Por Andrea Carrión / WUF
Por lo general, las personas que buscan llevar un perro nuevo a casa tienen como requisito que sea cachorro y de alguna raza en particular. Para suerte de Machín, Diana Ochoa y Oscar Castro rompieron por completo ese molde.
A mediados de este año, esta joven pareja de colombianos comenzó a tantear la posibilidad de crecer la familia empezando con un perro. Óscar se había mudado a Lima hacía unos meses por motivos de trabajo y Diana aún estaba viviendo en España.
Un día, leyendo las noticias en El Comercio, Óscar vio su página de WUF y le preguntó a su esposa ‘¿Qué te parece si adoptamos un perrito?’ A ella le encantó la idea, así que a distancia empezaron a revisar el portal de WUF en Internet.
“Desde el principio Machín nos pareció muy bonito y nos gustó que ya tuviera 3 o 4 años de edad porque la gente siempre piensa en un cachorrito y nosotros queríamos darle la oportunidad a un perro adulto, que no los adoptan tan seguido”, comenta Óscar.
Una vez que Diana llegó a Lima para quedarse, se hicieron las gestiones con WUF y, finalmente, se reunieron con Machín en un parque de Miraflores.
“Ese día él estaba tan triste, con la colita metida entre sus patas, y dijimos ‘Pues éste es! Hay que darle un hogar feliz’. No nos incomodó que estuviera tan retraído ni miedoso porque nos pareció obvio que estando en un ambiente diferente y con gente nueva, se sintiera abrumado. De hecho nos dio más ganas de adoptarlo y verlo contento”, comenta Óscar.
Antes de llegar a este hogar, Machín pasó más de un año esperando por una familia en el albergue de la asociación Voz Animal Perú. Él había sido encontrado deambulando por Larcomar en un preocupante estando de desnutrición. Poco a poco se fue recuperando, tanto que Óscar y Diana tuvieron que ponerlo a dieta porque estaba subido de peso.
“Y por eso le decimos Gordo”, cuenta Diana entre risas. “Ha sido un lindo proceso verlo cambiar su posición corporal, ver cómo pasó de tener la cola metida entre las patas a batirla todo el tiempo. Ahora salta, corre, juega... en un mes y una semana el cambio ha sido notorio”, agrega.
También ha cambiado su ritmo de vida pues los obliga a salir de casa temprano, a ser más activos y más sociables también. Antes de Machín no conocían a nadie en su edificio y ahora saben que en el piso 12 está el Dálmata, que en el primero está el Labrador y lo mismo en el parque, han ampliado su círculo de amigos.
Diana y Óscar cuentan que así como en el Perú, el adoptar mascotas de albergue en Colombia está comenzando a tomar fuerza.
“En Colombia es como aquí, hay muchas fundaciones que están impulsando la adopción de mascotas y tengo compañeros de trabajo que han adoptado perros de albergue. Veo que recién está entrando esa consciencia de hacer algo bueno por un animal. Ellos son muy agradecidos y eso lo llena a uno de felicidad”, comenta Óscar.
“Además, adoptar es una manera de evitar el maltrato animal. En la calle la vida es muy dura y hay gente mala, entonces adoptar es una acción directa para protegerlos y evitar más maltrato”, añade Diana.
Si estás interesado en adoptar un perro de albergue, visita wuf.pe/adopta y encontrarás muchas opciones.