Las consecuencias de la carta abierta del vecino de SJM

Hace un mes y medio, un vecino de San Juan de Miraflores nos envió una dramática carta abierta donde da cuenta de la proliferación de cantinas a la altura de la cuadra 6 de Salvador Allende. Lo que él nos relata ahora es lo que ha ocurrido luego de publicada la carta y la forma en que la situación no ha cambiado pese a que las autoridades han tratado de persuadir a los dueños de los bares que no cuentan con autorización para funcionar.

► Lee primero: Dramática carta abierta de un vecino de San Juan de Miraflores

Este es su testimonio.

Luego de la publicación de mi carta en la página web del diario El Comercio han ocurrido las siguientes hechos que me gustaría compartir con ustedes.

Se logró una reunión con el alcalde del distrito el Sr. Adolfo Ocampo. Se expuso la problemática de la Mz. 5A de San Francisco de la Cruz con la Mz. 5 de 28 de Mayo en Pamplona Alta, SJM. Escucharon los problemas que tenemos tanto con bares ilegales como con depósitos de cachina o de recicladores, también ilegales. Se entregaron fotos y todos los reportajes y cartas publicadas por la prensa y debo reconocer que a los pocos días vino fiscalización, no vinieron el domingo que es el día que más bulla hacen sino vinieron un martes por la mañana. Evidentemente no estaban las cantinas llenas como de costumbre pero al fin y al cabo vinieron.

Quitaron algunas construcciones ilegales que se habían hecho en la vía pública y solo dejaron advertencias. Esto fue tomado por nosotros los vecinos como un triunfo: el triunfo de la ley por sobre la ilegalidad, por sobre el desorden, por sobre el irrespeto a la tranquilidad del vecino. Pero sobre todo, un triunfo sobre  el irrespeto a la ley. Como estamos en el Perú, la cosa no quedó ahí.

Al día siguiente, tan solo 24 horas después de la clausura temporal, ya estaban nuevamente como si nada: vendiendo licor en la calle, orinando donde les da la gana, subiendo su música a todo volumen, haciendo peleas de gallos –así es, en plena calle– y rompiendo botellas en la pista (sí allí donde los pequeños juegan fútbol, allí estas personas orinan y rompen vidrios). En fin, volvió el caos, como si fiscalización de la municipalidad nunca hubiese ido, así fue.

Volvió fiscalización a los días, nuevamente un miércoles a las 11 de la mañana a pedirles que por favor cumplan la ley. Así es, señores, a pedirles a personas que no cumplen con la ley, que por favor la cumplan, y evidentemente al irse estas personas, volvemos a la realidad, como si nunca hubiese pasado nada.

Esto me lleva a reflexionar, y sé que a ustedes también, a preguntarnos dónde queda la autoridad. ¿Dónde está la mano firme que no es capaz de clausurar un negocio informal? ¿ ¿Dónde está la mano firme que no es capaz de clausurar definitivamente locales que no tienen ninguna autorización, que se burlan no sólo de los vecinos, sino de todos nosotros? ¿Y así queremos avanzar? ¿Así queremos un futuro mejor? Si ni siquiera en nuestra propia casa tenemos paz, ¿qué es lo correcto?, me pregunto: ¿salir y romper esos locales y exponer a nuestras familias y a nosotros mismos a la represalias de personas de mal vivir? ¿O estamos condenados a simplemente breves momentos de paz, a luchar durante meses para lograr tan sólo 24 horas de paz? En manos de las autoridades queda responder esta humilde pregunta.

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