, no lo condeno, pero no mientas. Asume tu condición de soltero/a permanente. Eso de ‘roba maridos’, no tiene sentido porque los maridos no son objetos que están guardados en una caja fuerte. Son seres humanos que DE-CI-DEN y nosotras también.
Tip dominguero: si tu marido es infiel, anda a una tienda y compra bastante papel de regalo. Envuélvelo con cariño, ponle un lazo hermoso, despídete de él y mándalo por delivery. Te aseguro que a la siguiente le hará lo mismo. Y no olvides ponerle su tarjetita de presentación: Pepito Pérez, cobarde infiel.
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