Brunella era una de esas perritas sin hogar que hoy tiene la familia ideal gracias al conocido refrán “el que la sigue, la consigue”.
Y es que hace poco más de dos años, Jessica Hernández y su gemela Jackelin iniciaron una especie de campaña en casa para convencer a su mamá de adoptar un perro.
“Literalmente, mi hermana y yo nos pasamos semanas repitiendo ‘Mamá, queremos un perro’, ‘Mamá, queremos un perro’, ‘Mamá, queremos un perro’. Como vivimos en un departamento, ella no estaba de acuerdo. Nos respondía ‘que no’, ‘que va a dejar todo sucio’, ‘que quién va a limpiar’... No había forma”, cuenta Jessica.
Ya antes habían tenido perro, se llamaba Pichilín. Lo encontraron en la calle, solo, sucio, hambriento y decidieron adoptarlo. Pero esto pasó hace años, cuando vivían en Oxapampa, rodeadas de campo y mucho más espacio que en el Centro de Lima, a donde se mudaron hace uno años y viven actualmente.
Un día, conversando en la cama con su mamá, Jessica y Jackelin insistieron una vez más y sin esperarlo, de pronto escucharon un ‘Yaaa, está bien, tengamos un perro’.
“Ahí mismo saqué mi celular. Me puse a buscar sitios en Internet para adoptar perros y salió WUF. Vimos un montón de fotos de perritos, leímos cada descripción, edad, nivel de actividad, tamaño de pelo, etc. Como nuestro depa es chico, mi mamá dijo ‘Que sea tranquilo, pequeño y que no bote pelo’ y fue así que nos decidimos por Brunella”, recuerda Jessica.
Antes de llegar a esta familia, esta perrita no la tuvo nada fácil. De cachorra fue abandonada en la calle junto con su hermana. Alguien las encontró en una caja, plagadas de pulgas y muy deshidratadas. Ambas terminaron en un albergue.
Tiempo después Brunella y su hermana Alondra fueron adoptadas, pero Brunella fue devuelta dos veces al albergue. La tercera fue la vencida.
“¿Qué habrá pasado con Brunella? Ni idea, tal vez por ser una perrita nerviosa. Solo sé que el haber pasado por lo que pasó hace que la quiera aún más y que le tenga más paciencia. Tal vez la devolvieron porque ella era para mi”, dice Jessica.
Por esta familia siempre han pasado perros regalados o acogidos, perros que necesiten cuidado, alimentación y amor. Eso vieron estas mujeres en Brunella, y ella ha sabido devolver todo ese cariño. Al punto que hoy Aurora Ramírez, la mamá de Jessica y Jackelin, la engríe como buena abuela que es; le compra sus premios, cumple con el horario de sus medicinas cuando se enferma y hasta deja que duerma en su cama.
“Elegimos adoptar porque en los albergues hay un montón de perritos que necesitan un hogar y nunca nos ha importado la raza. Más bien me siento orgullosa de decir que mi perro es criollo o mestizo, son los mas agradecidos”, asegura Jessica.
Agrega que en su trabajo, cuando les contaba la historia de la adopción de Brunella a sus amigos, siempre preguntaban ‘¿Y de qué raza es?’ Ella siempre respondió que la raza es lo de menos.
“¿Acaso los animales se fijan en qué carro tenemos o de qué tamaño es nuestra casa? No, ellos solo buscan cuidado y cariño, y están agradecidos con lo que buenamente les podemos dar”, agrega.
¿Qué es WUF?
WUF es una asociación sin fines de lucro dedicada a la promoción de la adopción, el trabajo de concientización sobre la realidad de los perros en estado de abandono y la ejecución de proyectos que contribuyan a la construcción de un mundo mejor para todos los perros.
Para más información, visita www.wuf.pe